LIBRERÍA KÁLATHOS, CARACAS

Por ANDREA RONDÓN GARCÍA

“Ni siquiera el hábito de ver destruirse cosas de forma violenta, derrumbarse mundos enteros en guerras y catástrofes, que ayuda mucho, endurece lo suficiente. Vacuna, quizá, frente a la sorpresa y permite mirarlo con lucidez más o menos serena, pero el dolor de la pérdida, o las continuas pérdidas, sigue siendo intenso”.

Arturo Pérez Reverte (Cantina Salón Madrid, https://www.zendalibros.com/cantina-salon-madrid/).

El título de este artículo es similar al escrito en el año 2006 por Gabriel Zaid para Letras Libres (este no tiene signos de interrogación) en el que exponía que el número de librerías que hay en México no se corresponde al tamaño del país, ni a la escolaridad de su población (1).

En este artículo además podemos encontrar reflexiones muy agudas y difíciles de asimilar, por ejemplo: «5. La escasez de librerías causa escasez de librerías. Donde no hay playas, ríos, ni albercas, no puede haber costumbre de nadar. Que los lectores vayan a las librerías a ver qué hay, que unas personas vean a otras entrar a una librería, que los hijos vean a sus padres llegar a casa con libros, que los escaparates de las librerías sean parte del paisaje urbano, puede ser normal en la vida cotidiana. Pero la ausencia de todo eso también puede ser normal» (2).

Justamente esta última normalidad a la que alude Zaid, y que perfectamente puede trasladarse a distintos aspectos de nuestra vida en Venezuela en las últimas dos décadas, es la que me ha impulsado a escribir cada cierto tiempo sobre el estado de nuestras librerías. Esto se ha convertido en parte de mi proyecto de vida, que es documentar lo que me duele (3). Me duele el Derecho, me duele la propiedad en su concepto liberal (no se limita a lo patrimonial/económico), me duele Caracas, me duelen las librerías, me duele mi país.

En este proyecto de vida no estoy sola, me acompañan los libreros y los que se han empeñado en mantener abiertas las pocas librerías que todavía quedan en el país.

Jesús Santana es uno de estos libreros, a quien conocí durante su gerencia de la librería Estudios en La Castellana, que cerró en el mes de abril de 2021. Aunque sigue Distribuidora Estudios, la idea de librería lamentablemente no. Estudios era de las pocas verdaderas librerías que quedaban. La que todavía se atrevía y arriesgaba a importar novedades literarias bajo la experta guía y el exquisito —no tiene otro adjetivo— gusto de Jesús.

Lamenté y lloré el día en que cerró sus puertas. Pero luego también lloraría de alegría al ver abrir Librería Insomnia en el mes de diciembre de 2021.

En la propia sede de La Poeteca —otro de esos milagros que debemos agradecer— abrió esta librería. Con Jesús como librero, ese enfant terrible que puede traer desde las novedades más esperadas como el libro más reciente de Vargas Llosa, Cincuenta años con Borges, hasta libros completamente disruptivos e inesperados.

En mis intercambios con Jesús, él me ha dicho que «… siempre estoy a la búsqueda de escritores raros, polémicos o que vayan contra todo lo correcto (…) Recuerdo traer a Dennis Cooper (…) es un autor realmente polémico y muy complicado de leer ya que es para estómagos verdaderamente fuertes. Autores como Aleister Crowley o La Biblia Satánica de Anton Szandor LaVey que estaba en la mesa como un libro más, un texto que se debe leer como algo filosófico pero la gente lo veía en la mesa y huía de manera muy ridícula, vale acotar. Bastante lo compraron, por cierto».

Ni hablemos de su olfato como librero al traer autores inicialmente desconocidos que años después se hicieron famosos. Por ejemplo de Luna Miguel, reconocida en la poesía española y como editora, trajo sus libros cuando apenas tenía publicados un par de ellos. También trajo la edición de bolsillo Voces de Chernóbil de Svetlana Aleksiévich antes de que ganara el Premio Nobel.

Jesús cuenta con orgullo ser el primero en traer a Venezuela la obra de Mircea Cărtărescu, como por ejemplo El ruletista, Cegador y Por qué nos gustan las mujeres.

También cuenta Jesús una anécdota de su amistad con este autor desde hace poco más de una década: «… El día que gana el Nobel Bob Dylan estábamos chateando ambos y cuando la Academia va a dar el resultado yo le digo “Este año sí vas a ganar tú”, a lo que me dice “Jesús, no me van a dar el Nobel…”. Cuando dicen que el ganador es Dylan lo que me escribió fue “Jesús, te prometo que para el próximo año aprenderé a tocar guitarra…”».

Otras librerías que cerraron en el año 2021 fueron Entre Libros y Nueva Chacao. De la primera, confieso que nunca la conocí. No estaba en mi ruta de visita. Pero quiero dejar constancia de la muestras de aprecio, cariño y respeto que se vieron en redes cuando cerró. Esta librería, que funcionó por décadas, ofrecía una gran variedad de libros y sus libreros eran Montserrat y Luciano Bertolotto.

Por su parte, Nueva Chacao quedaba en la avenida Francisco de Miranda. Con pretensiones mucho más modestas a las otras que he mencionado, en algún momento se conseguían muy buenos libros, sobre todo nacionales. La frecuenté mucho en una época en la que trabajaba cerca y porque además me recibía en la entrada un hermoso husky siberiano igualito a mi perro Ralph. Pero en los últimos años ya sus dueños habían emigrado, el husky ya no estaba en la entrada y los que atendían no tenían la mística de quienes los antecedieron. Ya era más una papelería y tienda de artículos diversos que de libros. No sé qué es más doloroso, si ver una librería cerrar o que se mantiene abierta pero es algo completamente distinto y de librería sólo conserva el nombre.

