Papel Literario

Un Rector que apostó por la juventud

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Por PEDRO LUIS CONTRERAS TIRADO

El contexto venezolano en los últimos años ha sido uno de los más difíciles de toda nuestra historia; bastaría con describir los acontecimientos políticos que han colocado el nombre de nuestro país en las primeras planas del mundo, y con ello tenemos el mejor diagnóstico de que un titular sobre Venezuela está lejos de traer buenas noticias. Específicamente, la sociedad venezolana parece desesperanzada ante tal situación, y ello ha obligado a muchos a abandonar nuestro país al comprobar que en Venezuela existe una grave crisis humanitaria, económica y violación sistemática de derechos humanos. En definitiva, un país sumido en una enorme crisis sin aparente solución.

Aunque pareciera que todo está perdido, nuestra Universidad Católica Andrés Bello es la apuesta que la Compañía de Jesús da por el país; una universidad donde el diálogo, la investigación, el debate de las ideas, y, sobre todo, la formación integral de jóvenes que han dado y siguen dando la lucha por la reconstrucción del país es sin duda alguna, la gran buena noticia de Venezuela; el reportaje que debería aparecer como titular en los medios de comunicación.

Como todo buen barco, que como hemos mencionado supra es nuestra UCAB, necesita de un capitán que lo dirija y lo lleve a buen puerto. Por ello, en 2010, la Compañía de Jesús seleccionó a un importante sacerdote, quien provenía de dirigir el Centro Gumilla, para suceder a un grande como lo fue el padre Luis Ugalde s.j. El padre Francisco José Virtuoso s.j. fue la propuesta del Provincial Arturo Peraza, sj, (hoy nuestro nuevo rector) ante el Consejo Fundacional y fue aprobado su nombramiento para el período 2010-2014.

Con la idea de contextualizar mi entrada y conocimiento del padre Virtuoso, me traslado a mi último año de bachillerato, que específicamente había sido en el año escolar 2010 – 2011; recorrí con mucha emoción las principales universidades de Caracas, y desde el momento en que entré a el campus ucabista de Montalbán, supe que ese era mi lugar, y sin más titubeos, me preinscribí en la Facultad de Derecho, acompañado de mi abuelo, quien siempre me apoyó en estas grandes decisiones.

Nunca olvidaré como quedé admitido, en aquel año 2011; la Secretaría General de la UCAB me envió un correo electrónico para indicarme que había quedado en la lista de admitidos en la Facultad de Derecho, y además un enlace que redireccionaba a un video grabado por el rector; esa fue la primera vez que pude escuchar al padre Virtuoso. Aunque ya han pasado algunos años, no olvido aquellas palabras inspiradoras para un joven que aspiraba empezar su carrera universitaria; la sencillez, pero la templanza de sus palabras, me hicieron aseverar aún más que estaba en el lugar correcto, una universidad preocupada por el país, y que precisamente se ocupaba de él, en la formación integral de jóvenes, con cercanía, e inspirada en los valores de San Ignacio, el cierre de ese mensaje fue “En todo amar y servir”.

Para aquel Pedro Contreras, con apenas tres semanas de haber comenzado las clases en la UCAB, se le presentaba un nuevo reto, cumplir con una asignación de una materia, que nos instaba a conocer todas las áreas y dimensiones de la universidad; precisamente, la misma intriga por familiarizarme con todas las dependencias de nuestro campus, me llevó a preguntarme: ¿será posible ir al rectorado, entrevistar al rector y poder realizarle una entrevista? A simple vista lucía un reto complicado, pero recordé el video cercano del padre Virtuoso al ser admitido, y me aventuré a buscar esa entrevista sin previa cita.

En efecto, sin temor alguno, y confiando en la cercanía cuasi familiar que nos brindaba de esta casa de estudios que es la UCAB, fui recibido por su secretaria, y pude encontrarme con él, quien, saliendo de su oficina, me comentó con una gran sonrisa: “Estoy en una reunión con algunos benefactores de la universidad, pero espérame unos minutos y te atiendo”, y así fue cómo, sin mucho protocolo, el padre Virtuoso recibió a este estudiante de primer año, para que le realizara unas pequeñas preguntas, e incluso fotografiara aquel icónico momento. De paso sea dicho, ¡mi trabajo fue calificado con la máxima nota! Ese fue el padre Virtuoso, un hombre siempre comprometido con su rebaño, como buen pastor de la Compañía de Jesús.

Fue un hombre que creó lazos con los jóvenes venezolanos. Tuvo una visión sobre nosotros, ese grupo de estudiantes de 2014, de una gran protección y guía, y como buen padre de familia, estaba dispuesto a subir el tono cuando nuestra impetuosidad arriesgaba el nombre de la universidad, e incluso nuestra integridad física. Es que, sin duda, para una generación de estudiantes en los años 2014 y 2015, núcleo duro y fundamental de una de las tantas oleadas de protestas, nos convencimos de que éramos necesarios para empujar un cambio político en nuestro país y en nuestra sociedad. No era solo por impetuosidad, la formación que habíamos recibido en nuestras aulas de clase, estaban inspiradas en el Estado de derecho, la salvaguarda de nuestra Constitución, y en el servicio con el otro; nuestra lucha estudiantil de ese año tenía el lema “excelencia y compromiso”, realmente ese espíritu libertario había nacido en la UCAB, por las clases dictadas, y por el acompañamiento de nuestro rector.

La partida física del rector Virtuoso dejó grandes heridas en los corazones de aquellos estudiantes, que hoy somos egresados, esa cosecha que sembró, cuidó y formó durante todos esos años, convencido de que seríamos ese futuro que tanto anhelaba para nuestro país. Hoy en día, desde la posición como representante de los egresados en el consejo universitario de la UCAB, busco la inspiración en él para transmitirla a todos nuestros egresados, que hacen vida en la UCAB, en nuestro país e incluso más allá de nuestras fronteras. Estoy convencido de que la mejor demostración de afecto, cercanía y respeto por todo lo que el padre Virtuoso nos dio es seguir luchando desde cualquier espacio donde hagamos vida, con el sello ucabista que nos caracteriza, con los valores de San Ignacio, pero, sobre todo, con el modelo a seguir que nos transmitió siempre.

No hay mejor homenaje que demostrarle que su cosecha académica, social y política floreció, y sus egresados a lo largo de estos años donde él se desempeñó como el capitán del barco son los principales promotores del cambio, y ejemplo para las venideras generaciones de jóvenes, que apuestan al cambio en Venezuela.