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La Paciencia: La fórmula editorial de Hugh Hefner

Un brevísimo comentario sobre este genio del mundo de las publicaciones para adultos

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Por JOSÉ ANTONIO PARRA

Este 27 de septiembre se cumplió un año del fallecimiento de Hugh Hefner, una figura que sin duda significó un momento innovador en el mundo de las publicaciones para adultos de la Norteamérica de los años cincuenta y sesenta. No solamente tuvo su vida un gran valor desde el punto de vista de lo libertario per se, sino también en cuanto a la fórmula editorial con la que este personaje innovó a través de la revista Playboy.

Para contextualizarnos debemos recordar cómo era la Norteamérica y el mundo en general en el que vivió el joven Hugh Hefner. Para dicho período, el ámbito de libertades que se vive hoy en día en relación al entretenimiento para adultos no existía. Las experiencias de este tipo estaban encuadradas en la órbita de los desnudos artísticos y aun así eran actividades riesgosas que podían implicar arrestos o citaciones de los departamentos de asuntos morales. Este fue por ejemplo el caso del afamado fotógrafo Elmer Batters.

Por otra parte, una revista con orientación para adultos y con plumas de envergadura no existía como tal. Sí existían obviamente la literatura erótica y la porno erótica de la mano de grandes plumas, como el caso de Henry Miller o Guillaume Apollinaire, pero tal mezcla editorial como la que se dio en Playboy no tenía precedentes.

Los inicios de Playboy se dieron bastante temprano en la vida de Hefner. Este genio editorial había nacido en el año 1926 y era hijo de padres relativamente conservadores que de algún modo esperaban que este se dedicase a la vida de misionero. Sin embargo, durante la Segunda Guerra Mundial el editor sirvió como escritor para un periódico militar. Ese fue un tiempo que en cierta manera le sirvió de formación.

Ya de vuelta en los Estados Unidos, Hefner trabajó durante algún tiempo como redactor para la revista Esquire, publicación que abandonó por un tema salarial. Es en ese instante cuando concreta su idea de una revista en la que confluirían temas de envergadura con entrevistas a densas personalidades y fotografías eróticas. Era el año 1953 y la primera edición no fue numerada debido a que no había la certeza de que el proyecto continuase.

Para ese primer número parte de la clave respondió a una fina estrategia de mercado, aun cuando probablemente dicha estrategia era una ideación más o menos intuitiva. Con tal propósito Hefner compró unas fotografías inéditas de Marilyn Monroe en las que aparecía desnuda y que habían sido tomadas para un calendario de la época. Este fue el gancho promocional. El hecho es que casi desde el momento inicial la revista se erigió en un éxito.

Aquí es muy importante recalcar las tres líneas a donde apuntaba esta publicación. Por un lado tenía entrevistas a personalidades muy relevantes. Por otro lado, la revista se apuntalaba en textos de tipo literario y, finalmente, las fotografías eróticas estaban también basadas en firmas de autor.

A nivel político Hefner se enfocaba en causas liberales y ello se reflejó por ejemplo en entrevistas a Martin Luther King Jr., Malcolm X, John Lennon y Yoko Ono. También hubo entrevistas a figuras contrapuestas a estos, como por ejemplo al líder nazi norteamericano George Lincoln Rockwell. Entrevistadores de la talla del historiador Alex Haley formaban parte de la alineación editorial de la publicación y la polémica era parte de la sazón inherente a ella.

En cuanto al plano escritural, por esta revista pasaron autores de la categoría de Vladimir Nabokov, John Irving, Anne Sexton, Arthur C. Clark y Truman Capote, entre otros. Finalmente, la receta de Hefner incluiría a fotógrafos de primera categoría, entre quienes estaban Helmut Newton, Annie Leibovitz, Russ Meyer, Mario Casilli y Ken Marcus.

Más allá de lo editorial, esta publicación fue expresión de una cultura específica, la cultura de la revolución sexual norteamericana que hizo clímax en la Nueva York de los años 70, previa a la llegada de la pandemia del SIDA. No obstante, la aparición del porno chic en el formato de cine y video durante los años setenta hizo de algún modo menguar al público lector de la revista.

Ultimadamente, las contribuciones de Hugh Hefner se dieron no solamente en el ámbito de lo editorial en sí mismo, sino también en lo referido a la cultura masiva tal y como la conocemos.

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