Por TEÓFILO TORTOLERO
En Las drogas silvestres
Poema 6
Tu frente lleva pensamientos
y drogas silvestres
Es una cresta y una cúpula
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Poema 7
Hojas secas iban camino del sur
Era simple mirarlas
El vals oro estaba en mi cabeza
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En Demencia precoz
Hoy es Diluvio. Ya están con nosotros los pájaros gritando
clavando sus picos en el Arca.
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En El día perdurable
La ventana
La ventana nos ciega
se cierra convulsa en el martirio de la lluvia
sus cortinas bostezan bajo el fuego del cuarto
hay madres de ángeles
tapices
o simples furias y olores de remedios.
Pienso que una golondrina eternal
aspiró la luz martillada
antes de esconderse frente a ti
ventana roída de música.
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Amor en la tierra
Amor de la tierra
qué dulce es tu fogata
cómo calienta tu ropaje
la piel de este corazón
de tarde en tarde
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En Otros poemas
Flor no te pido opinión
sobre el olor de la cebolla
Eres hermosa y simplemente
estás en mis manos para siempre
Pareces eviterna
(o lo eres de veras?)
Sin embargo flor loca de campo
de piedras de aires
de pájaros rumores azahares
amiga
te llevo en espinas de rosas
sacudidas desde el cielo
Un trago a tu honor
flor alegre
la más punzada que recibe mi carne
ahora
cuando beso la última tierra.
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Texto II
Me reservo el derecho
a habitarme
y a llenarme de mis cosas
(de mis visiones)
a enlutar mis pupilas
a cada campanada
Soy libre. Lo entiendes?
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En La última tierra
A Yolanda Pantin
Si traes buenas noticias,
si no sabes nada de la guerra,
entra en esta casa,
háblame como mi madre hablaba a mi frente desolada
Deja tus ojos dorados lentejuelos
en el fondo mío
Sosténme en tus brazos
y bésame
hasta que giremos bajo un día de sol y rocío
Si traes buenas noticias,
tu rayo de saliva amante me arrullará
en las sombras
de mi cuarto arañado
hasta que Dios encienda su pipa
de perfumada picadura
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Teófilo Tortolero (Valencia, 1936 – Nirgua,1990), poeta y abogado, cofundador de las revistas Poesía y Zona Tórrida. Entre sus libros cabe mencionar Demencia precoz (1968), Las drogas silvestres (1972), y en especial la antología El día perdurable y otros poemas (1982).
Un familiar del poeta, Diocelys Tortolero, a raíz de su prematura muerte, declaró: “vivió intensamente en un pueblo de Yaracuy llamado Nirgua, que con su frío clima inspiró en más de una oportunidad la musa de su escritura. Fue un hermoso ejemplo para todos sus habitantes. Hoy en día existe un colegio con su nombre y es poca la información que se muestra de tan complejo personaje (…) un hombre amante de las letras y de la realidad en ficción”.
La mirada de Alejandro Oliveros, poeta cercano a Tortolero, también da aliento de trascendencia al compañero y su obra:
“Teófilo Tortolero no ingresaría al canon por la circunstancia sola de haber sido un ‘poeta iluminado’, sino por el hecho de ser (y lo son los menos) un artista. Por haber hecho de la palabra una ocasión nueva, inédita en su resplandor y serenidad”.