La pandemia del COVID-19 no solo ha cobrado millones de vidas humanas en todo el planeta. En el balance final del letal virus tendremos, sin duda, que considerar a todos aquellos funcionarios cuyo cuestionado manejo de la emergencia sanitaria les ha costado sus propios cargos. La lista es larga y en ella se cuentan desde presidentes hasta ministros. Ciertamente, no en todos lados se castiga al funcionario ineficiente o corrupto, en algunos lugares, contrariamente a lo que la mayoría pudiera aspirar, los premian o los ascienden. Pero ese es otro tema del que hablaremos más adelante.
En las últimas semanas hemos sido testigos de una serie de escándalos en los que se han visto involucrados varios gobiernos latinoamericanos. Nada es fortuito, mientras en los llamados países del primer mundo se anuncian sendas campañas de vacunación, en los países en vías de desarrollo las contradicciones se hacen cada vez mas evidentes. Lamentablemente, no todos los Estados tienen la misma capacidad, no solo de lograr un aprovisionamiento rápido y seguro de vacuna, sino de garantizar que una vez recibidas, cada unas de las miles de dosis serán administradas bajo un mínimo criterio de transparencia. La altísima demanda de vacunas y la reducida oferta exigen que se fijen prioridades. Evidentemente, uno pensaría que cualquier campaña de vacunación debería comenzar con el personal médico sanitario, línea de frente durante toda la pandemia y que necesita, para continuar su heroico trabajo, algo más que aplausos. Adivinen ¿Cuál es la sorpresa? Que esto no siempre es así.
Hay algunos países donde los primeros en vacunarse son los políticos y su entorno. Aunque cause mucha indignación, no es nada es extraño, las vacunas son hoy un bien preciado y como bien preciado esto hace que los incentivos para traficar con las mismas sean enormes. Aunque sean compradas con dinero público, el aparato clientelar del Estado, tan presente en nuestra región, se apodera de ellas para administrarlas con criterio particular. En este contexto, siempre que estes más cerca del poder, más chance tienes de sobrevivir.
Ustedes dirán que eso es precisamente lo qué pasa en Venezuela. Yo respondería: sí, pero no. Aunque es indiscutible que los primeros en vacunarse fueron quienes integran la llamada Asamblea nacional al servicio de la dictadura de Nicolás Maduro, la realidad es que en Venezuela el sistema de privilegios de la élite que usurpa el poder tiene tiempo instalado en nuestra sociedad. Comenzó con muy poco, primero nos trancaban el tráfico para que pasara el funcionario de turno, pero con el tiempo esto se perfeccionó al punto en el que estamos hoy en día. La burbuja en la que vive la élite chavista es digna de una sociedad de castas, donde en lo bajo de la pirámide se encuentra el venezolano común, para quien hacer mercado en un bodegón es absolutamente imposible y la dolarización de facto lo hace cada día más miserable. Que de esa Venezuela sean ellos los primeros en salvarse no es extraño, tanto así que se atreven a hacerlo público. Ellos saben que nada pasará, pero adicionalmente tienen otro objetivo más allá de la simple provocación, le envían un mensaje al resto del país que los ve por televisión, básicamente para decirnos que no somos iguales, pues ellos representan la nueva Venezuela, la Venezuela VIP, esa a la que unos pocos tienen acceso.
@BrianFincheltub
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