Cito textualmente al cardenal Marcelo Gonzáles Marín, al que muchos de sus compañeros, incluso el Cardenal Tarancón juzgaron de catastrofista y exagerado, el tiempo le ha dado la razón, y es que a mucha gente le cuesta comprender que los conceptos de España y cristiandad son inseparables, no hay España sin cristiandad y no hay cristiandad sin España, la destrucción o debilitamiento de una implica la debacle de la otra, por eso se ha atacado a España para destruir al cristianismo, caso de la masonería, y al cristianismo para destruir a España, caso de los políticos y potencias rivales. Dijo el cardenal Marcelo en 1978, con respecto al Proyecto de Constitución aprobada:

“ 1..La omisión, real y no solo nominal, de toda referencia a Dios.

Estimamos muy grave proponer una Constitución agnóstica –que se sitúa en una posición de neutralidad ante los valores cristianos- a una nación de bautizados, de cuya inmensa mayoría no consta que haya renunciado a su fe. No vemos cómo se concilia esto con el ‘deber moral de las sociedades para con la verdadera religión’, reafirmado por el Concilio Vaticano II en su declaración sobre libertad religiosa (DH, 1).

No se trata de un puro nominalismo. El nombre de Dios, es cierto, puede ser invocado en vano. Pero su exclusión puede ser también un olvido demasiado significativo.

2. Consecuencia lógica de lo anterior es algo que toca a los cimientos de la misma sociedad civil: la falta de referencia a los principios supremos de ley natural o divina. La orientación moral de las leyes y actos de gobierno queda a merced de los poderes públicos turnantes. Esto, combinado con las ambigüedades introducidas en el texto constitucional, puede convertirlo fácilmente, en manos de los sucesivos poderes públicos, en salvoconducto para agresiones legalizadas contra derechos inalienables del hombre, como lo demuestran los propósitos de algunas fuerzas parlamentarias en relación con la vida de las personas en edad prenatal y en relación con la enseñanza.

Por falta de principios superiores la Constitución ampara una sociedad permisiva, que –según advirtió oportunamente el Episcopado Español- no es conciliable con una sociedad de fundamento ético; y por lo mismo es contraria al ejercicio valioso de la libertad. La libertad no se sirve con la sola neutralidad o permisividad o no coacción. Se sirve positivamente en condiciones propicias que faciliten el esfuerzo de los que quieren  elevarse hacia el bien. Al equiparar la libertad de difundir aire puro y la libertad de difundir aire contaminado, la libertad resultante no es igual para todos, pues en realidad se impide la libertad de respirar aire puro y se hace forzoso respirar aire contaminado.

3. En el campo de la educación, la Constitución no garantiza suficientemente la libertad de enseñanza y la igualdad de oportunidades. Somete la gestión de los centros a trabas que, según dice una experiencia mundial, puede favorecer a las tácticas marxistas. La orientación educativa de la juventud española caerá indebidamente en manos de las oligarquías de los partidos políticos”.

No debemos confundir los hechos con las causas, la masacre de la Vendée durante la Revolución francesa, el brutal  asesinato de 13 obispos, 4.184 sacerdotes seculares, 2.365 frailes y 296 monjas, lo que equivalía a 1 de cada 7 sacerdotes y a 1 de cada 5 frailes, entre 1936 y 1939 por la República Española, el Holocausto judío provocado por los nazis, el exterminio masivo de parte de la población en la Unión Soviética, el salvaje control de la población en China que llevó al infanticidio y aborto de millones de vidas, causando hoy un desequilibrio entre la población masculina y femenina en ese país, las multinacionales que se lucran del aborto, la eutanasia, las armas y las drogas, el brutal ataque al pueblo palestino por una potencia mediana que ha olvidado el sufrimiento que vivió en sus carnes hace unas decenas de años, la cruel alimentación por parte de Europa, Estados Unidos, Canadá y Japón de una guerra perdida desde el principio como lo es la guerra de Ucrania. Solo hay una causa de estas barbaridades y no es la que estamos viendo, detrás de tanta barbarie está la destrucción de la cristiandad, la cristiandad y España fueron el  faro y el muro de contención a la bestialidad del hombre, al derruirlas o intentarlo se desataron los demonios y el daño fue cada vez mayor.

¿Qué hacer entonces?

Primero estudiar,  la historia que nos han enseñado está totalmente equivocada, la lista sería interminable pero asequible, empiecen por leer todos los libros del sacerdote español Gabriel Calvo Zarraute, el libro España frente a Europa del filósofo español Gustavo Bueno y leído esto, sigan su instinto. Segundo, aprender del enemigo, grupos minoritarios, destruyeron nuestro imperio desde adentro, después  debilitaron lo poco que quedaba en la península, luego han ignorado todos los logros del franquismo, el más importante para Europa la contención del comunismo, y para nosotros llegar al año 1975, siendo la octava potencia industrial del planeta, con programa espacial y posibilidad de tener el arma nuclear española, no como repiten sin pensar algunos medios la bomba de Franco, otra cosa muy distinta a lo que somos ahora, sería si España, Venezuela y Argentina que una vez tuvieron capacidad para desarrollar tempranamente un arma nuclear, lo hubiéramos hecho, estas armas no son para usarlas, pero en el estadio evolutivo del hombre de hoy, el país que no las tiene no tiene voz ni voto en el concierto mundial de las naciones. Tercero, marcarnos líneas rojas y trabajar por ellas, manifestaciones, inversión en medios, no permitir que ningún católico apoye propuestas que no incluyan estas líneas, entre ellas, un no definitivo y total al aborto, prohibición de la eutanasia, el transhumanismo y el cambio de sexo, matrimonio solamente entre hombre y mujer, primacía de la familia sobre el individuo, reducción sustancial de los impuestos, colocar la economía al servicio del hombre, no el hombre al servicio de la economía, la Iglesia ha condenado tanto a las teorías comunistas, como a las liberales, la Iglesia pide respeto a la propiedad privada pero bajo una vida regida por Cristo. Si España empieza esta cruzada, su efecto resonará en toda la hispanidad, las Españas, porque Venezuela, Argentina, Colombia, México y todos los países que una vez formamos el imperio somos Las Españas y estamos llamados a ser el faro del mundo bajo el signo de Cristo.

El hispanismo debe actuar como faro de luz y por tanto no debe estar ni del lado de Rusia, ni del lado de Ucrania, ni del de Israel, ni de de los persas, nuestra función es ayudar a la consolidación de la paz de los pueblos, no tomar partido, aquí sería útil estudiar la vida de Pío XII y su difícil pontificado.

 


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