«I walk into a room / Just as cool as you please,» (MAYA ANGELOU)
Admiré hace tiempo a un extravagante político alemán del Partido de Los Verdes que cambió su aspecto en cuestión de meses. Los años y la dejadez propia de un hombre ocupado le habían convertido en un señor maduro con sobrepeso. Joschka Fischer hoy ronda cerca de los 74 años. Fue popular en Alemania y Europa a raíz de su metamorfosis después de que una de sus esposas le abandonase. Se casó cinco veces. Si no equivoco las fechas, el señor Fischer inició un cambio de vida con la tercera mujer al abandonar la política. Pasó de comer mucho, beber vino y arrastrar una vida sedentaria a aficionarse por el ejercicio físico, concretamente por el jogging y el maratón. Según leo en la prensa, el atleta ha vuelto a perder su forma física.
Cuento esto porque una noticia más reciente me ha recordado la importancia de prestar atención a lo que hacemos con nuestro cuerpo en la edad adulta. Una mujer con edad similar al político de Los Verdes comparte su gusto por el ejercicio. Joan MacDonald ha dado un giro a su vida al perder casi 30 kilos de peso en 3 años trabajando su cuerpo en el gimnasio con una fuerza fuera de lo común en una mujer y más aún en una mujer de su edad. («Una abuela de 73 años con sobrepeso se transforma en gurú del fitness«. Redacción.-La Vanguardia, 6.10.2020). El caso llama la atención por la curiosa coincidencia con el exministro de Asuntos Exteriores alemán, ya que la señora MacDonald también salía de una crisis matrimonial y padecía sobrepeso. La actitud de esta mujer canadiense resulta cuando menos ejemplar y moderna. Sin pasar apuro ni vergüenza, abre una cuenta en Instagram ―@trainwithjoan― en la que cuelga fotografías y videos suyos en diferentes aparatos del gimnasio. Joan MacDonald cuenta con más de millón y medio de seguidores en esta red social.
Parece difícil caer en el desánimo por el paso de los años cuando vemos el coraje de ciertos adultos. A uno le dan ganas de convertirse en la mejor versión de sí mismo.
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