Otras librerías que han cerrado recientemente son las de la cadena Alejandría. Existían, al menos que yo sepa, tres sedes, una en Plaza Venezuela, otra en Paseo Las Mercedes y otra en Mérida. La sede de Paseo Las Mercedes cerró en abril de 2023, aunque seguirá atendiendo a través de sus redes y página web.

Esta cadena era la que había asumido las sedes de la extinta Lugar Común. La sede de Plaza Venezuela y por algún tiempo la de Paseo Las Mercedes estuvieron bajo el cuidado de Javier Marichal, experto librero y formador de generaciones de libreros.

Javier Marichal se mantiene activo como librero, pero de forma virtual. Lo pueden conseguir en Instagram por @0’.libro y Twitter por @espacio_libro. Durante la pandemia movilizó en redes los hashtags #apoyatulibrería y #libreríasdeCaracas.

A pesar de la virtualidad, Javier no ha abandonado sus intenciones de movilizarnos para apoyar nuestras librerías y promover la lectura en un país en el que se intenta devastar los pilares de la cultura.

Javier en enfático al señalar que «Las librerías forman comunidades, espacios donde los lectores se encuentran. Después de nacer o morir nada más personal y solitario que el acto de leer, pero compartir lo leído es otra cosa. Y antes de Internet lo socializábamos sobre todo en las librerías, donde el librero es médium, conector de espíritus, el de libros y lectores. Al faltar estos es lujo vano el oficio. Sentir lo perdido nos hace humanos, cierto. Pero entender las causas de estas pérdidas nos compromete en lo personal a evitar otras. Por eso invito a proteger con nuestra presencia cotidiana las que permanecen abiertas».

Y en esto último es en lo que él se enfoca, pues para Javier, según sus reflexiones en redes y en distintos espacios, «no es un lamento sino un llamado a la acción. Visiten sus librerías».

El que fuera librero de Alejandría en Mérida, Luis Ramírez, también tomó el mismo camino de la virtualidad que Javier y lo podemos encontrar en Instagram en @raton.de.libreria.

Parece ser que la virtualidad ha venido a suplir los espacios físicos que han dejado las librerías que lamentablemente han ido cerrando. Esto no lo digo como queja, porque al menos nuestros libreros siguen activos y tenemos las posibilidades de conseguir libros. Sin embargo, no deja de ser un síntoma de la destrucción en este sector. Librería que cierra no es sustituida por otra librería precisamente.

Por otra parte, Noctua nos mantiene con la interrogante de si en algún momento volverá abrir sus puertas. Se mantiene cerrada desde 2017 por la inundación de su sede en el centro comercial Centro Plaza. Los que amamos la librería lo vemos como un largo descanso y no la ponemos en la lista de las librerías cerradas. Cada tanto paso frente a ella y veo la luz prendida y sin anuncio de cerrada. Su librero, Andrés Boesner, comentó en alguna actividad que reunía a todos los libreros de Caracas que estaban trabajando por reabrirla.

A pesar de lo anterior, en el que he dado un recuento de las pérdidas de estos dos últimos años, no podemos dejar de reconocer algunos avances. La cadena de librerías Tecni Ciencias mostró desde el año 2021, y todavía lo sigue haciendo, una importante renovación de su inventario. Como liberal aprecio ver en sus estantes autores como Ayn Rand, Daniel Lacalle o Axel Kaiser.

También ha sido un gusto ver a lo largo de 2022 un mayor movimiento por parte de La Gran Pulpería del Libro. Librería icónica fundada por el historiador Rafael Ramón Castellano en 1981 y hoy bajo la gerencia de su hijo Rómulo, quien se ha encargado de organizarla (que era uno de sus grandes problemas), iluminarla y acondicionarla para actividades culturales. Se mantiene icónica, después de todo, no todos pueden decir que tienen «3 millones de ejemplares que preservan la memoria literaria de nuestro país» (3).

Quiero terminar este artículo mencionando a las demás librerías que se mantienen en pie, y a quienes agradezco enormemente su tenacidad, porque como bien dice Javier, «de las infinitas formas del comercio ninguna como la del libro… comerciar nos ha hecho humanos, hacerlo con libros, mejores humanos».

Librerías activas en Caracas:

El Buscón, Kalathos, Libroria (donde también funciona el Museo del Libro Venezolano), librería del centro comercial Vizcaya, librería Los Pinos, Librería Nuevo Mundo, Sopa de Letras.

Mención especial, porque forma parte de mi segunda casa, está la librería de Cedice Libertad, atendida por la querida señora Auriestela. Se hacen esfuerzos por traer los clásicos liberales y también las obras de los nuevos autores.

Librerías del interior del país:

Librería Nexos en Mérida y Librería Puerto de Libros en Maracaibo. Estas son con las que he tenido contacto, pero como he dicho en otras oportunidades, tengo una deuda con las librerías del interior para hacer una reseña de su trabajo como corresponde.

PD: me disculpo de antemano por alguna omisión. Espero que puedan leerme y contactarme para completar esta suerte de inventario que he iniciado desde el año 2018.


Notas

1 https://letraslibres.com/revista-mexico/hacia-un-pais-sin-librerias/

2 Ibidem.

3 https://bitlysdowssl-aws.com/papel-literario/2018-ano-mas-duro-para-las-librerias-para-quienes-las-disfrutamos_263217/amp/?__twitter_impression=true, https://bitlysdowssl-aws.com/papel-literario/2019-otro-duro-ano-para-las-librerias-o-para-quienes-las-disfrutamos/https://bitlysdowssl-aws.com/papel-literario/2020-apoyoaatulibreria-libreriasdecaracas/

4 De este modo se presenta en su perfil de instagram @lagranpulperiadellibro.ve.


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