“Es débil porque no ha dudado bastante y ha querido llegar a conclusiones” (Miguel de Unamuno)
La cuarentena, el encierro, el confinamiento o como elija llamar a este tiempo de pensamiento y soledad, nos ha dado mucha información, noticias falsas –fake news-, unas cuantas teorías de conspiraciones y demasiados rumores. Se habló del video del multimillonario Bill Gates en el que predecía el mal que apareció el pasado mes de marzo en nuestro país y llamamos covid-19. También se trató de teorías que señalaban la expansión del coronavirus meses antes del primer brote conocido en diciembre de 2019 en China y reconocido oficialmente por la Organización Mundial de la Salud. En otras palabras, el virus habría entrado en nuestras vidas antes de lo que pensábamos.
Pero, vamos a lo que vamos. Quería tratar las consecuencias de la falta de ética, de la gente que no tiene buen humor y que se lanza al cuello de aquel que piensa distinto. Ahora la gente busca en Internet el video, de 8:36 minutos de duración, de la charla TED de Bill Gates del 3 de abril de 2015 en la que advierte de la posible llegada y expansión de nuestro enemigo actual. Fíjese bien en la fecha: año 2015. Gates lo vio con 5 años de antelación. Pues bien, hay gente que se ha sumado a una campaña iniciada en las redes sociales con esta etiqueta #ExposeBillGatesDayOfAction y que culmina el día 13 de junio de este año. La idea es desenmascarar al magnate informático americano y revelar sus intereses particulares, siempre según la creencia de los activistas del Join US for International Global Day of Action. Los partidarios de la campaña Únete a Nosotros en el Día Iinternacional Global de Acción creen que Bill Gates pretende controlarnos a todos y, no descartan -digo yo- que el informático cofundador de Microsoft quiera dominar el mundo. Debe de parecerles raro que alguien como él haya sido capaz de ir por delante del resto de nosotros. No les ha debido de gustar mucho. Conviene recordar que Bill Gates es un conocido filántropo y no parece ansioso por lograr muchos objetivos materiales en su vida. Con todo, habrá que respetar a todo el mundo, pensemos como ellos o no.
Por increíble que le parezca, amable lector, no vengo a hablar de esta teoría ni de Bill Gates. Sé que hay personas a las que no les cuesta mentir ni hacer daño. A esta clase de gente, sin embargo, le supone una humillación importante reconocer un error. A raíz de la campaña citada, ciertos personajes famosos se posicionaron a favor de la jornada contra Bill Gates basándose en la falacia de una conspiración mundial. Una de estas celebridades tuvo la osadía de hacer una marca de RT (retuit) en uno de los carteles colgados en la red del pájaro azul. A partir de entonces salió a relucir lo mejor de cada casa para rebajar a cero la inteligencia del artista, porque se trataba de un artista. Sin tener la certeza de qué pensaba la víctima, Enrique Bunbury -vocalista y letrista de “Héroes del silencio”-, mucha gente hizo mucho ruido tildando de ignorante a todo aquel que apoyase la teoría de la conspiración. Dicho de otro modo, quien crea que algunos magnates mundiales quieren someter a la humanidad a su capricho se equivocan. Y los twitterati entendieron que Bunbury creía esa teoría de la conspiración.
El pensamiento del conocido artista no es grave, sea el que sea; lo grave es el matonismo y la desvergüenza de quienes le llamaron poco menos que idiota. Bueno, pensé, el pensamiento lógico más simple resulta ser siempre el mismo: si no piensas igual que yo es que eres tonto. Yo, que soy tonto, me pregunto por qué pensamos diferente y por qué no podríamos pensar todos lo mismo y querer las mismas cosas a la vez. Me imagino un mundo en el que todos queremos hacer lo mismo a la vez: ir a ver esa película, tomar esa copa en el mismo sitio, ir a la misma playa. No sé si se trataría de una paranoia, lo que sé es que resultaría aburrido pelearse por la misma chica, buscar el asiento libre en el cine, vestir de la misma manera. Supongo que querría pasarme al modo subjuntivo, buscar el exilio.
Antes de seguir, sería quizás conveniente aclarar que, en la red social de la que hablamos, hacer RT a un tuit significa básicamente dar visibilidad a una notificación, a un tuit bien escrito. Hacer retuit significa dar un empujón a un video polémico, a una foto para que llegue al mayor número posible de personas. Es más, uno hace RT a la noticia de una desgracia, a la desaparición de personas -para ayudar a su rescate-. Esta acción no implica estar de acuerdo en todas y cada una de las situaciones.
Enrique Bunbury, dolido y harto, publicaba entonces una carta abierta en la misma red social en la que había sido lapidado.
Quise saber qué pensaba y la leí dos veces, o más. Estaría bien que esta carta se leyese en las escuelas si quisiéramos una sociedad que permitiese expresar opiniones distintas, viviese el respeto y se ahorrase los insultos. Sería bueno lograr una sociedad más tolerante y más tranquila. Creo que el artista nos ha regalado una lección de ética.