OPINIÓN

Vladimir

por Antonio Guevara Antonio Guevara

Esta es una anécdota personal que he arrastrado profesionalmente. La voy a compartir solo para poner en contexto esta apretada semblanza de Vladimir Padrino. En 1972, finalizando mis estudios de bachillerato en Zaraza-Guárico yo era director de un periódico multigrafiado de base estudiantil titulado El Bisturí, desde donde se proyectaba cultura, música, política local y nacional y un largo etcétera que en algunas ocasiones servía para movilizar socialmente a la población en sus demandas. Ese fue un año movido militarmente en la zona. La guerrilla había empezado a desmovilizarse con la derrota operacional y estaba buscando encajar políticamente de cara a las elecciones de 1973. El gobierno de Rafael Caldera estaba en su último año y su política de pacificación avanzaba. Esa zona limítrofe con el estado Anzoátegui hace un corredor expedito hacia Miranda y Bolívar hasta el rio Orinoco, viable para la guerra de movimiento de los destacamentos subversivos. Bandera Roja lo demarcaba con emboscadas, golpes de mano, secuestros y peajes revolucionarios. El Centro de Operaciones Conjuntas (COC) había activado en la entrada de Aragua de Barcelona un puesto de comando del Ejército. El 1 de noviembre de ese año una unidad militar de cazadores hace contacto en una operación en las márgenes del río Unare, carretera Zaraza-La Fragua, márgenes del río Ipire, carretera Las Camazas-El Caro de La Negra y carretera Zaraza-San José de Unare. Esta operación se inició el 271800OCT72 y debía finalizar el 021630NOV72, con la finalidad de capturar y neutralizar a doce bandoleros del Frente Guerrillero “Antonio José de Sucre.” La unidad militar fue emboscada en un sector denominado El Cocuy con un saldo de varios heridos entre ellos el oficial comandante. De inmediato se activa una persecución en la zona y se activan las redes de inteligencia en el sector del teatro. El comandante de la unidad del Ejército que está ubicada en Aragua de Barcelona consideró pertinente interrogar al director del periodiquito multigrafiado de Zaraza y hasta allá me trasladé con el subdirector y con otro grupo de estudiantes a atender la invitación del coronel. Hasta allí la anécdota.

Vladimir Padrino ingresa a la Academia Militar de Venezuela el 10 de agosto de 1980. Con un poco más de 500 aspirantes a cadetes forma parte de la que 4 años más tarde honraría al general Juan Gómez Mireles como héroe epónimo, de la cual se graduaron como subtenientes, 109 alféreces. Durante dos años desde 1980, el director de la Academia Militar de Venezuela, después de haber reformado el plan Andrés Bello fue el general de brigada José Antonio Olavarría Jiménez. Los coroneles Jesús Eduardo Tovar Jiménez y Pedro Remigio Rangel Rojas fueron sus comandantes de cuerpo de cadetes. Entre otros oficiales de planta, responsables más directos de su formación estuvieron Francisco Arias Cárdenas, Fernando Ochoa Antich, Jesús Ortiz Contreras, Lucas Rincón Romero, Arnaldo Rodríguez Ochoa, Higinio Alfredo Castro, Wilfredo Ramon Silva, Francisco Vicente Usón Ramírez, Jorge García Carneiro, Rafael Martínez Morales, Arévalo Méndez Romero, Emiro Brito Valerio. Ese año en el curso militar, los alféreces, tutores más directos y verificadores más estrechos de la formación de los nuevos estaban encabezados por el alférez mayor Ronald Blanco La Cruz -un líder- y Edgar A. Hernández Behrens, Carlos Luciano Guyón Celis, Hugo Armando Carvajal Barrios. Cada uno con sus virtudes y con sus defectos con la supervisión, la inducción y la formación del entonces teniente Hugo Rafael Chávez Frías que ejercía de ayudante del director. Aquí es bueno hacer un alto para contextualizar de nuevo.

El ingreso a la carrera militar en Venezuela es un proceso que pasa por varias etapas. Hay una fase de captación, luego hay otra de selección y finalmente después de cumplirse los requisitos en el perfil de ingreso los nuevos son dados de alta. Durante todo ese proceso se cursan a través de todas las agencias de inteligencia militares y civiles del país un cruce de información para filtrar y depurar. Los nuevos llenan una Declaración de Historial de Personal (DHP) con todos sus datos de vida y esta luego es remitida a las agencias para que se procesen con una Investigación de Seguridad Personal (ISP) desde la que se confirma todo. Cuando se pasaba por todo ese filtro, el aspirante llenaba un documento bajo fe de juramento llamado Declaración de Apoliticismo. Yo lo llené.

