CARMELO CHILLIDA, EDITORIAL KÁLATHOS

Por CARMELO CHILLIDA

Si escribes sobre la luna,

te llamarán lunático.

Si escribes sobre la Musa,

tus versos estarán pasados de moda.

Si escribes sobre tu vida de todos los días,

y más con tu manía

de regodearte en los detalles más triviales,

el lector se aburrirá.

Si te pones a hacer otra cosa

y no escribes,

no pasará absolutamente nada.

**

Nada pido. Voy liviano.

Como hoja en el viento, voy.

Como perro que pasea en la mañana

por la calle soleada, sin cadena.

Como puñado de yerba lanzado al aire.

Liviano.

Dejé atrás, al menos por un rato,

el molesto fardo de las tribulaciones cotidianas,

que tanto pesan.

El tiempo deja de existir.

Liviano, camino sin rumbo por la acera.

Liviano, pero con los pies bien pegados al suelo.

Hoy nada pido.

**

De pronto se siente en el aire

como una sensación de ligereza.

Los peatones caminan con el mismo apuro de siempre.

Los carros se desplazan con la misma agresividad de siempre.

El mundo gira a la misma velocidad de siempre.

Parece ser que eres tú

el que en esta mañana libre de trabajo,

has sido invadido

por esta repentina sensación.

Tus ojos ven pasar el mundo lentamente.

Tus oídos escuchan hasta el más leve sonido.

Tu mente permanece en blanco.

Gracias por esta conjunción de los astros.

Gracias a quien corresponda por este regalo.

Gracias.

**

Mi trabajo me obliga a estar solo.

Mi juego se juega a escondidas.

No pueden acercarse extraños, ni familia, ni amigos.

Nadie puede husmear

porque todo se echaría a perder.

El secreto es la clave del juego.

Uno se pierde por una senda desconocida y avanza, avanza

y cuando retrocede ya no es el mismo camino por donde uno venía.

No dejamos piedrecillas para orientarnos.

No hay brujas, ogros, ni animales salvajes.

El único peligro –y de muerte– es uno mismo.

Por eso estoy obligado a estar solo.

Cuando todos duermen o están distraídos

es la hora de escaparse a trabajar.

El secreto es guardar en secreto la clave del juego.

Quien no sabe guardar un secreto no sabe jugar.

**

¿Qué buscas en estas líneas, asomado,

algún secreto, alguna clave que te permita

llegar a entender el sentido

del Universo o los versos?

¿El sentido de tu propia vida?

Qué decepción.

Ojalá estés sólo hojeando esto

y todavía no lo hayas comprado

porque aquí no encontrarás

nada de eso. Busca en la sección

de libros de autoayuda.

Los versos muy pocas veces

ayudan a estar mejor. Disculpa.

**

Allá va el tema, el tema, el tema,

qué problema.

Cómo alcanzarlo, cómo ponerlo en palabras.

Antes era al revés: exceso de temas

y ningunas ganas de escribir.

Ahora las palabras, aquí, revoloteando,

y nada que decir, pero cuál es el problema

con la ausencia de temas.

Desde cuándo el poema

ha necesitado un tema.

Con las palabras basta, con la música basta,

con el sonido, tan sentido,

de los dedos sobre el teclado.

Si quieres alguna sesuda reflexión

consíguete un libro de teoría literaria.

Porque aquí las palabras, cuando no tienen tema,

sólo se dedican a jugar.


*Los poemas aquí seleccionados pertenecen al libro Juegos privados, publicado por Kálathos ediciones, Madrid, 2023.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!