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William Jiménez, un miembro de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días que es testigo ante la CPI contra Maduro

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Hoy voy a compartir con ustedes un diálogo que sostuve con el abogado William Jiménez sobre  una faceta poco conocida y más en el ámbito de la religión; una ventana a un personaje multifacético que ha desempeñado un papel crucial en la defensa de los derechos humanos en Venezuela. Y es que él, además de abogado defensor de los derechos humanos, es un miembro destacado de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y también un masón comprometido. Durante la conversación nos reveló su historia de vida, qué lo llevó desde su bautismo en la Iglesia en 2004 hasta su participación en la masonería, donde ejerce como Sumo Sacerdote. Esta dualidad religiosa y espiritual es un aspecto intrigante de su identidad.

Su labor en la defensa de los derechos humanos no solo se limita a su rol en la Iglesia y la masonería, sino que se extiende a nivel profesional. Como abogado defensor de los derechos humanos ha estado involucrado en casos cruciales en Venezuela y ha sido un testigo de primera mano de las violaciones de derechos humanos perpetradas por el régimen de Maduro.

La conversación también arroja luz sobre el impacto de la persecución religiosa en Venezuela, donde la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días ha sido afectada, perdiendo capillas y enfrentando desafíos debido al régimen.

Finalmente, William Jiménez, refugiado político en el Reino de Holanda, ofrece un mensaje de esperanza y solidaridad a sus hermanos en la Iglesia y en la masonería, destacando la importancia de la oración y la caridad en tiempos difíciles, y reafirmando su compromiso con la libertad y la justicia.

Su historia es un testimonio de la diversidad de identidades y roles que pueden coexistir en un individuo comprometido con la justicia y la espiritualidad.

Debo mencionar que William es un buen amigo de larga data. Nos conocemos desde hace más de 20 años. Ciertamente recuerdo que en muchas ocasiones compartimos un café y hablamos bastante de política en Venezuela. ¿Quién iba a imaginarse que ahora andaríamos sueltos por el mundo? Pero así estamos debido a la situación que se vive en Venezuela, la dictadura nos ha obligado a salir de nuestro país.

ㅡEres una persona muy conocida por todo el trabajo que has desempeñado a lo largo de tu vida como abogado defensor de los derechos humanos. Pero en esta oportunidad, quiero aprovechar mi columna en El Nacional, para hablar de otra de tus facetas. Me parece interesante compartir tus conocimientos sobre el tema espiritual, del cual  creo tienes mucho que decirnos.

ㅡMe da mucha alegría tener este reencuentro, aunque ahora estemos lejos. Son muchas las anécdotas del pasado. Voy a empezar desde el momento en que me inicié como miembro de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en la ciudad de Caracas. Yo pertenecí a lo que se conoce, conforme a nuestras definiciones dentro de la Iglesia, como la Estaca Urdaneta, que está ubicada en el barrio Urdaneta. Me bauticé en el año 2004. Posteriormente me inicié en la masonería. Entonces, tengo esta dualidad desde el punto de vista religioso, místico y espiritual.

ㅡWilliam, hablando de este punto que también nos une, porque además de haber sido y seguir siendo políticos, somos queridos hermanos masones; me llama la atención profundamente que en la religión que tú profesas está también aceptada la masonería; nos ven con buenos ojos. Eso es algo que me resulta grato de conocer. ¿Qué rol desempeñas tú en esa Iglesia?

ㅡYo soy Sumo Sacerdote de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. ¿Y qué hace un Sumo Sacerdote? Cuando estuve en Caracas, yo pertenecía a lo que se define como el Alto Consejo de la Estaca, donde se conocen los asuntos disciplinarios, administrativos y el manejo de todo lo que tiene que ver con las capillas, donde funciona lo que nosotros hemos definido como barrios o ramas, depende del número de miembros en una jurisdicción. Con un determinado número puede ser una rama, pero si eso comienza a aumentar porque personas de manera voluntaria deciden afiliarse y bautizarse, y esa rama crece, entonces hay unos lineamientos que determinan cuándo esa área se va a transformar en un barrio. Son términos que se utilizan dentro de la estructura y el organigrama, conforme a la jurisdicción.

