OPINIÓN

Los aliados internacionales de Maduro detrás de su asalto al poder: quiénes son y qué ofrecen

por Hugo Marugán Hugo Marugán
Maudro nicaragüización de Venezuela

Foto: AFP

El círculo se está cerrando sobre el chavismo, que ha visto cómo la respuesta internacional a la ilegítima toma de posesión de Nicolás Maduro no se ha hecho esperar, condenando al régimen y aumentando las sanciones sobre el mandatario. Sin embargo, y a pesar de que sus apoyos son cada vez menos y sus opositores cada vez más, Maduro sigue sin estar solo. Lo está más de lo que le gustaría y de lo que dice —el chavista expresó en su discurso tras tomar el cargo que había más de un centenar de delegaciones internacionales en su investidura—, pero mantiene unos apoyos estratégicos que limitan la posible respuesta internacional.

Y es que, por muchas sanciones que se impongan —Estados Unidos ha aumentado a 25 millones de dólares la recompensa por información para la captura de Maduro y Diosdado Cabello—, a la hora de la verdad, la intervención internacional sigue limitada por los lazos que mantiene el régimen con diferentes países por todo el mundo.

El más importante de todos ellos es el de Rusia. Maduro estuvo recientemente con Vladimir Putin en la cumbre de los BRICS y, si bien el presidente ruso no se ha molestado lo suficiente como para ir a Caracas a la investidura, mandando al presidente de la Duma, Viacheslav Volodin, en su lugar, sí que le mandó su felicitación a Maduro.

La relación entre Moscú y Caracas se estrechó especialmente a razís de la crisis económica venezolana debido al colapso del sistema petrolero y las sanciones internacionales. Ahí intervino el país soviético, que le ofreció una serie de préstamos millonarios y firmó acuerdos de cooperación en áreas como la energía, la minería y la defensa. Además del apoyo en materia económica, el Kremlin también ha brindado apoyo diplomático a Maduro y es un factor crucial para disuadir una intervención extranjera.

Inversión y recursos por apoyo político

Otro factor internacional fundamental en la perpetuación del régimen de Maduro es China. Desde la presidencia de Hugo Chávez, Pekín es un socio comercial esencial con Caracas, con el gigante asiático ofreciendo miles de millones a cambio de acceso a los recursos naturales venezolanos.

La ayuda financiera de China ha sido esencial para que el régimen pudiese sortear, a su manera, la crisis económica y mantenerse a flote en medio de las sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea. A cambio, Maduro ha brindado apoyo político a China en temas de seguridad y economía, alineándose con la postura del gigante asiático en diversas cuestiones globales.

Otros aliados del régimen chavista son Turquía, Irán y Corea del Norte. Los turcos, bajo la presidencia de Recep Tayyip Erdogan, han mantenido una postura favorable hacia Venezuela, ayudándole a sortear sanciones mediante acuerdos comerciales. Además, Turquía ha exportado productos a Venezuela e incluso ha invertido en el país en sectores como la construcción, el turismo o la industria alimentaria.

Irán, por su parte, es otro país que se encuentra aislado internacionalmente, por lo que ha encontrando en el régimen chavista a un aliado para compartir recursos y conocimientos en áreas como la producción de energía y la defensa. En el plano ideológico, ambos países comparten un interés común en desafiar el dominio estadounidense, lo que refuerza la relación entre Caracas y Teherán.

Aliados ideológicos

Además de los posibles intereses económicos y estratégicos, Maduro también cuenta con el apoyo de otros países que comparten su visión. Los casos más obvios son los de Cuba y Nicaragua, cuyos mandatarios, Miguel Díaz-Canel y Daniel Ortega respectivamente, fueron los únicos que acudieron a la toma de posesión de Maduro en Caracas el 10 de enero. Con Cuba los vínculos son muy fuertes desde la era del castrismo, en áreas como el entrenamiento de fuerzas de seguridad, asistencia en salud o educación y apoyo logístico.

El presidente de Bolivia, Luis Arce, también ha respaldado y felicitado a Maduro tras su toma de posesión, y sostuvo que Bolivia y Venezuela están unidas por «la historia, las hazañas del Libertador» Simón Bolívar, la «presencia» del fallecido presidente Hugo Chávez, «la lucha por la unidad de la Patria Grande y los deseos de construir patrias soberanas, un continente digno para todas y todos».

Además, otros países han felicitado al chavista o mandaron a delegaciones especiales a su toma de posesión, como son Honduras, India, Serbia, Argelia, Antigua y Barbuda o la Repúblia Árabe Saharaui Democrática.

De todos modos, también hay motivos para la esperanza. Como la propia María Corina Machado ha dicho, o como Felipe González ha vaticinado, el futuro de Maduro podría ser similar al del dictador sirio Bashar al-Assad. Siria también tenía en Rusia e Irán a sus aliados claves, pero con los soviéticos empantandos en la guerra contra Ucrania, y los asiáticos debilitados por su conflicto contra Israel y los duros golpes sufridos por Hamás y Hezbolá, no tuvieron los medios suficientes para frenar el avance insurgente que derrocó a Al-Assad el pasado 8 de diciembre. Eso, sumado a las crecientes tensiones de China y Taiwán, o la inquietud en Turquía con los kurdos de Siria, podrían dejar al régimen de Maduro descabezado e indefenso ante un avance popular o una intervención internacional.

Edmundo González Urrutia expresó, en su mensaje a la nación, que «muy pronto» llegará a Venezuela, pero que estaba esperando a las «condiciones adecuadas». Nada sería más propicio que una falta de apoyo internacional que dejara a Maduro a merced del pueblo al que según él representa.

Originalmente publicado en el diario El Debate de España