En agosto de 1980 cuando Vladimir ingresa, el gobierno de Luis Herrera todavía estaba quitándose la concha de recién llegado y estaba superando el sofoco de la aparición en las orillas del río Orinoco del industrial norteamericano William Frank Niehous después de tres años, cuatro meses y dos días de secuestro. En diciembre del año anterior desde la casa de un conocido abogado constitucionalista caraqueño, Herrera ya era presidente electo; se negociaba la pacificación y en ese paquete estaba también la liberación del gringo, que diligenciaba Alí Rodríguez Araque (a) Fausto con el gobierno entrante. La crisis en el Ejército provocada por el retiro anticipado del comandante general, Arnaldo Castro Hurtado, en desacuerdo con la línea pacificadora, movió los cuarteles. Después que aparece Camello (el indicativo de Niehous para los secuestradores) hay una larga lista de guerrilleros pacificados. Unos se incorporan a la política y otros son becados, algunos ingresan a las policías y los menos se dedican a negocios y actividades personales. La línea política de la izquierda era convertir la derrota militar en una victoria política a través de la infiltración en las fuerzas armadas. Los jefes militares de esa época estaban ocupados en construir una estructura conspirativa para tomar el poder en el corto plazo, en distraer el sistema de inteligencia militar y hacer más laxos los esquemas de ingreso. El nuevo nivel universitario de la AMV demandaba docentes civiles, la mayoría procedentes de la UCV y con inclinaciones marxistas. Es en ese contexto de la época, que Padrino, es dado de alta como aspirante a cadete en 1980, después de firmar su declaración de apoliticismo.

La complicidad de los organismos de inteligencia militar a lo largo de toda la década de los ochenta en facilitar que la conspiración del 4F fluyera expedita, fue parte de los engranajes de la infiltración de la izquierda con el bálsamo de la pacificación. Si el sistema hubiera funcionado Vladimir no hubiera superado los resultados de la ISP y se hubiera quedado en la prevención con su maleta, tampoco José Vicente junior, mi compañero del año 1973, que se quedó en el camino con la chuleta de sus instrucciones, después de un año de su declaración de apoliticismo. Padrino hizo una carrera normal frente a los generales y almirantes que hoy desde la bilis del retiro le disparan todo tipo de artillería descalificante olvidando que Vladimir es hechura y moldura de ellos, como Hugo.

Ahora sí cierro mi anécdota personal. En el año 1992 me correspondía ascender a teniente coronel. En plena época de evaluación de mi expediente la pólvora del 4F estaba todavía en el ambiente, la sangre de los muertos y heridos estaba regada en los pasillos. Los años 88, 89, 90 y 91 yo los había trabajado en el quinto piso del Ejército. Se había desatado una terrible persecución en la fuerza, después de sentenciar y fusilar de manera inmisericorde al Plan Andrés Bello como el culpable del golpe. Un alto jefe del Ejército me convoca antes de los ascensos a su oficina y me dice que tengo un problemita para ascender. Saca una hoja de un Reporte de Inteligencia (REIN) del año 1972 donde aparecía mi nombre con el de un grupo de liceístas jodedores del periodiquito que dirigía, como parte de una red de apoyo a la subversión en la zona. La única respuesta que di fue que firmé una declaración de apoliticismo en mi ingreso a las fuerzas armadas y que la había cumplido estrictamente. Ascendí, pero me bajaron varios puestos. ¡Qué bueno hubiese sido que esa inteligencia de persecución personal hubiera funcionado así para Vladimir y para Hugo!

¿Cuánto tiempo le queda a Vladimir dentro de la FAN? Está cumpliendo su tarea para los objetivos de poder del régimen de manera eficiente. La prueba son los diez años al frente del ministerio. De hecho, los militares cogobiernan. Al final en cualquier momento de crisis, frente a un dilema como el que se le puede presentar el 28J siempre va a tener la opción de la talanquera y entonces esos generales y almirantes de los disparos, lo aplaudirán.