OPINIÓN

George Bailey de Bedford Falls

por Eugenio Fouz Eugenio Fouz

«Little silent Christmas tree /you are so little /you are more like a flower» (E. E. Cummings)

De todas las películas que vemos más de una vez en la vida, hay alguna que no nos importa volver a ver. Alguno, aunque cueste reconocerlo, suele esperar ese día para disfrutar un argumento familiar. Durante las navidades hemos ido aceptando cada año el relato de la vida de George Bailey y su epifanía ocurrida la noche anterior al día de Navidad. La película de Frank Capra Qué bello es vivir (It´s a Wonderful Life, 1946) está basada en un cuento, según leemos en la enciclopedia Wikipedia: The Greatest Gift de Philip Van Doren Stern. La figura de un ángel de la guarda dota al cuento del elemento mágico imprescindible en el género.

En Navidad uno se muestra predispuesto a las emociones. Por eso cuando sabemos que el protagonista de la película -interpretado por James Stewart- se acerca al puente para cometer un acto irreversible sucede algo que cambiará su destino para siempre. Hay muchas cosas buenas en una sola historia como esta: la bondad, la fe en la gente -a pesar de todo lo acontecido en Bedford Falls, el heroísmo de unos pocos. A lo largo de la película, espero la interpretación del jovencísimo actor Bobby Anderson -George Bailey de niño- en el momento en que ayuda al encargado de la farmacia del pueblo en la que trabaja. George, sordo del oído izquierdo a causa de un accidente en el hielo, evita que el señor Gower cometa un error fatal. Al final uno acaba siempre siendo quien realmente es y así actúa nuestro héroe.