Apóyanos

Floripondio homenajeado

    • X
    • Facebook
    • Whatsapp
    • Telegram
    • Linkedin
    • Email
  • X
  • Facebook
  • Whatsapp
  • Telegram
  • Linkedin
  • Email

Se usa la palabra atavismo, en lo que a lo social refiere, para describir el regreso a conductas o actitudes primitivas en el comportamiento humano. Algo de eso se ve en el surgimiento cíclico de caudillos en todas las culturas contemporáneas. Tal vez los más perturbadores, a comienzos del siglo pasado, fueron Lenin, Stalin y Hitler. Más tarde aparecieron otros de similar tenor como Fidel Castro y Hugo Chávez, que inauguró este siglo bajo un nimbo de pureza que ya quisiera el Niño Jesús de Praga.

Esos casos son los mejores ejemplos de la permanencia de la búsqueda humana de ayuda supranatural. Por ello surgieron los hechiceros en las primeras culturas tribales, que luego se convirtieron en ídolos, dioses, profetas, derviches y sacerdotes. También dieron lugar a los reinos, donde los reyes, en connivencia con los dirigentes religiosos, se convirtieron en representantes divinos en la tierra. 

Esa confianza en obtener el mencionado auxilio externo no deja de ser mera comodidad e irresponsabilidad. En lugar de hacerme responsable de los yerros cometidos, recurro al ser todopoderoso que me resuelva el estropicio que cometí en coyunda con mi familia, vecinos, relacionados y compatriotas. Es una progresión que se desarrolla de manera exponencial con una velocidad inaudita. Así surgió el socialismo y el nazismo, sin olvidar que la denominación de origen de este último es nacionalsocialismo; así como el socialismo del siglo XXI.

Las consecuencias de semejantes delirios han terminado en la destrucción de naciones enteras. Lo aterrador de ese fenómeno es que tales personajes siguen apareciendo bajo la aclamación semihistérica de no pocos, ni escasos, adoradores. De un tiempo para acá los llamados progresistas, porque ya ni de izquierda se llaman, son los portaestandartes de un feminismo rabioso, una defensa a ultranza de los desvaríos sexuales de unos pocos, pero que se ha convertido en yugo para muchísimos; la solidaridad con la Revolución cubana y el proceso venezolano, sin olvidar la defensa de los autodenominados palestinos. 

De nada sirvió para la conciencia humana el espantoso fracaso, y los incontables crímenes, de la Revolución rusa, su tocaya china, el desastre cubano y el desmadre venezolano. Sobran los encandilados que giran cual girasoles alrededor del mesías de turno. Y esos personajes se van multiplicando en todos lados. El último de ellos en España, en esta misma semana se destapó, Íñigo Errejón, un atorrante con ínfulas de Sade que hasta hace nada fue el vocero de la defensa de los derechos de la mujer. Y con él, a su lado, en la misma comparsa hay una larga lista de zarrapastrosos que lo único que han hecho, como actúan todos esos dirigentes de lentejuelas y revuelos, es medrar y aprovecharse de sus posiciones para hacer verdaderos desastres ante el silencio de cómplices y víctimas. Unos lo guardan por alcahuetas, otras por terror a las represalias.

En Venezuela la situación ha sido elevada a su máxima expresión. Primero fue el comandante eterno que, sobre el pedestal de un caudillismo sin ambages, se erigió en el salvador del continente, a costa de acabar con una de las economías, pese a los desmanes de la casta política, más promisoria de nuestras latitudes. A pesar de su manifiesta incapacidad para conducir el país siguió manteniendo una base de apoyo sólida que le permitió, ya con un pie en el féretro, ungir como sucesor al marido de Cilia.

Este personaje, que se las trae –y las lleva– ha sido la consumación de todo lo que no se debe hacer al ejercer roles de gobernante; pero sigue desempeñando tales menesteres. Y lo lleva a cabo con la impunidad de saber que no habrá quien le meta las cabras en el corral, hasta que un día cualquiera alguno de los que le rodean lo mande a hacerle compañía al hijo emérito de Sabaneta. Mientras tanto, y así como quien no quiere la cosa, seguirá paseando cual maharajá subdesarrollado en tres aviones. Poco importa que le hagan desplantes al no incluirlo entre países que, supuestamente, están en su misma órbita. 

Es necesario agradecer a Europa, pese a sus instintos suicidas abriéndole las puertas a quienes buscan destruir su modelo cultural, el que a través de su parlamento le haya otorgado el Premio Sájarov para la Libertad de Conciencia a María Corina Machado y Edmundo González. No debe extrañar que aparezca Nicolast anunciando que él recibió el Premio del Floripondio Bailarín para la Liberación del Pueblo; mientras se pavonea cual figurín al viento. Se ve cada vaina… 

   

© Alfredo Cedeño  

http://textosyfotos.blogspot.com/

[email protected]

 

El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!

Apoya a El Nacional