Foto AFP
La convocatoria es este sábado 17, pasado mañana, en casi todo el mundo (los venezolanos están por todos lados, tal es el tamaño del exilio forzado por el régimen) y en las calles de toda Venezuela. Es una jornada «por la verdad». Para que se sepa hasta debajo de las piedras que Edmundo González Urrutia ganó las elecciones presidenciales del 28 de julio y que los venezolanos continúan reclamando la victoria.
El sábado habrán pasado 20 días del contundente triunfo electoral de la unidad opositora: 7 de cada 10 venezolanos votaron por González Urrutia. La diferencia hubiera sido mayor si se hubiera permitido participar a la mayoría del exilio. La oposición ha recuperado los escrutinios de 48 de los 104 consulados en el exterior donde se pudo votar y el resultado es abrumador: 94% respaldó la candidatura unitaria del cambio político.
La reacción del régimen de Nicolás Maduro, luego de su aplastante derrota en las urnas el domingo 28 de julio, ha sido una campaña represiva feroz contra dirigentes políticos, defensores de derechos humanos, periodistas y ciudadanos en general; y atrincherarse en su búnker y sus organismos de fachada ante las reiteradas solicitudes de la comunidad internacional de que se publiquen las actas del escrutinio electoral que sostendrían la anunciada victoria de Nicolás Maduro. No han mostrado nada, porque ocurrió todo lo contrario al resultado comunicado por el Consejo Nacional Electoral.
La presión internacional continúa como lo confirma el reciente informe del Panel de Expertos de las Naciones Unidas -que considera que no ofrecer resultados desglosados por mesa electoral no tiene precedentes en elecciones democráticas contemporáneas-, pero los venezolanos estamos obligados a mantener vivo el reclamo pacífico y enérgico por el reconocimiento de la justa y anhelada victoria alcanzada el 28J.
El triunfo fue incontestable como lo advertían en toda su amplitud las encuestas más serias conocidas en el país, lo ratificaron los venezolanos con su concurrencia masiva a los centros de votación desde muy temprano el domingo 28 de julio y lo adelantaron las encuestas a boca de urna. Y, lo clave, lo que desconcertó y desnudó al régimen de Maduro, las actas de los escrutinios publicadas que confirman una ventaja nunca vista en una elección presidencial venezolana.
Y ese resultado no se negocia, como lo ha ratificado María Corina Machado, la líder indiscutible de la oposición. Lo que puede y se necesita negociar es la apertura de un proceso de transición, con garantías democráticas, que permita el traspaso de mando de manera ordenada y pacífica y se inicie, por tanto, la recuperación económica y social de la nación.
Con confianza, con unidad, con estrategia política sensata y firme, hay que confiar que la victoria se alcanzará, porque es justa, necesaria, legítima y tiene el respaldo multitudinario de los venezolanos.
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