Resulta que el miércoles pasado iba yo por la calle muy temprano, caminando ufano y a buen paso, hasta que al iniciar el recuento mental de mi equipaje noté que faltaba algo. Llevaba conmigo todo lo imprescindible salvo una cosa. El duelo matutino con el reloj me acelera el ritmo y me obliga a salir apresurado para seguir siendo puntual en el trabajo. Reloj, llaves, cartera, recito en voz baja. Todo en orden. Bueno, todo no. Ahora uno no puede olvidarse la mascarilla ni el smartphone (siempre guardo en la mochila el cargador del teléfono por si acaso me quedo sin batería). A pesar de eso, abandoné el juguete en algún lugar que ahora no recuerdo antes de alejarme de mi hogar. Me falló la fórmula de Erika Sjule «Phone. Keys. Wallet».
Dudé un instante, llegué a pararme en la calle. Pensé: ¿me doy la vuelta y cojo el teléfono? No tuve opción. Si regresaba a casa, llegaba tarde. Y reinicié la marcha. No era tan grave. Un día desconectado del teléfono, del WhatsApp y las redes sociales. De todos modos, en el trabajo podía acceder al correo electrónico y a la red. Confieso que fue incómodo. Creo que soy adicto a la comunicación, que es una forma perifrástica de decir que soy un esclavo del celular. Jory MacKay (1) cita un estudio de la universidad inglesa de Lincoln según el cual los usuarios de smartphones comprueban su dispositivo más de 85 veces al día y, lo que es peor, creen que solo miran la pantalla la mitad de las veces (2). La mayoría de los propietarios de un teléfono móvil no son conscientes de esto. Es increíble ver cómo nos creamos necesidades que no deberían serlo. El miércoles me noté ridículo y nervioso porque no recibía mensajes ni avisos. Me faltaba algo. Me consolaba yo solo diciéndome que recuperaría esa doble vida mía el mismo día al volver a casa. Ah, mi pequeña navaja suiza con calendario y alarmas. Mi agenda, mis post-it y mis blogs. Cuánto añoraba la cámara, los podcasts, la radio. Mis diccionarios online, Google, el correo y, en fin, también el teléfono
(1) ‘One study found that smartphone users check their devices more than 85 times per day but only believe they check them half as often.’ (‘The 4 things you need to unplug, disconnect, and fully recover from your workday’. Jory MacKay, Rescuetime.com; 12.11.2019)
(2) (‘Beyond Self-Report: Tools to Compare Estimated and Real-World Smartphone Use‘, Sally Andrews et al., Journals.PLOS.org; 28.10.2015)