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Lapsus linguae de efectos eróticos

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Por RUBÉN MONASTERIOS

CARTA DE LA SEÑORA A SU MARIDO ANUNCIANDO UNA BUENA NUEVA RELACIONADA CON SU TRABAJO

Mi muy querido esposo, le informo que la empresa que me emplea adelanta cambios que la convertirán en una de las modernas del país; el Gerente General me ha invitado a participar en el manage à trois; pero no quiero darle una respuesta sin antes consultar con usted, por cuanto podría significar algunos inconvenientes en la vida familiar.  Espero su gentil respuesta. Su esposa que lo ama y respeta.

Respuesta del amable marido

Mi querida esposa, me llena de orgullo y contenta muchísimo que la alta gerencia de su compañía reconozca sus méritos y la recompense de esa forma. No tema por nuestra vida familiar, yo sabré adaptarme. Por lo que me cuenta, se hace evidente que Ud. ha entrado en el círculo íntimo del poder de su compañía; supongo que será un encuentro entre el Gerente General y su esposa, y usted.  Las cosas son diferentes tratándose de dos hombres y una mujer, en cuyo caso no contaría con mi autorización, porque involucraría exceso de trabajo para usted sola. Partiendo de esa premisa, me permito darle algunos consejos para manejar la situación. Participe con gusto, pero no sin recato; no se permita más de cuatro o cinco orgasmos en la tenida; recuerde que más de cinco es putería. Puede hacerle felación al señor y practicar cunilinguo recíproco con la señora, si la dama es aseada, pero nada de permitir sexo anal. Esa clase de contacto es putería. Con el caballero, sólo coito vaginal, y eso durante los cinco minutos reglamentarios. Considere que más de ese tiempo, es putería. Lávese bien y lleve pantaletas limpias y en buen estado, no vaya a causar mala impresión. Y  con todo respeto le digo, mi dilecta cónyuge, que en función de su óptimo desempeño en el trabajo debería mejorar su francés: no se dice manage, sino ménage.

Y contesta la señora…

Mi querido esposo, me asombra su carta. Creo que hay una lamentable confusión, de la que me siento responsable por no  haber sido suficientemente explícita. La emoción que me embargaba al darle la noticia me llevó a ese error. «Manage à trois» es un novedoso modelo de dirección empresarial en el cual la gerencia máxima la ejerce un equipo de tres personas. Comprende la palabra en inglés «manage» que significa   manejar, gerenciar, y la expresión francesa «á trois». El creador del modelo administrativo es un especialista norteamericano con sentido del humor, a quien le pareció gracioso ese nombre, al dar una correcta definición de la idea de la innovación, entrelaza con el doble sentido de la frase. Esa proposición significa para mí, en efecto, poco menos que la culminación de mi carrera corporativa, y tal como usted lo dice con su sabiduría, la entrada al espacio íntimo de la cúpula del poder en empresa. Agradezco también su preocupación por mi francés: refleja lo que siempre ha sido su noble empeño didáctico de guiarme por el mejor camino. No se inquiete, mi francés está bien; por cierto, lo voy a necesitar ahora que en mi nuevo puesto tengo que hacer negociaciones internacionales.

Aclarado esto, le agradezco su autorización para participar en un ménage; haré uso de esa libertad, ajustándome a sus condiciones, desde luego, en cuanto tenga la primera oportunidad.

─ oOo ─

RESPUESTA DE UN MARIDO PRECAVIDO A UNA SOLICITUD DE SU SEÑORA ESPOSA

Señora: Respondo a su solicitud de permiso para participar en una actividad llamada picnic, de la que no tengo la menor idea de qué se trata, y que supongo recreativa. Tiene mi autorización, en cuanto se someta a las reglas que expongo a continuación. De participar en dicha actividad varones y hembras, le ruego no se deje manosear excesivamente por esa pandilla de sátiros itifálicos que se amparan en la supuesta inocente amistad para meter mano, babosear y rozar palomas enhiestas en esponjosas nalgas de señoras decentes. Si hay baile, no baile pegado. Hay hombres viles que en esa circunstancia se pasan el miembro para el lado derecho del pantalón y lo afincan en el pubis de la pareja, deparándose así placeres infames e inmorales Cuide mi parcela como la niña de sus ojos, se lo ruego. Acuda vestida discreta y pudorosamente; nada de exhibirse en escotes pronunciados y ni de hacer evidente su trasero de delicada forma de manzana en pantalones apretados; y de ir con vestido, nada de faldas cortitas que dejen ver sus largas y torneadas piernas. El pelo recogido en un moño severo para evitar deslumbrar a machos y hembras con su frondosa cabellera encrespada. Siéntese con recato, con las piernas cerradas y los pies juntos. De tener necesidad, se le permite masturbarse tal como se lo he enseñado, tensando los músculos de la región pélvica y abriendo y cerrando los muslos con mucha discreción; pero sin hacer aspavientos, quiero decir, estremecimientos, temblores, suspiros, quejidos, alaridos, y, desde luego, pensando en mí. Considerando que siempre hay imprevistos, lleve una media docena de condones y no olvide ponerse una pantaleta limpia. Me daría mucha vergüenza que pensaran que mi esposa es cochina. Como llegue a enterarme de su violación de alguna de estas normas no dudaré en enriquecer la estadística criminal con un feminicidio fulminante. Acabaré con su vida dándole con el palo, para que aprenda. La amo. La sola idea de que Ud. incurra en alguna putería me descalabra.

Respuesta de la señora que fue al picnic

Mi muy respetado esposo: Agradezco infinitamente su confianza en mi fidelidad, así como el permiso que me fue concedido para asistir al picnic, en el cual, en efecto, participé. Tal como Ud. lo pensó con su característica perspicacia, es una actividad recreativa campestre en la que participan hombres y mujeres. No se baila en un picnic; la gente se sienta en el suelo en torno a un mantel, come, degusta algo de vino y conversa amablemente; uno puede pasear por el campo, recoger flores silvestres y formar ramos, ver y acariciar ovejitas, chivos y vacas, perseguir mariposas,  refrescarse la cara en el arroyo y cosas semejantes; uno corre, ríe, hace rondas, juega al escondite entre los árboles;  como lo apreciara, todo es muy idílico  y bucólico. Siguiendo sus instrucciones, fui vestida muy discretamente con un vestido vaporoso y ligero, sin escote y bastante largo. No me masturbé, aunque agradezco su autorización para hacerlo. Y no ponga en duda que de haberme encontrado en esa circunstancia habría pensado en Ud., pero no tuve necesidad ni tiempo. Como Ud. lo dispuso, llevé una pantaleta limpia y la media docena de condones. Por cierto, el único incidente digno de lamentar en el encantador paseo fue el extravío de esa prenda. Es de lo más cómico, pero el hecho es que con tantos juegos inocentes y retozos, no sé dónde la dejé. Sólo me di cuenta de su pérdida al regresar a casa, al proceder a aplicarme una bolsa de hielo en la región genital, que la tenía maltratada. ¡Ah, sí!, y lo de los condones: media docena no es suficiente.