“Una mujer desnuda y en lo oscuro/genera un resplandor que da confianza”
Mario Benedetti
Los astros gobiernan nuestras vidas aquí abajo. Dicen los sabios que las fases lunares trastocan durante horas y días el carácter y el humor de las mujeres. Por extraño que les parezca a ellas, la luna menguante o creciente a un hombre le deja indiferente. Sin embargo, la luna es muy capaz de afectar las vísceras y la cabeza de alguna. Y es que en esto del género no hay quién se aclare del todo.
Con las mujeres no hay manera, como escribió Boris Vian. Nadie sabe cómo comportarse para agradarlas. Bajo el influjo de la luna, aun siendo amable y educado, cortés y delicado, el malestar que siente uno a su lado va a ser inevitable.
De todas las fases conocidas de la luna, tan solo una pone en peligro la paz de la dama y su pareja. Cuando Morfeo llame a su puerta, asómese a la ventana y mire el cielo azul si es hombre. La uña de plata no acude esa noche y brilla en su lugar una luna entera y verdadera que volvería loca a cualquiera, amigo mío, esa joyita de ahí arriba solo puede ser luna llena y verá que ella lo sabe sin haberse asomado a la ventana siquiera.