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Por el derecho a la vida

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En este nuevo trabajo, vamos hacer prácticos, es decir, los presentes vamos a intentar hacer un ejercicio de repensar, haciendo uso algunos del poder de la imaginación, otros tal vez sólo tengan que hacer un ejercicio más simple de retrospectiva, pero todos podrán lograr si lo desean vivir en cuerpo presente los horrores de la guerra; los que están a favor y los que están en contra, incluso lo que se encuentran en el medio de las acaloradas opiniones dentro o fuera de ella.

Este trabajo que se vierte aquí, no es para ensalzar ninguna bandera; es un esfuerzo por detener el dolor, principalmente de los niños, que desde la barriga, incluso, y edades muy temprana tengan que vivir en todos sus aspectos los horrores de cualquier forma de guerra.

Es muy fácil para el que escribe sentado en su cómodo sillón, disfrutando de todos los servicios,  disertar sobre este hecho que está pasando en éste preciso instante;  poder dar las mejores lecciones y reflexiones al respecto; mientras allí en las zonas de guerra se escuchan los sollozos y gritos de miles y millones de niños que no saben que hacer ante el inminente peligro de ser aniquilados bien sea por una bomba, un misil  o simplemente por las millones de balas, que se gastan en ese cruel y sangriento escenario del teatro de la guerra o más patético morir de hambre como suele pasar a millones en distintos lugares del planeta de países en guerra.

Bueno, entrando en materia cierren sus ojitos, y vamos con el ejercicio, sólo le dedicaremos un par de minutos, tal vez 60 segundos sean más que suficientes, para presenciar los horrores, tal vez puedan ver las imágenes de los niños, otros más sensibles puedan escuchar sus gritos, los más avanzados sufrir el dolor, otros se verán como en una realidad virtual en 3D de todo aquel horror.

Pues bien, ya dejemos el ejercicio atrás, ahora deténganse por un momento a pensar en los temas principales del mundo con respecto a la democracia, el cambio climático, la inmigración, los servicios sociales, la educación, la sanidad, la infraestructura, la economía mundial, el transporte, las contrataciones colectivas, las horas laborales, la vivienda, la alimentación, la seguridad, la infancia, los adultos mayores, la filosofía,  los derechos humanos, la religión, la paz.

Desde la perspectiva de los horrores de la guerra, de seguro de tomarán las mejores direcciones, no sólo para nosotros mismos como personas, como padres, madres, hijos, enfermeros, médicos, arquitectos, abogados, ingenieros, comunicadores, políticos, obreros, amas de casa, carpinteros, o bajo el rol que nos tocó ejercer en el gran anfiteatro de la vida, sino para toda la sociedad mundial.

La sociedad toda, desde el individuo llano hasta el más cualificado, conociendo los horrores de la guerra en todas sus formas y dimensiones, desde las más contradictorias como las guerras civiles, económicas, las del Estado contra la población, en la dirección de erosionar todos los beneficios de los que disfruta la sociedad, hasta las guerras más convencionales de una nación con otra por temas ideológicos o religiosos, o por territorio como es el caso entre Rusia y Ucrania y más allá, entre todos las factores de cosmovisión, y crímenes, entre Israel como representante de occidente y el mundo árabe de oriente.

A todas estás ¿ vale la pena el sacrificio de millones de niños, y de seres humanos inmersos en esos escenarios de terror, escases, crisis económicas, desabastecimiento, quiebre del aparato productivo e infraestructura, tiranías, crímenes de Estado, expoliación, organizaciones terroristas, bandas armadas, azotes a la población, entre todos los horrores que de forma directa o indirecta, se viven en esas zonas puntuales de la geografía mundial ? la respuesta es definitivamente no.

Tomando en cuenta, además todo el gasto público mundial que amerita sostener esos escenarios; la respuesta concreta es no; eso no requiere de muchos esfuerzos y sacrificios, como se supone, en comparación a la guerra, por ejemplo, el de la inmigración por las razones arriba mencionadas, ya que frenarla,  es contribuir con la guerra y con una peor que es una gran guerra de conflagración mundial, de esto ya se tiene la experiencia de la segunda e incluso la primera gran guerra mundial, en esto hay que ser objetivos en términos humanos y económicos, si se quiere hacer un balance integral de todos los costos que recaen en todos y cada una de las naciones implicadas o no dentro de los diferentes conflictos políticos o bélicos en todo el mundo.

En conclusión la guerra que está sucediendo el cualquier lugar del planeta, la sufragamos todos, sin excepción; en la medida que ejerzamos las intenciones en pro o contrarios en caldear los ánimos de la misma, sufrimos sus efectos de manera económica, política o social.

@aegeovo

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