
A Alexis Romero
Por GUSTAVO VALLE
Morábito dice que
Cada libro que escribe lo envejece
Lo vuelve un descreído
Cada libro se desprende
Del síntoma
Y la ocasión que lo estrangula
Cada párrafo opera
Como un desfibrilador
En su propia ceniza
Se deshace convulsiona
Deja escombros
En sus páginas
Esparcidos
**
Protesta en idioma inaudito
Salpica al tronar
Siendo mudo
Finge de todo fingimiento
Escapa descalzo
Como un ánima atraviesa
Las paredes
Desde los bosques
Su áspero silbido nos guía
**
A Miguel Gomes
Montejo dice que
El poeta y la araña
Tienen en común
El arte de crear forma
Uno y otro alumbran la red
Deambulan sus quicios
Tenaces dígitos segregan
La materia y la técnica
La trama la celada el ardid
Son sus señoríos
Enmascarados veloces desaparecen
Hacia calles nacidas de sus salivas
Se precipitan.
**
Una ráfaga acuática
Lenta como cetáceo pasa
Hunde sus branquias
Imprime sus espinas
Soy el húmedo fósil
Empuja
Con sus remos sordos
Figuras que fermentan en voces
Que apenas flotan
**
Expectantes
Aguardan la mano
Que abra sus hojas
Tras un parpadeo
Desde su frontera espectral
Vociferan y persisten
Al igual que el autor
Son pacientes sólo esperan
En su andén de siglos
Los libros
**
Flaubert dice que
Las erratas
Son los piojos de las palabras
Nosotros
Sus vampiros
Cautivas atadas a sus crines
**
Este bolígrafo
Es la pinza
Con la que sostengo
Por el mayor tiempo posible
El intervalo de aceite
Mis dedos acaban embadurnados
Brillan
Pero nadie los ve
**
Hacer de esto una rutina
Al igual
Que el zapatero fabrica
Un calzado
A la medida
De alguien
Sin nombre
Ese pie en la estampida
**
Cavafis dice que
El tiempo somos nosotros
Tatuado en la piel de los días
Celoso inventario
En la corteza de la conciencia
De donde huye su tic tac
Escucha su eufonía
Chilla como las hienas
Se expande en un gong abismal
En el tañido del tímpano medra
No lo vemos ni olemos
Ni tocamos
Lo oímos
**
Derrocha años
En ese pabellón
Donde trabaja
Mueve la cabeza de un lado a otro
Abanica el aire
Dice no
Estático
Su viaje continúa
Desciende
Finamente
Como la lluvia
Que hace el viaje de ida
**
El tiempo es nuestro liquen
La duración nos parasita
Somos la corteza
El anfitrión de su musgo
**
A Manuel
Palpa las teclas
Se inclina ejecuta
Gradaciones aéreas
Desplazamientos zig zags
En el ir y venir
De las notas
Se desplaza
Persigue
En secreto
El asombro
**
Brilla el aire en el canto
Falso polen planea en círculos
Irradia las partículas
De su espesor
Gota de sangre
Que viaja a un pozo seco
Y se prodiga
Como bocanada
**
A los pies de su parpadeante cruz
Aguardo milagros
Si lo adoro y consagro con ofrendas
Me obsequia un paraíso pixelado
En sus clavos luminosos
Electrocuto mis plegarias
Tallo para su templo ubicuo
Exvotos universales
De veinticuatro horas
*Gustavo Valle es novelista, cronista y poeta. Los poemas aquí reproducidos pertenecen a su libro La máquina de leer los pensamientos, publicado por Luba Ediciones (Argentina, 2024).
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