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Duque Corredor, visto por un alumno

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Hay un inmenso orgullo que llevamos dentro todos los que fuimos alumnos del Dr. Duque Corredor. Ese es un orgullo que nos engalana”

Por EUGENIO HERNÁNDEZ-BRETÓN

Merideño y venezolano. El nieto y el hijo

  1. Difícilmente se olvida lo que con gusto se aprende. Román J. Duque Corredor fue a lo largo de su vida un hombre que enseñó cómo vivió: un académico estudioso, un abogado sapiente, un juez prudente, un incansable profesor, “un ciudadano valiente”, un fervoroso católico, un admirable venezolano y un hombre humilde. Hijo orgulloso de la cordillera andina, nació en la ciudad de Santiago de los Caballeros de Mérida el 2 de diciembre de 1941. De esa manera, como jocosamente lo refería el propio Duque Corredor recordando una graciosa anécdota en un restaurante de Madrid, él fue Román “Duque de Mérida”. Su actividad principal fue la de enseñar. Y nos enseñó mucho.
  2. Ya desde sus primeros años recibió la impronta familiar que lo caracterizó, muy especialmente una altísima admiración por sus mayores. Siempre recordó a los viejos. Los testimonios al respecto son muchos. Al concluir la oración fúnebre en homenaje a su padre nos dijo: “Puedo decir, como él decía de su padre, mi Abuelo: “Su ayer trazó a mi hoy, rumbo tan cierto y seguro, que voy siguiendo sus huellas en cada paso que doy”.
  3. Sus abuelos paternos, el bachiller Félix Román Duque Morales y doña Ana Teresa Sánchez de Duque, fueron educadores. Ellos, venidos de los lados del Táchira, fijaron residencias en el pueblecito de Zea, bien adentro en la montaña merideña, hacia 1911. Del bachiller Duque dijo de Domingo Alberto Rangel que “pertenecía a uno de los especímenes más valiosos y exquisitos que hayan estampado sus pies sobre suelo venezolano. Maestros y maestras de escuela… fueron tal vez el único tesoro humano de Venezuela en esa sombría travesía histórica que va de 1830 cuando muere Simón Bolívar a 1930”, cuando Venezuela se hace petrolera.
  4. De ese abuelo vino su padre, nacido en Zea. Alumnos y Maestro fueron sus parteros junto con la comadrona pueblerina. Allí creció “rodeado de libros, de alumnos y de clases”. Según el profesor José Luis Aguilar Gorrondona, el Dr. José Román Duque Sánchez fue “figura ejemplar y ejemplarizante”; un ejemplo cabal del magistrado; del académico; del profesor universitario; y sobre todo, del hombre de bien, del patriarca que forma una ilustre familia para nutrirla no solo con su ejemplo sino, esencialmente, con su profundo afecto, como lo recordó la profesora Hildegard Rondón de Sansó.
  5. El Dr. Duque Sánchez casó en Mérida con doña Carmen Corredor Tancredi. De esa unión vinieron a la tierra venezolana cinco hijos: Luis Henrique, Germán Eduardo, Carmen Josefina, Isela María y Román José, el primogénito. La infancia y la adolescencia de Duque Corredor transcurrieron entre Mérida y Caracas, realizando sus estudios en los colegios San José de Mérida, La Salle y San Ignacio de Loyola de Caracas, egresando como bachiller en Humanidades.

La formación académica. El docente universitario

  1. Cursó sus estudios de Derecho en la Universidad Católica Andrés Bello en Caracas, donde recibió clases de los profesores José Luis Aguilar Gorrondona, Francisco Manuel Mármol, Gustavo Planchart Manrique, Gonzalo Parra Aranguren, Rafael Caldera, Gonzalo Pérez Luciani, Tulio Chiossone y de su propio padre, el Dr. Duque Sánchez, entre otros. Egresó con la mención cum laude el 30 de julio de 1965, formando parte de la Octava Promoción de Abogados “Luis María Olaso Junyent”.
  2. Una vez egresado como abogado inició su actividad profesional y complementó su formación con estudios doctorales en la misma Universidad. Su tesis doctoral, Los contratos agrícolas en el Derecho Agrario venezolano, fue dirigida por el profesor José Guillermo Andueza y aprobada el 17 de octubre de 1977, con “mención excelente”, habiendo sido considerada de “valor excepcional” por el jurado examinador.
  3. Simultáneamente, el Dr. Duque Corredor inició su derrotero docente universitario. Profesor de Derecho Minero y Petrolero en su alma mater y en la Universidad Central de Venezuela, y profesor fundador de la cátedra de Derecho Agrario en la UCAB. A lo anterior se añade su desempeño a nivel de pregrado y postgrado en otras Escuelas de Derecho de la capital. Su vocación y comunión con la provincia venezolana lo llevaron a ser un “profesor viajante”, dictando clases en varias universidades del país y del extranjero.

