OPINIÓN

La prioridad de replantear políticas públicas integrales para la infancia (III)

por Javier Vivas Santana Javier Vivas Santana

En nuestras dos anteriores entregas hemos sugerido el cómo en América Latina y Venezuela debemos planificar políticas públicas las cuales pasan desde un grupo de acciones metodológicas valorando sus espacios y formas de interrelación social.

Ahora bien, nada se puede hacer mientras no haya un consistente instrumento jurídico en cada país y región que garantice y fortalezca los avances logrados en materia de derechos de niños, niñas y adolescentes derivados de la I Convención internacional sobre Derechos del Niño. Es decir, desde la Organización de Naciones Unidas (ONU) y Unicef hay que promover una nueva convención que centre sus aspiraciones en este contexto, y que nunca el dinero invertido en la atención directa de la infancia será menor entre un rango del 10% y 20% de los presupuestos ordinarios, y estos a su vez, tengan modernas plataformas tecnológicas en donde cada ciudadano, pueda ejercer contraloría de la inversión de los recursos financieros. Solo así tendríamos una Convención Internacional sólida, abierta y sobre todo orientada a brindar seguridad a nuestra infancia latinoamericana.

La inversión de los presupuestos para los niños, niñas y adolescentes, como el resto del dinero público, es casi que secreto de Estado de cada país. Ello, además de atentar contra la pulcritud del manejo y distribución de los recursos financieros, devela el atraso jurídico y tecnológico de América Latina. Si efectivamente, se habla de prioridad absoluta y de que los niños son sujetos se derechos, nuestros países no pueden seguir en una enorme desconexión social. Por ejemplo, se dice que se atiende a las comunidades indígenas, y estas ni siquiera llegan a conocer el monto de las inversiones que se ejecutan para «proyectos» en su favor. O sea, además de ser una aberración financiera, resulta otra clara violación al derecho de la información. Aquí pareciera que solo basta que lleguen un grupo de profesionales y personas hasta determinada comunidad, los doten de comida, ropa y medicinas y la misión queda «cumplida». ¿Eso es realmente válido y conforme con una doctrina de protección integral?

Las políticas públicas integrales van más allá de ser expresadas en un programa con el cumplimiento de una serie de pasos y objetivos. La praxis que estamos ejecutando es insuficiente, retrógrada y hasta violadora de los derechos de los niños. La educación, la salud y la alimentación como un oxigonio esencial para el derecho a la vida y de los derechos humanos, tienen que estar consustanciados con una pedagogía del amor, pero también con una orientación y ejecución de transparencia. Los programas y proyectos pueden ser eficientes y dirigidos hacia los más vulnerables, pero si éstos no pueden ser verificados y controlados por sus comunidades, no estamos a la altura de la auténtica verdad del bien, y nos convertimos en instrumentos de los agentes políticos de turno, que son en definitiva quienes asignan y destinan los recursos.

Tenemos muchas cosas que cambiar y mejorar. Las autoridades internacionales de protección a los niños, niñas y adolescentes que realizan un extraordinario trabajo por la infancia más abandonada y vulnerada en el mundo, también desde adecuarse y acercarse hasta el centro de su propia praxis. Y si bien se atienden millones y millones de niños a escala mundial, los recursos nunca serán suficientes mientras lo jurídico y lo tecnológico no estén en manos de las comunidades y sus entornos sociales. Solo así podremos conocer el fondo de hasta dónde podemos llegar y hemos llegado como ejecutantes de la protección de los derechos de los niños, niñas y adolescentes.

Vamos hacia nuevos esquemas. Las naciones de América Latina tienen que comprender  que el verdadero y auténtico desarrollo lo tenemos en nuestra infancia. Lo demás es entelequia y nos coloca en un constante ejercicio de errores y sumisiones históricas que siguen marcando la contemporaneidad. Tenemos un enorme reto por delante.

@vivassantanaj_

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