OPINIÓN

Yelitze Santaella y Tibisay Lucena: el asesinato de la educación

por Javier Vivas Santana Javier Vivas Santana

Nunca en la historia contemporánea de Venezuela, el país había vivido momentos tan aciagos como los ha tenido con el madurismo desde que llegaron al poder.

Así vemos autollamados “intelectuales” de este grupo político que confunden las fechas de nacimiento y muerte de Simón Rodríguez. Otros más avezados que se hacen llamar “politólogos” y “escritores” escriben fuera de contexto y sintaxis “haber” por “a ver”, o viceversa, y ni hablar de algunos autodenominados “expertos” que públicamente declarándose “revolucionarios” escriben el vocablo, conducta con “k”, y así la aplican en todos sus órdenes de “ortografía”, y hasta en los generadores de caracteres del canal del Estado, hemos llegado al extremo de ver publicada la barbarie “emiferio” sustituyendo a la palabra: hemisferio, por sólo citar una de estas tropelías del habla escrita que son muy peculiares en los maduristas.

De hecho, que tengamos una “ministra de educación” como Yelitze (autollamada públicamente como Yelitza) Santaella quien asegura que el estado Monagas es “un país” (1), y además no haya podido desmentir que desde un programa de radio siendo “gobernadora” del referido estado, palabras más, palabras menos, envió a los docentes para que se fueran a “vender plátanos” con la finalidad de que fueran “creativos” y no ganen 1 dólar mensual de salario por parte del madurismo, ahora siendo “ministra” nos anuncia la incorporación de  “mil 700 (sic) acreditaciones para maestras y maestros” provenientes del mal llamado programa “chamba juvenil” (2)  cuyo único requisito es ser “bachiller”, justo cuando conocemos las deficiencias con las cuales están egresando nuestros jóvenes del sistema educativo existente en los liceos, y son formados de manera “express” en sólo 4 semanas, con el único conocimiento de hacerle loas y panegirismo al madurismo.

Lo anterior, no sólo es una completa aberración, sino que representa la prueba más clara y convincente que el madurismo odia y desprecia a los docentes venezolanos que han sido formados en las universidades nacionales, especialmente aquellos provenientes de reconocidas instituciones como: UPEL, UCV, UDO, LUZ, UNA, UC, ULA, UCLA, entre otras. De allí, que la infeliz frase de ir a “vender plátanos” también revele cómo a los maduristas poco les importa la educación y pedagogía sobre nuestros niños y adolescentes. O sea, para ellos, cualquiera puede ser “educador(a)”.

La situación en la educación universitaria no es distinta a la inicial, básica y de bachillerato. Venimos de tener un “ministro” como César Trompiz quien no sólo hizo cualquier cantidad de espectáculos pronunciando toda clase de barbarismos a partir del malogrado “lenguaje inclusivo”, y quien además ha sido el principal destructor de la educación universitaria, no sólo de las universidades autónomas, porque vemos incluso la manera tan ramplona de llevar adelante este sector, cuando hasta egresados de las mal llamadas universidades “politécnicas territoriales” salen a protestar porque llevan más de tres años esperando “títulos universitarios” (3). Es decir, o esas universidades no existen, y estarían engañando descaradamente y con dolo a esos estudiantes, o son unos completos ineptos e incompetentes, que no son capaces ni de emitir un título.

Por ello, la designación de Tibisay Lucena, quien nunca ha ejercido la docencia porque viene de ser durante unas dos décadas funcionaria y expresidenta del Consejo Nacional Electoral, además de que coloca en entredicho la manera de orientar tal ministerio como si fuera una llamada “chivera”; verbigracia, imponiendo que las universidades son una especie de chatarras e inservibles estructuras académicas, precisamente por la destrucción que han tenido desde que el madurismo asumió la conducción de Venezuela. Lucena, al igual que Santaella, son dos mujeres cuyo único propósito es claro: prostituir la carrera docente pagando 1 dólar mensual a todos los educadores del país, con el propósito de que estos deserten y llenar las aulas de formados en “chamba juvenil” para los primeros años de educación, y en el caso de la educación universitaria con “profesores(as)” egresados de esa monstruosidad de “instituciones” que ni siquiera tienen currículos, y menos validación de títulos porque hasta ellos ignoran los nombres de tales “universidades”.

Santaella y Lucena se convierten de esta manera en el apocalipsis de la tragedia educativa en Venezuela. La misión de ambas es la formación del neoanalfabetismo sobre las nuevas generaciones para tener seres autómatas sin pensamiento independiente, que solo se arrodillen al madurismo. Que vean la normalidad de vivir con miserables salarios en medio de una espantosa hiperinflación. En un país donde reclamar por pésimos servicios públicos se puede terminar con la suerte de Rufo Chacón o preso en una mazmorra madurista acusado de “instigación al odio”.

Yelitze Santaella y Tibisay Lucena llegan al punto de que ninguna habla de la existencia de los comedores estudiantiles, becas de estudio, dotación de útiles escolares o computadoras, o tan siquiera garantizar agua o transporte en las instituciones educativas y universidades, porque si algo caracteriza al madurismo es que para ellos, entre más se multiplique la ignorancia, más aseguran su perpetuidad en el poder, mientras la hija de Hugo Chávez o los hijos de Jorge Rodríguez estudian en costosas universidades del exterior ¿Y de eso qué dicen los maduristas? ¡Nada! En ellos aplican lo que dice Antonio Pérez Esclarín sobre la bazofia de la postverdad (4).

El madurismo con la designación de Yelitze Santaella y Tibisay Lucena ha llegado al éxtasis “irreversible” de asesinar la educación venezolana.

@vivassantanaj_


(1) https://bitlysdowssl-aws.com/sociedad/gobernadora-aseguro-que-monagas-pais-petrolero_