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La española liberada por Maduro que espera poder quedarse en Venezuela

Andrea González estuvo presa durante dos años y cuatro meses 

Por EFE
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La joven canaria Andrea González, liberada en Nochebuena por el gobierno de Nicolás Maduro tras dos años y cuatro meses y con el juicio paralizado, espera viajar cuanto antes a España para ver a su familia y poder regresar después a Venezuela para seguir su vocación de trabajar por los niños con una organización no gubernamental (ONG).

«Yo tengo que viajar a España para ver a mi familia, lo que no me gustaría es que me dejen sin la opción de volver a Venezuela», dijo González, una de las galardonadas este año con el premio Sájarov del Parlamento Europeo, mientras esperaba a entrar al tribunal que debe decidir las condiciones en que queda en libertad.

«Yo, de verdad, quiero trabajar en una ONG, esa es mi intención siempre en la cabeza, tener mi ONG para trabajar con los niños, y aquí hace falta. Esa es mi vocación, siempre ha sido esa, y es lo que quiero hacer, porque sé que, más con los medios que tenemos ahora, hay posibilidad de ayudar», declaró la hispano-venezolana de 31 años.

González fue detenida y encarcelada en la sede caraqueña del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) de El Helicoide el 17 de agosto de 2015, después de ser acusada por el asesino confeso de una amiga de la joven canaria de estar implicada en un plan para matar a la hija del dirigente chavista Diosdado Cabello.

González fue detenida junto su novio, Dany Abreu, y otras dos personas, Betty Grossi y Ángel Zerpa.

Las pruebas en su contra son un documento de Google Maps en el que aparece la vivienda de Cabello y las acusaciones del asesino de su amiga, que ha sido señalado como un infiltrado del gobierno en las protestas de 2014, en las que González participó y donde conoció a quien la llevaría a la cárcel con su declaración.

González dijo hoy que está abrumada y que no ha hecho «más que llorar» desde que fuera liberada en presencia de familiares, abogados, amigos, antiguos compañeros de reclusión que ya estaban fuera y familiares de presos que siguen detenidos.

«En realidad no he querido ni salir de la casa. Es difícil», agrega, y cuenta cómo decidió pasar sola las horas de Nochebuena que le quedaban y el día de Navidad.

«Fue una cuestión de elección. Yo tengo dos años y cuatro meses que no tuve un minuto sola, ni un minuto, entonces tenía ganas de estar conmigo misma, de calibrarme emocionalmente».

González espera saber del Tribunal que lleva su causa si su liberación supone alguna restricción de movimientos o la obligación de presentarse periódicamente ante la Justicia, como ha ocurrido con otros liberados.

Según relató, el documento que le hicieron firmar al sacarla de El Helicoide «decía libertad plena», pero está esperando «instrucciones del Tribunal» o «incluso de la asamblea nacional constituyente» sobre las posibles condiciones de su libertad.

Algunos presos liberados en el pasado por el chavismo con doble nacionalidad como es el caso de González y Abreu -de ciudadanía portuguesa- fueron obligados a marcharse a su otro país sin la posibilidad de regresar a la nación caribeña, algo que ella espera que no ocurra para poder montar su ONG en Venezuela.

A las puertas del Tribunal, González pidió a los presos que quedan entre rejas «que aguanten un poquito» y manifestó su esperanza de que «las libertades de ellos se formalicen pronto».

«La libertad de nosotros viene como a medias, porque dejamos esos afectos allá adentro, dejamos amigos que a lo largo del tiempo han sido como hermanos, son personas con las que nos hemos ayudado, y dejarlos allí atrás es muy difícil. Esperamos que haya un poquito de clemencia y un poquito de humanidad y estén en la calle pronto», concluyó.

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