- Lo que se vio hace pocos días en la caraqueñísima zona de la Cota 905 es expresión del régimen de Chávez y Maduro en términos prácticos y dramáticos. Grupos de la FAES (Fuerza de Acciones Especiales) y el Cicpc (Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas) intentaron tomar el barrio, apresar a una banda que allí se guarece y desde la cual opera. El enfrentamiento que aterrorizó el área culminó con la orden de retirada dada por Maduro, sin que se hubiesen alcanzado los supuestos objetivos.
- Es evidente que las fuerzas del régimen no tienen ni la inteligencia, ni los equipos, ni el entrenamiento, ni el propósito para llevar seguridad a ninguna parte. Menos aún estructuras como la FAES, que es “el escuadrón de la muerte del régimen chavista que aterroriza a Venezuela” (Infobae); responsable de centenas de ejecuciones extrajudiciales recubiertas de falsos enfrentamientos. Menos el Cicpc, heredero destripado de la antigua Policía Judicial.
- Lo que ocurrió allí fue el combate, culminado con la rendición ordenada por Maduro, entre dos grupos criminales, solo que uno con “chapa” y otro sin “chapa”. Fue la lucha por un territorio que se debate entre el hampa común y el hampa oficial. Lo que es el clímax de un proceso que se hizo normal bajo el régimen rojo.
- Chávez y Maduro les entregaron armas, recursos, protección y territorio a los grupos ilegales, tanto de la narcoguerrilla colombiana como de los paramilitares venezolanos. Por años, ambos se articularon a la corporación criminal regentada hoy por Maduro; son accionistas con derecho a voto y veto; sobre todo, en la medida en que la fuerza del régimen disminuye relativamente a la de esos otros accionistas del crimen organizado.
- Lo que ocurrió en la Cota 905 ni es nuevo ni es desconocido para la sociedad venezolana, pero el repiqueteo de ametralladoras de la semana pasada, reportado por videos y audios a todo el planeta, muestra sin lugar a dudas que el Estado está disuelto: no tiene control del territorio en Caracas y mucho menos en vastas zonas del interior. El Estado en la mayor parte del país dejó de existir y ha sido sustituido por una diversidad de mafias, que en la medida en que han disminuido los recursos entran en disputas más sangrientas.
- Hasta para los escépticos se ha hecho claro que el régimen de Maduro no saldrá sin que una vasta coalición internacional y nacional, política y militar, se lo proponga; pero, también hay que decirlo, el proceso de estabilización posterior, en la transición a la democracia y en sus primeros nuevos pasos, requerirá de esa amplia coalición para lograr reconstruir el Estado.
- La seguridad será el más urgente de los problemas que afrontará la transición. Espíritus firmes y decididos serán requeridos para la tarea.
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