“No touch. No touch. No touch” (Melvin Udall)
No seré el único en preguntarse si nos va mejor o peor después de la pandemia. Quizás haya valido la pena repensar cuestiones de salud tales como la higiene o la distancia social. Resulta agradable el trato personalizado y más cuidado en los establecimientos y lugares en que nos atienden de uno en uno.
Algunos amigos míos son críticos con las consecuencias de la COVID-19. Afirman que nos estamos volviendo demasiado tiquismiquis. Vamos, que nos estamos haciendo muy escrupulosos.
Uno de ellos argumenta que –aun siendo razonable el uso de la mascarilla y el lavado de manos– detecta una tendencia creciente al trastorno obsesivo compulsivo. Dice que este tipo de locura está focalizándose en algunos casos en la limpieza y la desinfección. Según cuenta se ha visto envuelto en una situación de estas recientemente.
Un amigo le había invitado a su casa a cenar. Mi amigo, a quien llamaremos Fernando, salió a la calle con el tapabocas todo alegre y ufano. Cuando llegó a la puerta de la casa de su amigo, a quien llamaremos Simón para evitar equívocos, tocó el timbre y allí estaba su amigo Simón mirando hacia el suelo. Había una alfombra especial que parecía empapada en un líquido de olor fuerte y que a mi amigo Fernando se le antojó desinfectante. El otro, Simón, le indicó que se descalzara y accediese al interior de la vivienda con los calcetines puestos. Creyendo Fernando que Simón estaba de broma quiso pasar por alto ese foso metafórico, mas el anfitrión no estaba especialmente gracioso y le obligó con los ojos a seguir la ley de la “república independiente de su casa”. Mi amigo, sin atreverse a retirar el barbijo de la cara, comprueba cómo el anfitrión se comunica con él mediante gestos. O sea, que no habla. Simón le indica a Fernando cuál es el siguiente paso del procedimiento seguro. Dos ojos serios apuntan a la mesa del recibidor en la que espera el bote de gel hidro-alcohólico con el que mi amigo debe desinfectarse las manos. El huésped, Fernando, observa acongojado la distancia social que mantiene con él el jefe de protocolo que apenas le sonríe. A Fernando le da la impresión de que Simón va marcando todas las zonas de riesgo al paso de su invitado que espera nervioso las instrucciones.
https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019/advice-for-public