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Nat King Cole en Caracas

Nat King Cole fue el artista del canto con suficiente luz propia para confirmar la fama inicial del Hotel Tamanaco. La crónica de la época refiere una visita del cantante en abril de 1959

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El Hotel Tamanaco nació con la fama de ser el más importante palacio del sureste caraqueño. A finales de los años cincuenta del pasado siglo, la principal avenida de la urbanización Las Mercedes cobraba forma de criollo “Champs Élysées”, para cortejar el importante confín lleno de ensueños, y también de refinadas realidades. Como el “Tamanaco”, llanamente, desde entonces se reconoció al único hostal de cinco estrellas de la zona, con óptimas condiciones para un alojamiento de colmado lujo arquitectónico, refinados restaurantes, áreas de piscina y gimnasio complementadas por una elegante “Boite”, con sofisticada música en vivo. Una sexta estrella daba cuenta de su condición de excepcional escenario de luminarias musicales de verdadero cartel internacional.

Nat “King” Cole fue el artista del canto con suficiente luz propia para confirmar la fama inicial del Tamanaco. La crónica de la época refiere una visita del cantante en abril de 1959, apoyada no solamente por su éxito internacional “Mona Lisa” –tema que Sinatra no quiso grabar “por estar dedicado a un cuadro”–, sino también por el repertorio del disco Cole… Español, donde el artista ofrecía una deliberada pronunciación norteamericana al cantar boleros y chachachás tropicales del calibre de “Quizás, quizás, quizás”, “Tres palabras”, “Noche de ronda” o “El bodeguero”.

“Cachito, Cachito, Cachito mío… pedazo de cielo que Dios me dio” fue tarareado con acento “musiú” por el público asistente al Hotel Tamanaco. También los televidentes de Renny Ottolina y su show compartieron el raro goce de pronunciar su español natal, como si fueran naturales de los Estados Unidos del “King” Cole. La curiosidad estilística resultaba tan atractiva que hasta el joven José Enrique “Chelique” Sarabia, suplente del director técnico del programa televisivo, supo agradecerle al famoso animador una visita a la cabina para presentarle al cantante estrella: —Este muchacho— le dijo Renny a Cole en aceptable inglés—, también es músico y ha compuesto una canción muy buena llamada “Ansiedad”. Deberías oírla a ver qué tal—.  Cole sonrió y prometió escucharla. Poco tiempo después, la grabó en un disco que significó la internacionalización definitiva de la canción y, por supuesto, de su compositor.

La versión de “Ansiedad” tuvo tinte de retribución del artista a esa masiva aceptación de su estilo, que también lo llevó a grabar otros temas útiles para resolver la paradoja interpretativa de ofrecer canciones en español –un idioma que nunca manejó bien del todo– con una emotiva y muy suave musicalidad ortológica. Sin embargo, hubo al menos un caso donde Cole tuvo que apelar a otro recurso distinto a su voz, para abordar un clásico tropical.

Uno de los temas seleccionados para el primer disco de canciones en español fue el bolero “Tú, mi delirio”, de César Portillo de la Luz. La cuidada melodía desde un principio encantó a Cole, quien se dispuso a aprender la letra. Pero de ninguna forma pudo ajustar su especial pronunciación al complicado fraseo de la canción: “Si pudiera expresarte, como es de inmenso… en el fondo de mi corazón… mi amor por ti…”.

Nada que hacer. Eliminar la escogencia e ir a otra cosa, sugerían el director y el productor del sello Capitol, en La Habana. Pero Cole seguía encantado por la melodía, la armonía, la orquestación, el arreglo del maestro Armando Romeu. Por ello pidió que lo dejaran tocar el piano y grabar un instrumental con el tema. Así lo hizo, dejándonos saber que, además de cantar música romántica tropical con curioso acento extranjero, pues era un diestro pianista de jazz capaz de versionar “Tú, mi delirio”, cual una obra maestra del piano jazzístico en lo que a música latina se refiere. Y acaso así también se lo hizo saber al público presente en el show principal de aquel Hotel Tamanaco, que para el año 1959 era un verdadero palacio de delirios y ensueños del sureste caraqueño.

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