Mi lengua de oro

criba los signos enigmáticos

de la multitud ansiosa

Los símbolos sonoros

de la incredulidad se esculpen

en las paredes agujereadas

de los vientos del Sur

El aire lúgubre se abate

contra los arrecifes del espíritu

indómito y los jinetes insomnes

atraviesan la medianoche

empalando las sombras esclavas

del furor de los días

inciertos

Mi lengua de oro y de azabache

hiende sus ansias magnéticas

en la pulpa insondable de lo alto

El brillo disoluto de mi lengua

mancillada

escarnecida

censurada

se borra lento con el sueño

inminente e inexorable que

atisba en lontananza.

 


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