Un entrépito se caracteriza por meterse en asuntos que no le incumben. Es una extraña necesidad de, vuelvo y repito, meterse en donde no lo han invitado, impulsado por una curiosidad inútil de cosas que no le atañen. Quienes practican este género, salen con las tablas en la cabeza justamente por eso, ¡por entrépitos!
El fanático, normalmente, es una extraña especie de religioso fastidioso quien endiosa a alguien o a algo. Existen locos y fanáticos obsesivos que admiran sectas, religiones, artistas, deportistas, políticos y líderes. Es difícil mantener una comunicación coherente con los fanáticos porque su forma de ver la vida está totalmente subyugada a sus creencias acérrimas.
Bueno, les informo que tengo esos dos grandes defectos: soy entrépito y me fanatizo por aquello que me gusta y en lo cual creo.
Al grano con el tema de hoy.
Cuando ando en el carro o estoy en mi casa escribiendo, cocinando o haciendo los oficios propios de mi sexo, siempre sintonizo en la radio la emisora Éxitos 99.9 FM. Nunca cambio el dial. Es una costumbre escucharla desde tempranas horas de la mañana y lo hago hasta el anochecer, antes, durante y después de hacer el amor.
Hasta hace dos años mi día amanecía con la voz de César Miguel Rondón, ahora el despertador es el amigo Román Lozinski. De allí en adelante, sigo pegado a la emisora porque, según mi criterio, está llena de anclas, como llaman en el argot de la radio a los locutores estrellas.
La 99.9 FM ha logrado tener en su planta de locutores a un grupo de innegables profesionales quienes, y esto no lo dudo, son la envidia de cualquier emisora de radio en Venezuela. Son profesionales de alto calibre que se la juegan por la radio. Se les nota apasionados por su trabajo. No están “matando un tigre” para sobrevivir. La gente no lo sabe, pero para trabajar en la radio hay que tener una disciplina increíble. Es un compromiso ineludible. En el horario que te toca se abandona todo y el programa se prepara en los horarios que no te tocan. Es difícil, pero no hay de otra.
Solo la constancia, la responsabilidad, el compromiso con el oyente, el respeto y la dedicación abnegada y apasionada de un equipo, garantizan a largo plazo el éxito en la radio. Se caen de un coco aquellos locutores que entran pensando que se la saben todas y que se harán famosos y millonarios muy rápido.
Confieso que soy un fanático calladito. Sin embargo, ¡ya no aguanto más! Hoy estoy saliendo del closet de las ondas hertzianas. Soy una especie de Nikola Tesla y Guglielmo Marconi venezolano.
Mi debilidad por la 99.9 FM es porque tiene una programación adictiva para sus fanáticos. ¿Cómo no dejarnos deslumbrar por un Román Lozinski analítico que desde que sale el sol realiza certeras y valientes entrevistas? Ni hablar de la juventud eterna de Gustavo Pierral, del talento de la hermosa Gladys Rodríguez, de lo acucioso que es mi admirado Pedro Penzini, de los interesantes comentarios musicales de Polo Troconis y de la indiscutible inteligencia de Carolina Jaimes Branger.
Los dúos perfectos de Unai Amenabar con Albani Lozada y de Lila Vanorio con Adriana Núñez dan un toque de interés a la programación y no tengo palabras para describir a Marian Rieber con su extraordinario programa Beatlemanía, del cual, he de confesar, soy un apasionado.
La guitarra y los cuentos de Miguel Delgado Estévez, la voz de Flor Alicia Anzola descubriendo nuevos talentos y la nocturnidad de Jesús Leandro no podían quedar atrás, al igual que el atractivo misterio de Porfirio Torres en Nuestro Insólito Universo. Titina Penzini, lejana, calculadora, elegante y fina, en un susurro frio nos pone al tanto del último grito de la moda.
Dicen que las instalaciones de la emisora son custodiadas por un ángel cuya voz resuena eternamente por los pasillos y en los micrófonos de cada uno de los estudios. Carlos Eduardo Ball, nuestro querido Charly, se niega a abandonar a sus compañeros y a un público que lo sigue escuchando con admiración.
Sí. Lo dije. Soy un fanático y un entrépito, lo que me da carta blanca para decir algo que he callado desde hace mucho tiempo sobre mi objeto de admiración radial. He aquí la esencia de lo que hoy voy a revelar.
A excepción de programas como el de Polo Troconis, el de Gustavo Pierral, Jesús Leandro y por supuesto Beatlemanía, Éxitos 99.9 FM, tiene un grave problema con la programación musical regular. A veces, una inadecuada musicalización, opaca, por ejemplo, el excelente programa de Carolina Jaimes Branger, quien realiza extraordinarias entrevistas que son interrumpidas abruptamente y en su mejor momento por una música ajena al espíritu del programa. Es increíble, en ocasiones, lo mal escogido que está el repertorio musical. Sugiero que coordinen con Carolina o con alguien que sepa, la música apropiada para tan relevante programa.
Otro emblemático en una situación parecida es Román Lozinski, a quien conocemos como hombre de exquisitos gustos musicales. ¿Por qué no dejarlo a él que escoja totalmente su musicalización?
No puedo dejar de decir que en vacaciones y días festivos el problema de la musicalización se pone terrible y espanta oyentes, ya que repiten, repiten y repiten el mismo pendrive que al parecer dejaron enchufado en automático. La queja no es que lo que suena sea bonito o feo, es la forma desordenada, repetitiva y sin criterio para su difusión.
Quiero aclarar que esto que manifiesto no es nada personal ni en contra de nadie. No creo que lo de la inapropiada escogencia musical lo hagan para sabotear. Me imagino que hay un descuido en esta área que perjudica a la emisora, a sus anclas y, por ende, a los oyentes.
Bueno, hasta aquí. Un gran saludo a todo el personal que labora en Éxitos 99.9 FM. Gracias por la compañía diaria y porsia, para que no queden dudas, el saludo también va para el programador musical y para quien pone el pendrive.
¡Qué ganas las mías de meterme en líos!
@claudionazoa
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