Papel Literario

Una fecha necesaria

por Avatar Papel Literario

“No hacemos ruido, el ruido viene de algunos espacios que ocupa la política, porque sí, el 8 de marzo es un día de ideologías y de políticas, tiene que serlo”

Por GEIDY QUERALES

El 8 de marzo es una fecha necesaria. Cada 8 de marzo, tenemos la obligación de recordar(nos) que debemos alzar la voz y gritar desde las entrañas para que todos escuchemos qué sentimos y pensamos las mujeres. La licencia de alzar la voz o de gritar en esta fecha señalada no nos hace vocingleras. No hacemos ruido, el ruido viene de algunos espacios que ocupa la política, porque sí, el 8 de marzo es un día de ideologías y de políticas, tiene que serlo. Pero todos sabemos que esos espacios de la política no son los que habitamos la gran mayoría de las mujeres y que estar en la primera fila en la marcha del 8M, con su fotico y su titular, es noticia que pasa y siempre será periódico de ayer.

En la realidad de las mujeres los espacios para marchar suelen ser otros: menos públicos y sin vocinglería; no se prestan a muchos titulares, ni siquiera los que aparecen el mismísimo 8 de marzo, efeméride mediática —pero aún más necesaria y, por eso, insistimos—. La realidad de las mujeres, sin duda, es la vida misma, la de todos, y ocupa todos los espacios: es la cotidianidad a la que nos acostumbramos y que normalizamos, aunque, algunas veces, nos choque y sepamos que no está bien.

La realidad de las mujeres es silenciosa y tiene mucho de la pena negra lorquiana, definida en los últimos versos del “Romance de la pena negra” y que comparto: “¡Oh, pena limpia de los gitanos! / pena limpia y siempre sola. /¡Oh, pena de cauce oculto / y madrugada sonora!”. Lamentablemente, es una realidad que grita cuando hay incendios en fábricas, como ese que abrasó a las mujeres que cada 8 de marzo recordamos, o cuando el golpe y la violación desgarran cuerpo y dignidad. No podría ser de otra manera, una de las funciones del grito es salvar vidas.

Pero el grito también es alarma y prevención: un llamado a todo pulmón a la empatía y al sentido común. Ese es el propósito de nuestra voz cada 8 de marzo, que mujeres y hombres no olvidemos que somos iguales. Lo somos. Nuestra vocación primera es ser personas dignas y libres. Para trascender en nuestra vocación y vivir en una sociedad justa y equitativa, los derechos de las mujeres deben ser respetados. Es un reclamo obvio, vital —y qué agotador es reclamar lo que debe ser por derecho—.

El grito, además, es la certeza de que las mujeres tenemos voz, que es el espacio de la palabra sentida, pensada. Nosotras tenemos voz, no callamos y, si queremos, gritamos.