OPINIÓN

Las universidades sin carreras humanísticas

por Javier Vivas Santana Javier Vivas Santana

Aristóbulo Istúriz y César Trómpiz

Desde 2018 hemos venido alertando que el régimen madurista quiere eliminar las carreras y títulos universitarios, como una forma de terminar de liquidar a la sociedad que se resiste a la implantación del sistema neototalitarista que ha generado hiperinflación, emigración, hambre y miseria en Venezuela.

Aristóbulo Istúriz como «ministro de Educación, y César Trómpiz como «homólogo del anterior» en el área universitaria, dejando claro que el primero ha sido llamado «ladrón» en pancartas públicas, notorias y comunicacionales¹ por parte de pueblos como el de Güiria, y el segundo en permitir que en actos de graduación se presenten individuos -también integrantes de la cúpula del poder- para ofender a la población, diciendo entre otras cosas que necesita una «nena soltera»², lo cual se convierte en plena afrenta a nuestras mujeres, revelando el signo más evidente para ellos, en que el hecho social y el respeto por los derechos humanos no son precisamente sus prioridades, sino al contrario, una forma que tienen a toda costa que anular para imponer el régimen del patriarcado, la corrupción y el machismo.

En tal sentido ¿Por qué el madurismo quiere eliminar las carreras de las áreas de ciencias sociales y humanísticas?

El madurismo no quiere psicólogos porque ellos solo quieren un conjunto de sonámbulos políticos, que jamás sean tratados ni evaluados por su condiciones de prosopagnosia conductual, y menos en el campo de la educación y la sociedad, en donde pretenden quebrantar la ciudadanía y comenzar a tener miserables seres de pensamiento que se conviertan en sus futuros esclavos, o sea, individuos que jamás luchen por sus auténticos derechos sociales y nunca conozcan el significado de la palabra salario y el sentido de las reivindicaciones laborales, sino de la entrega de una eventual «bolsa de comida», esas que tanto Istúriz como Trómpiz denominan «ayudas sociales». Por eso el madurismo no necesita psicólogos que no sean «productivos» para sus «orientaciones políticas».

El madurismo no quiere historiadores ni geógrafos porque solo quiere una Historia y Geografía de Venezuela escrita a su medida, en donde los pensamientos, palabras y acciones de Simón Bolívar y Simón Rodríguez, solo sean utilizados como demagogia hasta para modificar a su antojo nuestros símbolos patrios, desterrar el Correo del Orinoco, o que desconozcamos la Venezuela Heroíca de Eduardo Blanco. El madurismo pretende que sea ignorado que fue el imperio ruso -esos que tanto habla que son nuestros amigos- el que se alineó en 1899 con los ingleses para despojarnos de los casi 160.000 kilómetros cuadrados de Guyana, y es en ese país donde están las pruebas de cómo el presidente de ese «tribunal» nos robó semejante territorio. O que recordemos que a pesar de que Marcos Pérez Jiménez en diciembre de 1957 «ganó un plebiscito en votación del pueblo» para continuar en el poder, unas semanas después se levantó ese mismo pueblo en cada rincón de Venezuela un 23 de enero de 1958 para echarlo de Miraflores por sus prácticas dictatoriales y de violación de derechos humanos. Por eso el madurismo no necesita historiadores ni geógrafos, que no sean «productivos» para la única narrativa: «Yo ordeno, tú obedeces».

El madurismo no quiere filósofos, porque solo quiere tener una ideología compuesta de una ignorante claque, que hasta se ponga de pie justificando cualquiera de sus barbaridades. Para el madurismo solo puede existir la filosofía desviada de Marx y Lenin, el fascismo de Mussolini, la manipulación discursiva de los cuadernos de Gramsci, las mentiras de Goebbels convertidas en «verdad», el nazismo de Hitler, el totalitarismo de Stalin y la «revolución» de la hegemonía perpetua del castrismo en el poder de la Cuba de Martí. El madurismo no quiere que se conozca en nuestra educación la filosofía griega de Sócrates, Platón o Aristóteles. Que jamás sepamos quiénes fueron Hegel y Kant. Ignorar a Friedrich Nietzsche, los exponentes de la Escuela de Frankfurt, José Ingenieros, Hannah Arendt, Martín Heidegger, Michel Foucault o Nelson Mandela. Por eso el madurismo no necesita filósofos que no sean «productivos» para la construcción del pensamiento único de la izquierda destructiva.