El servicio público y el juez

  1. Su vocación por el servicio público, también herencia de sus ancestros, lo llevó a desempeñarse con rectitud como consultor jurídico del Instituto Agrario Nacional (1972-1974), gerente legal de Maraven, filial de Pdvsa (1974-1979) y consultor jurídico de la Presidencia de la República (1979-1982). En 1982 ingresó al Poder Judicial corno magistrado de la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo, en donde se mantuvo hasta 1986, contribuyendo, junto con sus colegas, a crear con su trabajo y prudencia la buena fama y reputación que acompañó a esa Corte. En 1989 fue nombrado magistrado de la Sala Político Administrativa de la Corte Suprema de Justicia, renunciando a la misma en 1992. Su labor como magistrado es encomiable, habiendo dejado un legado de tantas y tan provechosas sentencias.

La obra escrita

  1. Román J. Duque Corredor fue un hombre inmensamente culto en todas las materias jurídicas. Su obra escrita es extensa y variada, abarcando áreas como el Derecho Minero y el Petrolero, el Constitucional, el Administrativo y el Contencioso Administrativo, el Laboral, el Ambiental y también el Procesal Civil y el Procesal Constitucional. La obra jurídica del doctor Duque Corredor es tan variada y densa que creo que en el mundo del derecho difícilmente encontraríamos a un abogado con tanta versatilidad como la suya.
  2. Entre los trabajos publicados a finales de su vida voy a destacar su interés por los temas ambientales, por los temas de igualdad de los géneros y hasta por el derecho civil, cosa esta última que sorprende, pues el doctor Duque Corredor fue considerado como un hombre del derecho público. Aquí menciono los trabajos recogidos en su obra Ideario Jurídico y Político Social y su estudio sobre el Derecho constitucional civil o derecho civil constitucional. De entre sus últimos trabajos quiero destacar la propuesta de Duque Corredor de desarrollar un “derecho amazónico” para la protección de la cuenca del río Amazonas y el estudio del derecho a la igualdad de género como una rama especial del Derecho. Temas sin duda muy actuales y que requieren particular atención. La Universidad Monteávila fue testigo de su interés por estos temas, sobre todo por este último, cosa que pudo desarrollar en colaboración con el Centro de Estudios de Participación Ciudadana de esa Universidad y la Asociación Civil Mujer y Ciudadanía. Esta Asociación creó incluso un importante premio que lleva el nombre de nuestro querido profesor.
  3. Al explicar su pasión por escribir nos dijo el Dr. Duque Corredor: “He creído… que la mejor forma de explicar las ideas y de exponer criterios es a través de la escritura”. Además, escribir y publicar es una tarea seria que todo académico está en el deber de cumplir. El propio Duque Corredor nos ilustró al respecto cuando dijo: “La conciencia de que hay que ser consecuente con lo que se predica obliga a presentar tratamientos científicos y sistemáticos de esa misma predica. De otro modo no pasa de ser eso: hablar. Escribir es más responsable, porque compromete, y el compromiso en materia científica supone un período de ponderación, de reflexión y de análisis objetivo delos hechos, y, principalmente, conclusiones también objetivas. Por ello con cada obra que he publicado me siento más consecuente con mi conciencia, porque con mi palabra escrita me comprometo con mi pensamiento”.

La defensa de la propiedad privada

  1. La propiedad privada, elemento fundamental de todo régimen democrático, factor único capaz de asegurar que cada uno de nosotros pueda desarrollar libremente su personalidad sin depender de otros o del Estado, fue objeto de sus reflexiones a lo largo de todo su desempeño profesional. La propiedad de la tierra y la intervención del Estado ocuparon una importante parte de su tiempo de pensar. En el año 2023, su preocupación por la protección del derecho de propiedad, que él veía como derecho humano fundamental, lo llevó a publicar sus ideas acerca de la entonces novísima legislación que estableció la figura de la extinción de dominio y que ya se ha aplicado. Ese libro lleva el título de Poder Punitivo del Estado de Extinción de Dominio y las Garantías del Régimen Constitucional de la Propiedad y del Debido Proceso.

El abogado, el gremialista y el merideño

  1. El Dr. Duque Corredor estuvo muy vinculado a los movimientos gremialistas. Fue presidente del Colegio de Abogados de Caracas a lo que debe agregarse una amplia trayectoria como serio abogado en ejercicio y muy respetado árbitro en asuntos comerciales. Tema de sus reflexiones fue siempre el comportamiento ético de los profesionales del Derecho y de los jueces. Sus ideas quedaron plasmadas en varios textos memorables. De entre ellos el más completo de todos es Lecciones elementales de Deontología Jurídica (2010) y los que mejor muestran su profunda devoción católica son El estado de derecho según el magisterio de Juan Pablo II (2007) y Solidarismo cristiano o crecimiento con equidad, ante el Socialismo del siglo XXI (2007). Pero el más sentido es su lección inaugural de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad Monteávila correspondiente al año académico 2010-2011, bajo el hermoso título de El inicio del compromiso de los futuros abogados: el camino del derecho a la justicia por la ruta de la ejemplaridad. Eso fue el doctor Duque Corredor para nosotros sus alumnos: un ejemplo de verdad.
  2. Duque Corredor siempre estuvo muy orgulloso de su origen “interiorano”, en especial de ser “merideño” y estuvo muy vinculado a la Universidad de los Andes, a la Academia Merideña y a las manifestaciones culturales de su estado, habiendo sido presidente de la Fundación Alberto Adriani durante muchos años.

