OPINIÓN

Padres adoptivos

por Arminda García Arminda García

Es cierto que para el individuo como miembro de la sociedad existe una necesidad natural de vivir la paternidad a través de la formación de una familia. Sin embargo, muchas veces  este deseo no puede ser cumplido de forma biológica debido a diferentes circunstancias. Por esta razón, la adopción representa una alternativa viable, que se puede considerar con el fin de llenar ese vacío.

Por otra parte, los papás adoptivos deben pasar por largos procesos con el fin de, demostrar su capacidad paternal. Aunque existen ciertas similitudes en ambos casos, la paternidad adoptiva implica muchas vivencias particulares, individuales y sociales que les caracteriza.

En referencia a este tema, existen muchas dudas e incertidumbre acerca de las condiciones más óptimas para lograr una adopción saludable. Del mismo modo, las familias se preguntan si se puede amar a los hijos adoptivos tanto como se quiere a un primogénito biológico. Por eso, es importante analizar las distintas particularidades que esto implica.

La respuesta a la pregunta anterior es muy compleja. Sin duda, tanto el amor del padre como el de la madre se fortalecen con el tiempo y están  influidos por múltiples factores, pero no debe existir ninguna diferencia. No obstante, es cierto que se consolida con base en la convivencia y las experiencias compartidas.

Por otro lado, las parejas que deciden adoptar se enfrentan a diversos mitos sociales provenientes de sus familiares, de sus amigos y del entorno, los cuales les pueden generar muchas dudas. Especialmente aquellas referidas a testimonios de padres a los que les toma tiempo crear un nexo afectivo, así como los que no han sentido ese amor a primera vista y alusiones a temores que les pueden generar mucha ansiedad.

Sin embargo, existen diversas formas que los progenitores pueden tomar en cuenta para desarrollar nexos afectivos con sus primogénitos adoptivos. Una de las más oportunas es aprovechar cada oportunidad que tengan mientras le brindan los cuidados propios de su crianza, como su alimentación, el baño, al momento de dormir, etc. para expresar afecto, para las manifestaciones de cariño.

Se debe fortalecer el contacto demostrando receptividad, tomando en cuenta la personalidad del niño, así como sus necesidades reales y captando las señales que emite. Así mismo, es importante manifestar una actitud protectora equilibrada, que le permita al niño sentirse cuidado, protegido y cómodo a la vez, para facilitar una identificación positiva con sus padres.

Una vez creado este nexo, hay que alimentarlo con mucha paciencia, con la comprensión y el cariño que requiere la paternidad, pues, esto ayuda a superar las dudas y a mejorar la ansiedad, para disfrutar plenamente de la familia.

Es oportuno destacar que la herencia genética es determinante en el amor que se siente por los hijos, pero eso no significa que no se pueda querer a un hijo adoptado de la misma forma. De igual manera, las parejas experimentan emociones de felicidad al adoptar que les ayuda a superar sus dificultades de procreación, sentimientos que desean compartir con sus familiares o amigos.