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Testigos de los últimos tiempos

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Escuchar algunas historias de esta semana, percibir el comportamiento contracorriente de algunos individuos y sus inquietudes, me hizo pensar con severidad en los tiempos que nos tocan experimentar. Aunque en su mayoría se les llaman difíciles, confusos, aberrantes, desanimados, lo que no es una falacia, porque realmente son características de gran peso, evidentes en esta temporada; pretendo exponer una mirada desde otro ángulo.

Está visto que bajo ciertas circunstancias la probabilidad de repetir actitudes y patrones disruptivos es mucho mayor. En cambio, tener un comportamiento atípico o lejos de la media en un grupo tiende a requerir más voluntad, un sistema reflexivo, rico en análisis y autoconocimientos pletóricos de aceptación y amor. Únicos aditivos sustancialmente imperecederos en cultivos del pensamiento.

Los entornos, las dinámicas y las presiones propias del día a día nos van llevando como por rieles de automatización de la conducta y estandarización del imaginario colectivo. Perpetrando homicidios en masa de ideas creativas y rutas novedosas para inclinación de la psiquis, en las que se estimule la individualidad próspera que contribuye a la riqueza colectiva de los grupos.

Fenómenos tales se ven en todo ambiente del diario vivir, desde la apariencia hasta la elección de ciertas actividades, en cuyos procesos los individuos pierden conciencia selectiva de identidad y se lanzan a respuestas en acopio, como quien se sumerge y decide flotar adonde le lleve la corriente, sin saber que sus elecciones conllevan una pérdida de consonancia y propósito, haciéndoles una unidad numérica más dentro de un conjunto.

Ahora, los innovadores de ideas, hombres y mujeres reticulares, con propósitos claros aun desde lo abstracto de la vida, firmes en convicciones y acciones desde el marco de lo que necesitará corrección y coto, como cualquier otra cosa. Los tales, se vuelven testigos de los tiempos, tanto de lo malo como de lo sobrenatural y luminoso que balancea las tinieblas. Estos resultan ser observadores conscientes la mayor parte del tiempo y, naturalmente, tal gracia les anima a tomar decisiones que redefinan aspectos de sus vidas y las de sus generaciones.

Los testigos del tiempo cantarán para protesta y cavilación, escribirán para contar verdaderas historias y hablarán para corrección, aún sin querer encauzar aguas internas ajenas, que corren sin control, sus concepciones servirán como contención de rambla. Aprendieron a callar tantas veces que sus palabras reflejan autoridad y no sufren por requerir aceptación, al contrario, esperan los golpes que el ir contracorriente les asegura.

Tales verdades someten a selectividad y aislamiento parcial a muchos quienes deciden por este tipo de vida, ya que amerita mejores ángulos de visibilidad, para lo cual habrá que caminar un poco más, sometiéndose a cierta rudeza ambiental, pero con la grata satisfacción de un paisaje sobrenatural.

@alelinssey20

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