Papel Literario

Nuestro amigo común: Donbass

por El Nacional El Nacional

Por NARCISA GARCÍA

Un grupo de actores se maquilla en el camerino de un remolque. Llega una mujer que les pide estar listos para salir en breve. Afuera hay un bombardeo, se escuchan disparos a lo lejos: se encuentran en Donbass, al oriente de Ucrania, región que ha estado en conflicto con Rusia desde 2014, cuando los eventos de Euromaidán hicieron renunciar a Víktor Yanukóvich, antieuropeo. Los actores escenifican un reportaje de noticias falsas. Declaran a la cámara sobre la crueldad irreductible del bando contrario. Al final de la cinta son asesinados dentro del remolque con armas largas, sin miramiento alguno y escenificada, como un macabro mise en abyme, otra farsa televisiva sobre sus muertes.

Donbass (2018, Sergei Loznitsa) está construida como estampas de distintos rincones del territorio en conflicto. Loznitsa ha explicado que necesitaba que la situación fuese protagonista, por eso estructura la cinta a la manera de El fantasma de la libertad (1974, Luis Buñuel). En efecto, no hay protagonistas reconocibles, solo circunstancias, como retablos. En uno de ellos se está dando una boda de un mal gusto tremendo, donde los asistentes celebran y brindan por Nueva Rusia, una pseudo república que nadie ha reconocido pero que los separatistas y pro rusos han asumido como legítima. En otro, a un ucraniano pro occidental –“fascista” para los lugareños separatistas y pro rusos, por supuesto– es atado a un poste y golpeado, linchado, insultado, humillado por una turba cada vez mayor que no escatima en violencia, crueldad y vesania. En otro más, quizá el que mejor desnuda las intenciones ruso-soviéticas, un hombre llega a la localidad porque le han robado el automóvil y le han dicho que debe ir allí para reclamarlo, pues han dado con él. Quien lo maneja cuando el dueño llega le indica adónde dirigirse. Lo recibe un oficial ruso que le indica que debe firmar un documento que diga que entrega el vehículo a “la causa”, a lo que el dueño se niega. “Es mío, devuélvanmelo, debo ir a buscar a mi hija al colegio”, dice el hombre. El oficial le insiste en que debe firmar o “iremos nosotros a buscar a su hija”. “Esto es un robo”, replica. Y el oficial le responde lo que todo socialista: “No: es expropiación”. Lo extorsiona también por dinero. Al salir de la oficina, el hombre se ve rodeado de otros como él pidiendo dinero prestado por teléfono. Ah, las maneras soviéticas.

Muchas reseñas a Donbass la ven como un drama bélico, cuando en realidad es algo más. El tráiler lo deja muy claro: una tragicomedia es el término más acertado para esta cinta donde los periodistas son objeto de burla y bromas por parte de los soldados –“¿quién es el superior?” pregunta el periodista; “yo no”; “yo tampoco. Es él”; “no, yo no, aquél” responden los soldados entre risas– y donde entra una mujer iracunda a echarle un cubo de mierda a un pesado del Gobierno en la cabeza. Demuestra esto la incapacidad generalizada de ver a estos estados totalitarios como algo al mismo tiempo serio e hilarante, gracioso por absurdo y desoladoramente aterrador a la vez. Así la incomprensión.

El crítico de The Guardian Peter Bradshaw califica la película de propaganda porque “deja por fuera” los ataques de los ucranianos no separatistas. Veamos: Loznitsa no tiene pretensión de objetividad, aunque la cinta esté filmada al estilo documental siendo una ficción. No se trata de lo verdadero, sino de lo verosímil, lo cual no implica que se esté mintiendo. No se posiciona del lado de los malos –Loznitsa insiste en que esto no es una guerra civil, sino una provocada por el gobierno de Putin–, y lo más importante: detrás de la postura de omitir deliberadamente estos ataques no hay ideología. Claramente, alguien poseído por ella no puede sino pensar que todos los demás lo están también. Construida en episodios, casi como una comedia de situaciones, Donbass deja ver, en última instancia, la degradación, la desintegración y el mal que ha alcanzado el que solía ser territorio soviético desde la Revolución de 1917, el asunto al que Loznitsa vuelve una y otra vez en sus películas.

https://www.youtube.com/watch?v=ffd6Gk3URNs