Apóyanos

Netflix en Miraflores

    • X
    • Facebook
    • Whatsapp
    • Telegram
    • Linkedin
    • Email
  • X
  • Facebook
  • Whatsapp
  • Telegram
  • Linkedin
  • Email

Esta semana el dictador en una de sus constantes, largas e improductivas alocuciones reveló que es asiduo televidente de la plataforma Netflix. Para quienes no lo saben, Netflix es una compañía estadounidense que ha revolucionado la manera de ver televisión y que cuenta con más de 140 millones de suscriptores en todo el mundo. Esta plataforma ofrece innumerables películas y series, entre ellas unas cuantas latinoamericanas. Ese es el caso por ejemplo de la colombiana Bolívar, la preferida del dictador venezolano y la llamada “primera combatiente”.

Que un mandatario vea Netflix sería una confesión totalmente irrelevante, al menos en un país normal y donde la realidad nacional no fuese tan particular como en Venezuela. Más allá de que la suscripción mensual supera el salario mínimo venezolano, lo que llama la atención de la revelación del usurpador es que tenga que recurrir a plataformas “imperialistas” para entretenerse teniendo a su disposición una larga lista de canales a su servicio, incluyendo ese llamado TVES que vino a funcionar con la señal y equipos robados de RCTV y que marcó el inicio de la crisis de la televisión venezolana.

Quizás el tirano de Miraflores no lo sabe, pero hay muchos actores venezolanos en la serie Bolívar. Aunque evidentemente tiene mucho que ver con la naturaleza del proyecto, también es el resultado de la inmigración masiva que también ha tocado al mundo artístico nacional. Así como se han tenido que ir médicos, ingenieros, arquitectos y maestros, también han escapado de la plaga socialista muchos actores y demás profesionales de la industria de la televisión. Eso se ve en pantalla, los canales nacionales que aun se mantienen en manos de sus dueños originales sobreviven con enlatados y la producción nacional ha desaparecido prácticamente.

La destrucción de la televisión nacional, golpeada por la crisis y secuestrada por la dictadura, es también la destrucción de nuestra idiosincracia. Durante años nuestro país se dio a conocer en el mundo por sus grandes espectáculos televisivos, sus telenovelas y sus innovadores programas de entretenimiento y no se trata de hacer una oda a la banalidad, esto es un parte de guerra que hace el balance de todo lo que hemos perdido y difícilmente volveremos a recuperar. Nuestros pueblos también se definen por lo que leen, lo que escuchan y lo que ven. El chavismo no solo instaló la hegemonía de la mentira en la televisión nacional, sino también la hegemonía de la mediocridad.

@BrianFincheltub

El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!

Apoya a El Nacional