Ante los ojos del mundo la tiranía de Maduro verá cumplir su objetivo de perpetuarse en el poder sin que hasta el momento se vislumbre nada ni nadie que lo detenga. Su último obstáculo, la Asamblea Nacional, pronto formará parte del entramado de instituciones que estarán bajo su total control criminal. Lamentablemente, todas las metas propuestas por cada una de las directivas democráticas de la AN han sido derribadas y vencidas a base de represión y fuerza militar.
Desde un principio todo estuvo patas arribas para las esperanzas de los venezolanos, empezando con la presidencia de Henry Ramos. Recordemos el episodio del cuadro del innombrable, cuando lo sacó del Parlamento y desató una furia en las hordas chavistas al punto de que hasta él mismo tuvo que correr por su vida; luego, durante la presidencia de Julio Borges, todos fuimos testigos de la humillación pública que le propinó el coronel Lugo Armas, en plena manifestación chavista frente a la Asamblea Nacional, donde diputados y funcionarios éramos perseguidos y golpeados por los colectivos, y me incluyo porque estaba en funciones administrativas dentro de la Asamblea en ese período. Recuerdo ese espectáculo, que fue increíblemente bochornoso, vergonzoso y lamentable. El coronel Lugo, deshonrando su uniforme y valiéndose de la fuerza, vejó a Julio Borges, lo sacó de su oficina a empujones y se encargó de grabarlo para que Maduro lo transmitiera en cadena nacional, enviando un metamensaje muy poderoso que simplificaba la superioridad de los militares frente a los civiles y reduciendo la presidencia de la Asamblea Nacional prácticamente a la nada.
Finalmente, llega Guaidó con una fuerza indetenible y con jugadas maestras que tuvieron como resultado una unidad nacional y el reconocimiento de más de 50 países de su presidencia interina, además del rescate de bienes de la república en el exterior. Sin embargo, pese a los esfuerzos para obligar a Maduro a renunciar mediante manifestaciones masivas y movimientos militares, hay que admitir que han sido infructuosos, al punto de que la maldad en Miraflores ha logrado superarlos y fracturar a la oposición con el secuestro de las directivas de los principales partidos políticos Acción Democrática y Primero Justicia.
Ahora el régimen hace sus jugadas con plena discreción de movimiento: convoca elecciones parlamentarias, dándole un retoque cosmético al Consejo Nacional Electoral con nuevas autoridades, todas fichas del madurismo. Sorprendentemente, esta tiranía ha hecho lo impensable incluso para el mismo Chávez, que es crear un aparato institucional con una oposición fabricada del mismo seno de los partidos políticos, realmente lo que más duele es pensar en la cantidad de venezolanos que dieron sus vidas creyendo que estaban en un movimiento por la libertad de su país, lo cierto es que nada más lejano de la verdad.
Reconozco como politólogo que bajo determinadas circunstancias, sobre todo en sistemas dictatoriales como el de Venezuela, es necesario un espacio para negociar cuando hay poco que hacer con lo que se tiene; sin embargo, lo que es injustificable es verle la cara de idiota a los venezolanos y comprometerlos en una ruta suicida de lucha por la democracia, que es lo que prácticamente han hecho los líderes de la oposición, cuando estos en realidad no tenían ninguna intención de llegar hasta el final. Pienso que han debido ahorrarnos todos estos sinsabores desde un principio, así no hubiésemos arriesgado el pellejo; es más, lo mejor es que incluso abandonen y dejen de una vez esto en manos de María Corina, quien parece estar decidida a librar la batalla en el terreno que los venezolanos queremos. Creo que ella tiene lo que le falta al resto… tenerlas bien puestas.
Y sobre María Corina quiero decir que no entiendo por qué la sociedad venezolana aún no termina de apoyarla en masa con los ojos cerrados. Sinceramente, en este momento necesitamos una mente al estilo de Winston Churchill, irreducible frente al fascismo y ella ha demostrado ese tipo de temperamento, tiene coraje, temple, carácter, valentía, continuidad, energía e inteligencia, que es lo que Venezuela necesita en un líder. Sepa ella que en mí tiene un aliado en esta lucha por liberar a nuestro país de la tiranía.
El régimen de Maduro significa una mezcla de las peores prácticas humanas conocidas, es acumulación de maldad indescriptible, es nazismo con comunismo combinado en un cocktail destructivo, es un régimen que corrompe todo lo que toca. Yo he sido testigo de cómo incluso mis propios queridos hermanos se han desviado tremendamente hacia las fuentes de la oscuridad hasta perderse, quedando irreconocibles ante los ojos de Dios; también amigos cercanos que ahora son capaces de vender a su madre por 4 lochas. Para entender este desastre nacional habría que leer 1984, una novela política escrita por George Orwell que retrata perfectamente el experimento al que está siendo sometida la sociedad venezolana. Se manipula la información, se practica la vigilancia masiva, se aplica la represión política y social, esto es lo que han hecho estos miserables de Miraflores con la conciencia del venezolano para despojarnos de nuestra humanidad y tratar de convertirnos en lo que ellos son: un retrato de la miseria comunista cubana. Pero que quede claro que nunca lo conseguirán, estaremos alertando al mundo y denunciando la tiranía de Maduro ahora y siempre en todos los espacios y foros, para que la gente sepa, conozca y sienta el sufrimiento de Venezuela. Ellos deben ser señalados como responsables del más grande genocidio ocurrido en América al causar la muerte sistemática de enfermos crónicos y ancianos que fueron enviados a morir a sus casas debido a la crisis hospitalaria que el mismo madurismo ha provocado y generado.
Finalmente, queridos lectores, aquí les dejo un pensamiento que me vino con motivo de las bolsas CLAP: “Prefiero morir de hambre como hombre libre que comer de la mano de un amo como un esclavo”.
Nos seguiremos leyendo en una próxima oportunidad aquí en El Nacional.
@estebanoria