Ya se vienen las elecciones en el “imperio”, el país más poderoso del mundo y ciertamente uno de los tópicos que no puede estar ausente del debate es la energía.

Estados Unidos es la primera potencia mundial y consume energía las 24 horas del día en su industria, transporte, comercio, casas y toda su actividad económica.

El consumo de energía en Estados Unidos alcanzará máximos históricos en 2024 y 2025: la demanda de electricidad aumentará a 4,112 billones de kilovatios-hora (kWh) en 2024 y a 4,123 billones/kWh en 2025. (Con datos de Administración de Información Energética de Estados Unidos en su informe Perspectivas Energéticas a Corto Plazo STEO). (Billón norteamericano es mil millones hispano).

Esa cifra contrasta con los 3,994 billones/kWh de 2023 y el récord de 4,070 billones/kWh de 2022. Una fiesta de la energía. Más aún ahora que el país es centro neurálgico de grandes operaciones de centros de data que consumen electricidad cada segundo.

A medida que los hogares y las empresas utilicen más electricidad en lugar de combustibles fósiles para la calefacción y el transporte, por ejemplo, el consumo de electricidad en 2024 aumentará hasta 1,530 billones/kWh para consumidores residenciales, 1,396 billones/kWh para los clientes comerciales y 1,035 billones/kWh para clientes industriales.

Para sorpresa de los ultraambientalistas, el gas natural sigue siendo importante para el mix energético norteamericano (45% del mix); aunque algunos ultra radicales indiquen que el gas es “fósil”. La generación renovable pasará del 22% en 2023 al 24% en 2024 y al 26% en 2025, mientras que la cuota de la energía nuclear se mantendrá en el 19% en 2023, 2024 y 2025. No olvidemos que en Europa el gas y la energía nuclear son considerados “verdes” de momento y para ayudar a la transición energética.

Pero bueno, volvamos a la política interna norteamericana en cuestión energética: claramente hay dos visiones en relación a la energía (petróleo, gas, electricidad, renovables, hidrógeno) entre los demócratas y los republicanos.

La administración Biden se enfocó bastante en que Estados Unidos adopte una agresiva política de mayor generación de energía renovable, con el objetivo de alcanzar emisiones netas cero para 2050; pero desdeñando y hasta poniendo en riesgo la industria de gas y petróleo.

Siempre digo, y no existirá ningún experto o analista que contradiga esta afirmación: el petróleo no va a dejar de consumirse en ésta generación y el gas es elemento de transición entre fósiles y renovables. De manera que, en resumen, pronto y de una vez: los fósiles seguirán presentes en la matriz económica norteamericana y global, lo que no impide, ciertamente, que se impulse mayor uso de renovables mejorando condiciones de tecnología.

Existen datos en los que los republicanos indican (87%) que una transición desde los combustibles fósiles hacia fuentes de energía renovables sería muy o algo probable que generará problemas inesperados para el país, aumentaría precios de productos cotidianos. Al menos si algunos insisten en plantear la transición energética desde el punto de vista de anular completamente el uso de fósiles. (Pew Research Center, How Republicans view climate change and energy issues. Marzo 2024).

En el bando republicano existe preocupación, adicionalmente, que una transición a las energías renovables aumente los precios y perjudique la confiabilidad de la red eléctrica.

Ciertamente aún hay dudas en algunos republicanos sobre las energías renovables.

Habría que ver en qué queda la legislación sobre energía limpia aprobada bajo el gobierno de Biden, (créditos fiscales a la inversión para energías renovables y los créditos fiscales para el hidrógeno) y si esas medidas tuvieron el impacto positivo adecuado en la economía norteamericana. No tengo dudas de la buena intención, pero queda por saber si los resultados son favorables a la economía y a la sociedad.

En todo caso es bueno subrayar: todo esfuerzo por incrementar generación eléctrica vía renovable es saludable, siempre y cuando no sea perjudicial a la industria de petróleo y gas que ya tienen incorporados, dicho sea de paso, nuevos modelos de producción que son mucho menos contaminantes y más amables con el entorno ambiental.

El equilibrio de ambas políticas sería lo razonable: ni mucho odio a fósiles ni mucho amor a renovables.

Un dato interesante que no es menor para la economía norteamericana, en relación al LNG (liquid natural gas): Estados Unidos tienen muchísima disponibilidad de LNG para suministrar a Europa hasta 20230, de manera que el gas ruso queda, de momento, fuera de juego geopolítico y los rusos sin dólares para seguir guerreando a Ucrania. Ésta es otra constatación que el gas sigue siendo «rey» en la economía energética norteamericana y que urge que se reimpulse políticas de estímulo a operaciones de explotación vía fracking.

Lo importante sería que los republicanos y demócratas exigieran a los científicos del clima para que insten a China a reducir rápidamente su dependencia de la energía de combustibles fósiles (carbón, petróleo) mientras hacen la transición a fuentes renovables para ayudar a limitar el aumento de la temperatura de la Tierra.

¿Por qué sólo Estados Unidos debe hacer el esfuerzo de implementar regulaciones para baja de emisiones, perjudicar su industria petrolera y gasífera pero nadie hace nada contra el aparato comunista chino ?

Entre los republicanos, una gran proporción respalda el aumento de la producción de fuentes de combustibles fósiles: 73% está a favor de más perforaciones de petróleo y gas en alta mar y 68% está a favor de más fracturación hidráulica. Es que no pueden dejar que su economía crezca y sin embargo China sigue haciendo de las suyas en materia energética.

Coincido con la mayoría de los republicanos que apoyan a que los combustibles fósiles deberían seguir siendo parte del panorama energético de Estados Unidos, en lugar de eliminarlos por completo en favor de fuentes renovables.

Alguien no entiende: no es posible eliminar el consumo de petróleo y gas en ésta generación. Es posible reducir y mejorar su uso pero no eliminarlos completamente. Habría que hacerles entender a los fundamentalistas verdes que esto es una verdad irrefutable.

La palabra la tienen los electores norteamericanos quienes son sabios, al menos espero que sean sabios, y tienen los electores la misión de cuidar a Estados Unidos, el mejor país del mundo, porque tiene el privilegio de guiar a la civilización completa.

@BorisSGomezU


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