El madurismo no quiere profesionales en artes escénicas o plásticas, ciencias musicales, teatro, o letras, porque al fin y al cabo, desprecia esa rica historia universal del renacimiento, el barroco, el clasicismo, el romanticismo, lo contemporáneo y hasta la época digital. De hecho, el madurismo ya destruyó el sistema de orquestas infantiles fundadas por el maestro Abreu, donde nuestros niños y adolescentes conocían lo maravilloso de las creaciones de Mozart, Beethoven, Tchaikovsky o Monteverdi. Saber que teníamos en nuestra «Alma llanera» de Pedro Elías Gutiérrez, «Ansiedad» de Chelique Sarabia, «Caballo viejo» de Simón Díaz o «Laguna vieja» de Reynaldo Armas, ejemplos extraordinarios de quienes han colocado nuestra música en el más alto pedestal de las interpretaciones internacionales. Es simple: el madurismo no quiere que nuestros estudiantes conozcan en su formación educativa al autor de Doña Bárbara, Canaima y La Trepadora, porque hasta se han atrevido en su ignorancia  a confundir a ese otro grande escritor latinoamericano, como fue Gabriel García Márquez, con las obras de Rómulo Gallegos. Confunden las fechas de nacimiento y muerte del propio Simón Rodríguez³. O más aún, ver el cómo quienes han sido «ministros de educación» pluralizan el verbo haber⁴ de una manera que solo demuestra el nivel máximo del desconocimiento por la gramática de ese grande y también maestro inmortal de las letras, Andrés Bello, podredumbre educativa que conjugan y quieren para el pueblo. Por eso el madurismo no necesita carreras no «productivas» en la bazofia de su ignorancia.

El madurismo no quiere sociólogos, ni trabajadores sociales, ni abogados, ni profesionales en áreas similares porque destruyeron los comedores de las escuelas, liceos y universidades, acabando con las infraestructuras de esas instituciones educativas, mientras ha colapsado todo el sistema público de salud, y se multiplican los presos políticos, quienes con la población carcelaria carecen de juicios justos y apegados a la ley, mientras existen miles y miles de violaciones de sus derechos humanos, con retardos procesales en casi todos los casos penales que hipócritamente dicen resolver en «96 horas», mientras un pueblo percibe menos de 1 dólar mensual en salarios y pensiones, y emigran millones de venezolanos, sin importar que puedan morir hasta ahogados en el mar. Por ello, el madurismo no necesita jóvenes que sean formados en esas áreas no «productivas» para sus mezquinos intereses de neoesclavitud, neototalitarismo y neonazifascismo.

El madurismo no quiere ni siquiera profesionales en el área de la educación. Por ello al acabar con las carreras anteriores, desecha y envía a la letrina del infierno a venezolanos de la talla de Rigoberto Lanz, sociólogo fundador del centro de estudios posdoctorales de la Universidad Central de Venezuela, quien con su frase “Las palabras no son neutras» y sus más de 30 obras revolucionó por completo la investigación venezolana en el área epistemológica en todos los ámbitos de la metodología social, cualitativa y cuantitativa. El madurismo se coloca una máscara diciendo que apoya la «educación» cuando al intentar destruir las profesiones que considera no «productivas», es claro que manifiesta todo su desprecio en ese psicólogo, pedagogo y filósofo como lo fue el español, nacionalizado venezolano, Miguel Martínez Miguélez, baluarte de la educación universitaria y profesor del más alto nivel de la Universidad Simón Bolívar, cuyos libros y publicaciones en el área metodológica se convirtieron en referencia para el mundo de las ciencias sociales, humanas y naturales. Y si mencionamos a un tercer venezolano que trascendió el mundo, tenemos La Revolución de la Inteligencia de Luis Alberto Machado, abogado y filósofo, cuya doctrina de pensamiento es la que rechazan aquellos que han llegado a la barbarie de decir que las carreras en las áreas de ciencias sociales y humanísticas no son «productivas» para sus desgraciados intereses, porque estas van en contra del asesinato de la educación y la sociedad venezolana.

Lanz, Martínez y Machado son apenas tres venezolanos, profesores universitarios de eso que el madurismo llama profesionales de carreras «no productivas», porque la razón fundamental del madurismo está en marcha: la producción del hambre, pobreza, miseria y destrucción de Venezuela.

Istúriz y Trómpiz representan los genuinos traidores en lo que ha significado nuestra historia y educación en la construcción de la patria soñada por Bolívar.

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¹  https://talcualdigital.com/guiria-rechaza-visita-de-aristobulo-isturiz-usted-es-un-ladron/

²  https://www.aporrea.org/ideologia/a285285.html

³ https://twitter.com/jvivassantana/status/1353904803785695242

⁴ https://twitter.com/jvivassantana/status/867326172874629120