El universitario y el académico

  1. El catedrático universitario que fue Duque Corredor, comprometido con su universidad, lo llevó a dar su contribución en defensa de la institución universitaria. El discurso de Duque Corredor al recibir el Doctorado honoris causa de la Universidad de los Andes (2005), bajo el título “La universidad del siglo XXI. Espacio natural para el discernimiento, la crítica y el debate racional”, reproduce su pensamiento al respecto. Igualmente ilustrativo de su defensa de la universidad venezolana es su artículo “Límites de la reforma constitucional en materia de derecho a una educación libre y a la autonomía universitaria” (2007). Por su ejemplar contribución a la universidad venezolana y en particular a su alma mater, la UCAB acordó darle el nombre del Dr. Duque Corredor a la sala de juicios de esa casa de estudios.
  2. El 21 de marzo de 2000, el Dr. Duque Corredor fue electo para ocupar el Sillón N° 25 de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales. Se dio así la circunstancia de que por “los indudables méritos” del doctor Duque Corredor sucediera a su padre, quien lo precedió en dicho Sillón. El 6 de noviembre de 2001 se incorporó el Dr. Duque Corredor a la Academia de Ciencias Políticas y Sociales. Desde esa fecha y hasta su sensible fallecimiento, ocurrido en la ciudad de París el 22 de septiembre de 2023, dedicó esfuerzos a honrar su elección. En febrero de 2009 fue elegido presidente de dicha corporación académica y reelecto en febrero de 2010. Tuve el honor de acompañarlo como secretario de la Junta Directiva de esa Corporación y, a su requerimiento, le tomé el juramento de ley en el día de asumir la presidencia para el período 2010-2011.
  3. En su discurso con ocasión de la toma de posesión como presidente de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales para el período 2009-2010, el Dr. Duque Corredor, con su alma académica, expresó que “la distinción y excelencia de los actuales Individuos de Número” al elegirlo para tal cargo de presidente obliga, “en primer lugar, a agradecer este honor inmenso. Y, en segundo término, a expresar que “lo aceptamos, como un grave compromiso, con sencillez ciudadana y republicana que, por convicción, deben tener quienes somos abogados de la República, que al estilo de los juristas romanos; saben que “no basta con ser sabios y justos, si no se es también humilde”. Y, porque, en mi caso —dijo Duque Corredor— como cristiano, repito, con San Pablo, que “nada que se hace presuntuosamente alienta el alma”. Además, porque, aprendí de mi Padre, quien fue Individuo de Número de esta Corporación, que “la sencillez con que se aceptan los honores es la prueba de la altura del espíritu de quienes lo reciben”. En esto, con su manera de ser, Duque Corredor fue ejemplarmente un gran maestro.
  4. Hay un inmenso orgullo que llevamos dentro todos los que fuimos alumnos del Dr. Duque Corredor. Ese es un orgullo que nos engalana. Me voy a permitir un recuerdo personal, un recuerdo de un alumno de la asignatura Derecho Minero y Petrolero. A principios de los años 2000 el Dr. Duque Corredor aceptó la invitación que le hiciera para dictar una conferencia en la Colonia Tovar acerca de los títulos de las tierras de esa población, cuya base está en la donación de tierras que hizo Manuel Felipe de Tovar. Luego de esa conferencia del Dr. Duque, especialmente documentada, remontándose al siglo XVI, me correspondía a mí dictar una conferencia sobre la empresa de inmigración para traer los primeros colonos y desarrollar las tierras que donó Tovar. El moderador procedió a presentarme y cuando terminó de leer mi curriculum, me percaté de la omisión. En ese momento lo interrumpí y me atreví a decirle al presentador, de viva voz, “le faltó decir lo más importante, que soy alumno del Dr. Duque Corredor”. Con eso le expresé el gran honor que el Dr. Duque Corredor nos hizo con su trabajo y con su obra.
  5. ¿Dónde se coloca la obra de Duque Corredor y dónde lo coloca su obra? Parafraseando las palabras del propio Duque Corredor podemos decir que, apegado a una herencia familiar que le vino desde sus abuelos, de inclinación al estudio, pretendió  con su obra proseguir con esa tradición, y así servir de ejemplo a todos sus alumnos, para que cuando desarrollemos nuestras actividades sepamos hacer honor a aquel acervo hereditario e igualmente, para que lleguemos a comprender cuán beneficioso resulta a la comunidad y a los grupos menos favorecidos, el respeto a la Ley, el amor a la justicia en su sentido social, y el apego al Derecho.
  6. Me siento muy honrado con esta nueva oportunidad que me brinda Papel Literario para así poder testimoniarle a quienes puedan leer estas palabras lo mucho que con tanto gusto aprendí de un gran hombre profundamente venezolano, quien —con gran sencillez— hizo de su vida un homenaje a la enseñanza.

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