¿Es posible la usurpación del voto el 28 de julio? Sí. ¿Ha ocurrido antes? Sí, en las parlamentarias de 2015 (Diez casos registrados). ¿Es posible una usurpación sistemática de votos? En principio, no. ¿Hay señales de alerta? Unas cuantas.

La primera señal de alerta es el proceso electoral en desarrollo, que se parece a cualquier cosa menos a un proceso electoral. Las anomalías, violaciones y ventajismo ya han sido expuestas en esta sección. Esto sí de forma sistemática.

Con relación a la usurpación del voto -hay que recordar que hay 4,5 millones de venezolanos registrados para votar que viven fuera de Venezuela y se les impidió cambiar su lugar de residencia, un volumen apetitoso para la suplantación de identidad-  hay que prestar atención a un conjunto de circunstancias:

  • la primera, que los miembros de mesa sorteados sean los que estén presentes efectivamente en las mesas de votación, y no que sean colocados por partidos políticos, particularmente el oficialista que es al que le urge la trampa;
  • la segunda, que haya testigos, en particular de la oposición que es a la que le urge detectar las trampas,  en todas las mesas y, muy importante, en el centro de cómputo de la avenida San Martín;
  • la tercera, la realización de la auditoría de configuración de las máquinas de votación, en presencia también de expertos en la materia electoral.

El periodista Eugenio Martínez, de vasta experiencia en la cobertura de elecciones y con buen ojo observador, alerta en su cuenta de X que la auditoría indicada debió realizarse el 21 de junio y fue pospuesta para el 25 de junio. “Mala señal para la integridad de los resultados”, escribe Martínez, quien explica en este video la importancia crucial de esa verificación y configuración de las máquinas electorales para minimizar la posibilidad de la usurpación de votos.

La clave de la auditoría es que establece los parámetros de funcionamiento de la captahuella, Sistema de Identificación Integrado. Hasta ahora la captahuella funciona de la siguiente manera: el elector deberá colocar su dedo -índice o pulgar- para su identificación, si su huella no se corresponde con la registrada en el sistema, la máquina se bloquea y el presidente de mesa dispone de una clave para desbloquearla. Eso puede ocurrir hasta tres veces, luego ya el presidente de mesa no podrá aplicar el desbloqueo. Si se multiplica tres por el total de mesas (30.026) da 90.078 votos que pudieran ser birlados, suplantados.

Pero la máquina pudiera ser desbloqueada por una clave enviada desde el centro de cómputos que estará ubicado en la avenida San Martín de Caracas. Allí siempre ha habido testigos de la oposición, indispensables para evitar un uso desmesurado, fuera de lo común, de esa potestad de enviar un código que permita el desbloqueo de una máquina en una mesa. En muchas mesas.

¿Por qué se retrasa la auditoría mencionada? ¿Se mantendrán los parámetros actuales, que controlan que no se produzca una usurpación sistemática, o se variarán esos parámetros?

Los próximos 35 días, tiempo que resta hasta el Día D, son decisivos para la integridad, ya maltrecha, del proceso electoral. El Consejo Nacional Electoral, cuya directiva ha sido “usurpada” por su amoroso presidente, no para de tomar decisiones. Elimina testigos de mesa, aumenta el número de mesas, cambia electores de sus lugares de votación, se presta para la firma de un acuerdo de reconocimiento de resultados que resulta que es la propuesta del candidato a la reelección y dueño de las instituciones, también usurpadas.

Hay tarea por delante para consolidar la victoria que la gente anima en las calles. Testigos y más testigos, verificación e información a los votantes que hasta última hora deberán chequear su lugar de votación y la forma indicada de votar según las circunstancias.

 


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