“carrying a mermaid on his shoulders» (Langston Hughes)
Una vez acabado el año 2020 comienza sin pausa el siguiente. Todos, la mayoría de los supervivientes a la pandemia del siglo, nos ilusionamos los primeros días del primer mes del año 2021. Queremos que el año nuevo sea mejor que el anterior ¿Quién no quiere mejorar? No obstante, el día de la Epifanía del Señor, 6 de enero, los medios de comunicación informan de un asalto al Capitolio de Washington D.C. Lo increíble de la noticia es que los asaltantes no son extranjeros ni terroristas que odian el poder de los WASP –White Anglo-Saxon Protestant– y todo lo que huela a yanqui, sino que son americanos tomando a la fuerza el edificio que representa la ley que los une a todos ellos: la Cámara de Representantes y el Senado.
Grupos variopintos de ciudadanos marcharon hacia el Capitolio incitados por el cuadragésimo quinto presidente de su país, Donald Trump en un discurso previo cuando menos equívoco pronunciado ante el Monumento al primer presidente americano George Washington unas horas antes. En un espacio abierto cercano al edificio del Capitolio, el presidente saliente reiteró que había que defender al país del «asalto a la democracia» que se iba a producir ese mismo día mediante la certificación de votos que darían a su oponente el demócrata Joseph Robinette Biden (más conocido como Joe Biden) la presidencia de los Estados Unidos de América. Descontento con el recuento de votos, convencido de la existencia de fraude, Trump dijo que él mismo caminaría con ellos hacia el Capitolio. Pero nadie pudo ver a Donald Trump en esa manifestación.
Dijo que tendrían que acercarse a animar a los «valientes congresistas y senadores-y probablemente no animar tanto a otros congresistas y senadores- porque un país no se reconquista con debilidad, hay que ser fuertes» (El País, 6.01.2021.»El incendiario discurso de Donald Trump«; video YouTube, 2:43 min.)
https://youtu.be/GmJ7Amg5SO0
El resto de habitantes del planeta nos despertábamos el Día de Reyes y día de la Epifanía del Señor con la ilusión de abrir regalos y celebrar un día de vacaciones sorprendidos y sin creer lo que estaba ocurriendo en el país más poderoso del mundo recogido en la televisión e Internet como si se tratase de una película de cine.
Los americanos acostumbran a resumir el relato de su historia en imágenes. Hay muchas imágenes que recordaremos siempre. Hoy nos toca reflexionar en la importancia de la democracia, la justicia y la ley. No deberíamos olvidar lo sucedido este día en un país democrático como los Estados Unidos y tendríamos que aprender la lección del abuso de poder. Un presidente nunca debe incitar a la ruptura de su país ni a la venganza ni al odio.