María Corina Machado
Foto: @MariaCorinaYA

Un cambio epocal en política es uno que marca el fin de un régimen (sus actores, paradigmas, gobernanza…) y su sustitución por otro de diferente signo. Es una transformación de calidad que puede ser una evolución positiva en los índices civilizatorios o en sentido contrario una involución en los mismos. Como ejemplos de lo anterior podemos mencionar lo ocurrido el 23 de enero de 1958 como un caso positivo y su contrario el 6 de diciembre de 1998.

El resultado de los comicios presidenciales determinará si entramos en un proceso de cambio epocal o continuamos hundiéndonos en el pozo sin fondo de una gobernanza perversa ajena por completo a los intereses del país y de los venezolanos.

Una victoria de la candidatura de Edmundo González (EG) y la aceptación de su derrota de parte del chavismo, no importa que suponga concesiones negociadas y seguramente solo podrá ser así, abrirá el paso a una transición que puede ser cómo dijo Churchill en 1942 a propósito del final de la segunda batalla del Alamein  en la última guerra mundial: “Esto no es el final. No es siquiera el principio del final. Puede ser más bien el final del principio”.

Aunque el ambiente político electoral, la voz de la calle y las mediciones de opinión serias apunten hacia una victoria contundente de las fuerzas democráticas agrupadas en la alianza electoral entre María Corina Machado y la Plataforma Unitaria con EG de candidato, nada está asegurado de antemano.

La previsión anterior viene a propósito de que estando en la recta final hacia los comicios pueden ocurrir eventos promovidos por el oficialismo o dejarse de hacer cosas desde el lado democrático que incidirán en confirmar las pronósticos favorables al triunfo de EG o evitar que se materialice.

El chavismo puede, usando su control ilegal y ventajista de los poderes públicos, agregar nuevos obstáculos para impedir la participación de su contendor real y favorito para ganar, estimular la abstención y complicar el libre ejercicio del derecho a elegir de la ciudadanía. Disponen de un menú de opciones para llevar a cabo cualquiera de las opciones anteriores. El uso de las mismas dependerá de la valoración de costos y beneficios que hagan y de cuán lejos están dispuestos a llegar. En otras palabras, si se decantan por patear la mesa o se conforman con incrementar la represión, la intimidación y el ventajismo.

Las fuerzas democráticas tienen mucho por hacer para consolidar sus posibilidades de ganar y cobrar, así como para conjurar las posibles operaciones políticas dirigidas a complicar la realización del proceso electoral en términos de competitividad. Me refiero a que María Corina continúe su gesta sin precedentes por toda la geografía nacional potenciando la esperanza y Edmundo siga dando su mensaje de cambio tranquilo e inclusivo. E incrementar los esfuerzos para  terminar de garantizar la presencia de testigos en las mesas de votación y de todo el aparato logístico y de movilización destinados a defender la pulcritud del proceso electoral, el derecho ciudadano a elegir y cuidar los votos de EG.

A última hora del lunes, se conoció un anuncio de Maduro (no desmentido cuando escribo estas notas) de que este miércoles 3 de julio se reinicia el diálogo con Estados Unidos. Bienvenidas sean las conversaciones si van a contribuir a que el proceso electoral se realice en las condiciones adecuadas y sin maniobras lesivas a la competitividad de las fórmulas en liza.


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