
Por equipo editorial
La designación de Héctor Rodríguez como ministro de Educación, hoy, usurpando tales funciones, ha resultado lo más nefasto para el gremio, que simplemente ha perdido todas las esperanzas de poder recuperarse de la profunda crisis en la cual se encuentra sumido en los órdenes económico y social.
Héctor Rodríguez, además de ser un individuo insensible ante la degradación de la educación, la destrucción de la infraestructura, incluso se burla de los millones de niños y adolescentes cuando dice cualquier cantidad de mentiras, entre ellas, que tenemos la «mejor educación del mundo» y todo yace en espantosas ruinas, al punto de que el mal llamado Programa de Alimentación Escolar (PAE) se convirtió a lo sumo en un plato de arroz blanco con lentejas, denuncias que son recibidas a nivel nacional y sobre lo cual el infame ministro solo alcanza a decir que son «mentiras», aunque las pruebas digan lo contrario en cuanto a las mesas de los niños y adolescentes.
Otra de las grandes mentiras de Héctor Rodríguez está en decir que él «estaría poniendo orden» cuando la realidad es que tanto la deserción escolar como docente continúa en aumento en la mayoría de instituciones educativas adscritas a un Estado depredador, que no le importa ver a los niños sentados en el piso, o peor, no tener ni siquiera instalaciones sanitarias adecuadas en los planteles, lo cual, revela que solamente lo importante es la propaganda, pensando que con entregar algunos vehículos -algunos ya han sido destruidos por sus operantes- se soluciona una compleja situación que requiere miles de millones de dólares para revertirla, pero que ellos, como un régimen maloliente, piensan que se podrá afrontar el presente y el futuro con una educación que han llevado a su más profundo estado de postración.
La carrera docente se ha convertido es una profesión de fantasmas en las facultades universitarias, en donde incluso hay especialidades que han quedado desiertas, y lo que es más preocupante, ya existen voces que alertan que de continuar esta disminución de educadores, estos habrán llegado a menos de tres cifras a nivel nacional en la sumatoria de universidades de egresados para el próximo lustro, es decir, que al paso que Héctor Rodríguez continúa llevando la «educación», consolidando los miserables salarios, muy pronto Venezuela se quedará sin docentes en la mayoría de aulas del país.
Nicolás Maduro y Héctor Rodríguez tienen claro que destruyendo la educación sus afanes y objetivos por ver la sociedad en máxima anomia, llegará al éxtasis político del socialismo depredador que ambos promueven, y el cual consideran indispensable para seguir gobernando sobre las ruinas de la otrora patria de Libertador.
Verbigracia, con una educación convertida en bazofia política, el madurismo ha alcanzado el paroxismo de la perversión social. Y es que al ver toda la educación arrasada, aunado con el asesinato de la carrera educativa, pues no habrá generación de relevo en ningún campo que sea posible al país avanzar hacia los retos neotecnológicos e industriales que imponen los próximos años y décadas, porque nos convertiremos en la nación más atrasada del continente, lo cual a equivale a decir que el régimen estaría en claros delitos de lesa humanidad.
Héctor Rodríguez, por instrucciones de Nicolás Maduro solo quiere terminar de sepultar la educación, y por ello, avanza de manera terrible y déspota contra la alicaída profesión pedagógica. Para el actual «ministro» de educación ver al país, o sea, a nuestros niños y adolescentes en estado de precariedad social junto con sus familias sería el éxtasis de su nefaria y nefanda acción política. O los educadores nos levantamos unidos o nos entierran para siempre.
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