ㅡ¿Cómo fue tu experiencia en el campo de los derechos humanos vinculado al trabajo que has estado haciendo en tu Iglesia?

ㅡLa Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días está comprometida con la defensa y la promoción de los derechos humanos, como lo está la masonería desde que se fundó. O sea, así como en las diversas Constituciones del mundo. El derecho fundamental, especialmente la vida, tiene esa preeminencia, tal como lo consagra la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Allí hay toda una definición con la cual yo me he sentido identificado. Además, desde el punto de vista profano, yo fui el delegado adjunto de la Comisión de Derechos Humanos del Ilustre Colegio de Abogados del Distrito Capital, en la ciudad de Caracas. También, teniendo ese compromiso con ese amplio aspecto, ahora soy parte de la Comisión Masónica Internacional de Derechos Humanos a la que he estado siempre vinculado en la defensa de los derechos humanos y las organizaciones a las que estoy afiliado precisamente están conectadas con ellos.

ㅡHablando de este tema de los derechos humanos, entiendo que en Venezuela hubo casos en los que hubo persecución tanto de masones como de miembros de tu Iglesia. ¿Puedes hablarnos al respecto?

ㅡLa pregunta que me haces es muy interesante porque muy pocos miembros se han atrevido públicamente a manifestar las situaciones que también nos han afectado como organización religiosa. Es importante que se sepa que el régimen de Nicolás Maduro nos expropió dos capillas, una en los Valles del Tuy, en el estado Miranda y la otra en La Grita, en el estado Táchira. Tomaron esas instalaciones y ahí funcionaban unas escuelas. Para los que no conocen, la Iglesia es autónoma y se autogestiona con los donativos. Por eso es que cuando una persona se acerca a una capilla se sorprende, primero por la infraestructura, porque no es cualquier cosa; es una obra hecha conforme a las políticas que rigen en la Iglesia, unas reglas en el campo de la ingeniería y la arquitectura en todos los estados de Venezuela, que son similares en casi todas las ciudades del mundo. Nosotros estamos presentes con nuestras capillas y templos, salvo en aquellos países que tienen algún sistema fundamentalista donde pudiera haber algún riesgo para nosotros por la intolerancia religiosa. Así que hay que agregar acá que también hemos tenido hermanos perseguidos.

ㅡWilliam, entiendo que te encuentras como refugiado político en el Reino de Holanda. ¿Cuál es tu situación actual?

ㅡGracias a Dios estoy bien de salud, mas con un sentimiento encontrado de estar donde no debo estar. Quisiera estar en mi país, pero por razones de seguridad personal debo estar aquí, aunque estoy animado, lleno de energía, de fuerza para estar a disposición de la justicia internacional y de ser un instrumento para cooperar en todo lo que sea necesario a fin de que se haga justicia.

ㅡNo quiero cerrar esta conversación sin antes dejarte este espacio para que envíes un mensaje a tus hermanos de la Iglesia, así como a tus hermanos en la Orden.

ㅡDebemos estar en constante oración clamando al Dios de Israel, al Dios de este universo, por la seguridad, para que seamos librados de los riesgos de la oscuridad y para que en nuestras familias siempre haya abundancia, para que también nos conectemos con la caridad. Y a mis queridos hermanos, todos sabemos cuál es el juramento que hemos hecho y cuál es el compromiso que nosotros tenemos con la libertad.

A pesar de su situación como refugiado político en el Reino de Holanda, William Jiménez mantiene una actitud esperanzadora y solidaria. Insta a la oración y la caridad como herramientas para sobrellevar tiempos difíciles y refuerza su compromiso con la libertad y la justicia.

La vida de William Jiménez nos muestra que las personas pueden abrazar múltiples identidades y roles en su búsqueda de un mundo más justo y espiritual. Su historia nos recuerda que la pasión por la justicia y la fe pueden coexistir en un individuo comprometido. Nos leemos en una próxima ocasión aquí en El Nacional.

@estebanoria

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