Juegos Olímpicos
Los medallistas de oro y bronce de EE.UU. Tommie Smith (centro) y John Carlos (derecha) levantan el puño como gesto contra el racismo en el podio olímpico, el 16 de octubre de 1968. Bettmann Archive - Bettmann

Tommie Smith llegó al auditorio del Museo de la Inmigración y el público se puso de pie como un solo hombre para ovacionar, como una estrella en el Festival de Cine de Cannes, al héroe rebelde de Ciudad de México 1968.

Un hombre amante de la libertad

Ese año, los primeros Juegos Olímpicos que se celebraban en un país en desarrollo estuvieron fuertemente influenciados por la política. Inaugurados bajo la protección de los militares tras la masacre de Tlatelolco, en la que estudiantes fueron asesinados por la policía y el ejército mexicano, los Juegos Olímpicos fueron el escenario de un gesto de protesta política que marcó la historia del deporte.

El campeón olímpico y ex plusmarquista mundial de los 200 metros volvió en París a recordar su historia: la de un hombre amante de la libertad, que desafió a la América segregacionista un día de octubre de 1968.

Este gesto (el puño enguantado de negro) fue idea suya. Un gesto silencioso, sin comentarios. «Nadie me había pedido nada. En ese momento los periodistas pensaban que los atletas no eran lo suficientemente inteligentes como para pensar por sí mismos. Pero yo fui a la universidad para obtener una educación y dejar atrás los campos de algodón y las plantaciones que había conocido de niño», explica.

Como estudiante de maestría en sociología y luego profesor, Tommie Smith siempre quiso hacer entender a sus alumnos que había varias formas de ver las cosas y no solo una. «Primero fui a Ciudad de México para ser campeón olímpico, no para manifestarme políticamente. Pero cuando me preguntaron qué podía hacer para luchar contra el racismo, se me ocurrió la idea del puño en alto», cuenta.

En el podio de México, otro estadounidense extiende el puño, el izquierdo, es John Carlos. La idea de este gesto ya legendario germinó muy rápidamente entre el final de la carrera y el protocolo del podio para los dos hombres. «Esos eran mis guantes. Le había pedido a mi esposa que los preparara sin saber qué iba a hacer con ellos. Hay una dimensión eterna en este gesto»», dice Tommie Smith. Fue luego apoyado por atletas blancos.

En la mañana del 16 de octubre de 1968,​ el atleta estadounidense Tommie Smith ganó la carrera de los 200 metros, con el australiano Peter Norman en segundo lugar y el también estadounidense John Carlos en tercera plaza. Foto: EPU/ AFP/ Archives

«No esperaba una sanción así»

Este gesto simbólico es interpretado como una señal de apoyo al movimiento político afroamericano de los Black Panthers y el Black Power (poder negro en Estados Unidos). «Nunca participé en el movimiento de los Panthers, pero mis compromisos iban contra toda discriminación en el mundo», precisa Smith. El año 1968 estuvo marcado por el asesinato del pastor Martin Luther King mientras la guerra de Vietnam estaba en su apogeo.

Avery Brundage, entonces presidente del Comité Olímpico Internacional, consideró escandaloso ese gesto y pidió a los funcionarios estadounidenses que excluyeran a Smith y a Carlos.

«No esperaba una sanción así, se convirtió en un sacrificio para mí. Regresé a Estados Unidos con mi medalla de oro y no podía luchar contra el COI y el gobierno estadounidense. Hasta el día de hoy lucho contra el racismo», expresa Tommie Smith.

Después de una hora de entrevista, el público parisino se puso de pie para aplaudir por última vez al hombre apodado Tommie jet. «Si tuviera un solo mensaje, sería: ‘tiene un cerebro, así que úselo», concluye.

Por Farid Achache


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