El cambio climático es uno de los desafíos más urgentes y complejos que enfrenta la humanidad en la actualidad. Por los impactos globales, cada vez más devastadores y alarmantes, algunos gobiernos han adoptado diversas políticas para para enfrentar el cambio climático. Sin embargo, los problemas persisten y el más preocupante de ellos es efecto invernadero.

Según el Índice de Desempeño del Cambio Climático 2021, los países menos comprometidos con la lucha contra el cambio climático son Kuwait, Irán, Libia, Arabia Saudita y Australia. Estos países han sido criticados por su alta dependencia de los combustibles fósiles y su falta de acciones significativas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

La conferencia sobre el cambio climático de Naciones Unidas (COP28), celebrada en Dubái, Emiratos Árabes Unidos, entre el 30 de noviembre y el 12 de diciembre de 2023, cerró con un acuerdo para “dejar atrás” los combustibles fósiles y reemplazarlos por las energías renovables.

Portugal es un ejemplo destacado en este ámbito, pues ha logrado avances significativos en la adopción de energías renovables, mediante la promoción del uso de fuentes de energía más limpias y eficientes.

Las acciones desarrolladas por el gobierno portugués se fundamentan en el Plan Nacional de Energía y Clima (PNEC), un proyecto a largo plazo para la transición energética y la mitigación del cambio climático. El PNEC establece metas ambiciosas para aumentar la participación de las energías renovables en el mix energético, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mejorar la eficiencia energética.

Portugal también ha implementado programas de apoyo e incentivos para la generación de energía eólica, solar, hidroeléctrica y biomasa, así como sistemas gestión energética amigables con el medio ambiente en las empresas, tanto públicas como privadas.

En el sector transporte, el gobierno de Portugal ha invertido en la instalación de una amplia red de puntos de carga para vehículos eléctricos en todo el país, con lo cual ha contribuido a la reducción de las emisiones de gases contaminantes en el sector del transporte. En el sector construcción, ha fomentado la optimización del consumo energético en todas las fases de las obras de infraestructura.

Portugal se ha fijado dos metas: alcanzar el 80% de la electricidad a partir de fuentes renovables para 2030 y la neutralidad de carbono para 2050. Esto implica reducir al máximo las emisiones de gases de efecto invernadero y compensar cualquier emisión restante a través de acciones de absorción de carbono, como la reforestación y la captura y almacenamiento de carbono.

Los parques eólicos de Portugal, construidos en tierra y en mar, son una referencia mundial. En 2019, la capacidad instalada de energía eólica alcanzó los 5,4 GW, lo que representa aproximadamente el 27% de la capacidad total de generación eléctrica en el país.

Portugal también ha apostado por la energía solar. Ha incentivado la instalación de paneles solares en viviendas y edificios comerciales, promoviendo la generación distribuida y el autoconsumo. Esto ha permitido reducir la dependencia de fuentes de energía no renovables y, además, fomentar la participación ciudadana en la transición hacia un sistema energético más sostenible.

La energía solar fotovoltaica ha experimentado un crecimiento acelerado en Portugal. En 2019, la capacidad instalada de energía solar alcanzó los 0,5 GW, lo que representa aproximadamente el 2,5% de la capacidad total de generación eléctrica en el país. El Estado ha promovido activamente la instalación de paneles solares en viviendas y edificios comerciales, fomentando la generación distribuida y el autoconsumo. Esto ha permitido a los ciudadanos y empresas generar su propia energía renovable y reducir su dependencia de fuentes no renovables.

Portugal tiene previsto optimizar su potencial hidroeléctrico. En 2019, la capacidad instalada de energía hidroeléctrica alcanzó los 7,1 GW, lo que representa aproximadamente el 36% de la capacidad total de generación eléctrica en el país.

En conclusión, Portugal es un ejemplo para seguir. Se ha posicionado como un líder en la transición hacia un sistema energético más sostenible. Ha demostrado un compromiso firme con la utilización de energías limpias, logrando avances significativos en la adopción de fuentes renovables. La apuesta por la energía eólica, solar e hidroeléctrica ha permitido reducir la dependencia de fuentes no renovables, generar empleo, fortalecer la seguridad energética y contribuir a la lucha contra el cambio climático.

 


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