OPINIÓN

Los prepago

por Brian Fincheltub Brian Fincheltub

Antes de comenzar quiero pedir disculpas a quienes se dedican al mundo de la prostitución. Como todos sabemos, la palabra prepago tiene varías connotaciones, una de ellas, quizás la más utilizada en Venezuela, refiere a la mujer u hombre que ofrece servicios sexuales a cambio de dinero y que generalmente cobra por adelantado. De allí que tenga que aclarar que con este artículo mi intención no es para nada ofender a quienes honradamente ejercen ese oficio. Lo digo porque cualquiera que sea comparado con aquellos que venden no su cuerpo sino su dignidad al mejor postor tiene sobradas razones para sentirse ofendido.

Pido también disculpas para quienes se definen verdaderamente como opositores y que siendo víctimas de persecución, exilio y represión no merecen ser insultados al meterlos en el mismo saco con quienes no pudiendo obtener más en la vida que papeles de segundones, hoy han decidido matarse el hambre comiendo del mismo plato con la dictadura. Valga la pena aclarar que hablo de hambre en sentido figurado, porque si usted lo ve en televisión, todos están con los botones de las camisas pidiendo auxilio a punto de reventar. Hablo de hambre, pero de protagonismo, un sentimiento que junto con el resentimiento forman un cocktail peligroso capaz de convertir a alguien a quien se creía decente en un crápula.

Imaginen, hasta aquel que roba por hambre tiene más justificación que quien traiciona por ego y eso es mucho que decir. Que triste llegar a viejo para avergonzar a tus nietos. Me imagino que finalmente se sienten realizados porque gracias a la dictadura hoy gozan de cinco minutos de fama, lo que no calculan bien es que aceptando ser parte del show se condenan a una vida o lo que les queda de ella de desvergüenza. De algo estoy seguro y aprovecho para parafrasear a un político venezolano: de honradez y dignidad no se van a morir.

Si la dictadura fuera un sastre pudiéramos decir que acaba de confeccionar su “oposición” a la medida. La “oposición” que todo régimen totalitario quisiera tener. Quizás hasta se les haya ido la mano con el nivel de rastrerismo, toca ver si ellos mismos soportan esa banda de adulantes. Por el momento el plan sigue su marcha, los ponen donde quieren y les dan “victorias” que les niegan a aquellos que verdaderamente les hacen resistencia. El objetivo es claro, quieren que haya cohesión en torno a la nueva “oposición” y que los sectores democráticos se vean obligados a considerarlos en cualquier proceso de negociación. Qué valor puede tener la palabra de quienes no se representan ni a ellos mismos. Mejor no respondan, la respuesta está más que clara.

Fincheltubbrian@gmail.com

@Brianfincheltub