La estrategia es el componente esencial de la organización de toda campaña electoral. Saber qué hacer, dónde, cómo y con quien es el objetivo a desarrollar aquí. Estrategia es pensar, es construir ideas, no hacer. A eso le llaman táctica. La estrategia se concreta a través del Plan de Campaña, a veces conocido como manual de campaña. Este es un documento escrito, no público y solo conocido por poca gente dentro del comando de campaña, creado para cumplir la misión de definir las estrategias que direccionan hacia la búsqueda del voto o sufragio del colectivo.

Para explicar que es una estrategia de campaña, quisiera establecer analogías entre el concepto militar y las campañas políticas, esta última mucho más pacíficas, claro está, a pesar de que como dijo Winston Churchill, «la política es más peligrosa que la guerra, porque en la guerra sólo se muere una vez». Si vinculamos todas las elecciones a partir de 1998, las estrategias juegan un espacio significativo para la sobrevivencia de la oposición o el continuismo del gobierno. En una campaña electoral todas las decisiones finales son y serán parte de las estrategias que se orientan a buscar únicamente votos, no importa el medio o las maneras como se impongan, de eso sabe mucho el gobierno.

El fallecido presidente Chávez –estratega militar– en su última participación como candidato presidencial el 7 de octubre 2012, insistía en su estrategia de psicología política de que ganaría su reelección con 10 millones de votos: «No acepto menos de eso”. Pero, los líderes de la revolución sabían que se fijaba un difícil desafío para llegar a ese tope, por otro lado, muchos analistas según su lógica lo acusaron de ambicioso, porque sus mejores tiempos de credibilidad, gestión y popularidad del líder Bolivariano habían pasado. Es decir, era tangible su caída electoral. Era la estrategia de Chávez, dar la sensación de que su victoria era fácil ante su contendor político.

La crisis económica que viven los venezolanos es compleja hasta humillante cuando toca hacer cola de horas para ponerle gasolina al carro, comprar alimentos, gas u otros artículos, la agudeza de la crisis es un indicador que manifiesta de manera fáctica o científica que la revolución necesita de una urgente revisión o refundación si quiere seguir democráticamente en el escenario político-electoral.

En el contexto electoral, la tendencia histórica refleja cómo se mueve el voto chavista vs el voto opositor, que una oposición en su momento unida logrÓ los objetivos: triunfos electorales. Actualmente existe una oposición fragmentada, con posturas contradictorias. Según nuestros últimos estudios, el bloque opositor manifiesta incertidumbre en cuanto a acudir a las venideras elecciones parlamentarias, motivos sobran, obviamente. Además, la mayoría de los venezolanos observan un CNE con mayoría y control chavista, no confiable. No obstante, la intención de voto entra en dilema, la crisis es agotadora y estamos ante un gobierno y una oposición llenos de fisuras.

En abril 2013, Nicolás Maduro, uno de los delfines del comandante Chávez, asume la candidatura por muerte del máximo líder de la revolución y logra resultados que se conectan con el análisis del declive en la tendencia del voto chavista en Venezuela.

Para el año 2015 la oposición construye una estrategia unitaria emerge triunfante, obtiene la mayoría de votos en las elecciones parlamentarias. Sin embargo, dos años después el oficialismo se lleva la mayoría de las gobernaciones, la oposición se presentó este evento con divisiones, más debilidades que fortalezas. En ese mismo año se convocan las elecciones para alcaldes, el oficialismo construyendo un ajedrez político-electoral a su conveniencia cobró más 90% de las alcaldías, la oposición prácticamente no se presentó y obtuvo precarios resultados.

En el contexto de los comicios presidenciales, Nicolás Maduro continuaba repitiendo su modelo estratégico en su ajedrez político-electoral y logró finalmente que G4 llamara a la abstención. No obstante, algunos sectores democráticos de la oposición se presentaron a las elecciones y los resultados no fueron los esperados, traducido en una nueva derrota político-electoral. El constructo electoral revolucionario gravita en la justicia del silencio, el control social y político para someter con los CLAP y los bonos de la patria a un pueblo vulnerado aun por su buena fe. Las redes sociales son las grandes aliadas de los opositores, se pueden convertir en la palanca de fuerza, crítica y reflexiones para las movilizaciones y el eco de resonancia en todo el país y el mundo entero sobre la realidad venezolana.

Tendencia histórica y fluctuaciones del voto

Chavista / Opositor: Presidenciales 1998: Chavismo: 3.673.685 // Oposición: 2.863.619. Constituyente abril 1999: Chavismo: 3.630.666 // Oposición: 300.233. Constituyente 1999: Chavismo: 3.301.475 // Oposición: 1.298.105 Presidenciales 2000: Chavismo: 3.757.773 // Oposición: 2.530.805. Revocatorio 2004: Chavismo: 5.800.629 // Oposición: 3.989.008. Parlamentarias 2005: Chavismo: 1.871.419 // Oposición: no participó. Presidenciales 2006: Chavismo: 7.309.080 // Oposición: 4.292.466. Reforma 2007: Chavismo: 4.404.626 // Oposición: 4.521.494. Regionales 2008: Chavismo: 5.541.942 // Oposición: 4.712.621. Enmienda 2009: Chavismo: 6.310.482 // Oposición 5.193.839. Parlamentarias 2010: Chavismo: 5.423.324 // Oposición 5.674.343 Elecciones Presidenciales 2012: Chavismo 8.191.132 // Oposición: 6.591.304 // Elecciones Regionales 2012: Chavismo 4.853.494 // Oposición 3.883.037Elecciones Presidenciales 2013: Chavismo 7.505.338 // Oposición: 7.270.403 Elecciones Municipales 2013: Chavismo 5.216.522 // Oposición 4.373.910. Elecciones Parlamentarias 2015: Chavismo 5.625. 248 // Oposición 7.728.025 Elecciones Regionales 2017: Chavismo: 5.814.903 // Oposición 4.983.626 Elecciones Municipales 2017: Chavismo 5.617.506 // Oposición 2.622. 058 Elecciones Presidenciales 2018: Chavismo 6.245.862 // Oposición: 1. 927.387

Fuente CNE

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