OPINIÓN

El neoanalfabetismo madurista

por Javier Vivas Santana Javier Vivas Santana

Uno de los grandes daños que ha hecho el madurismo y continúa generando en su afán de destrucción está referido a lo que podemos denominar neoanalfabetismo, el cual consiste en saber leer y escribir desde la escritura y pronunciación de las palabras, pero hacerlo sin el mínimo apego de las normas ortográficas en relación con lo morfológico y lo sintáctico, sin obviar la dicción, entendiendo que esta última también responde con elementos socio-geográficos y culturales.

Si una cualidad distingue a la gran mayoría de los maduristas, o sea, prácticamente todos es su nula comprensión lectora y su pésimo razonamiento escrito. Los maduristas, desde aquellos que escriben “artículos de opinión” hasta quienes se disfrazan con capuchas en redes, especialmente en Twitter representan una vergüenza del significado de la palabra educación en Venezuela.

Si nos vamos a las páginas donde estos explanan sus palabras, vemos cómo confunden la sintaxis de manera preponderante cuando incluso escriben “a ver” por “haber” o viceversa. La conjugación de los verbos revela algo más que patético, cuando casi todos ellos hasta conjugan de manera “regular” el pasado o participio de los verbos irregulares, incluyendo los “discursos” de “diputados” en la asamblea madurista, quienes pronuncian “volvido” en vez de vuelto, y ni hablar del verbo haber, el cual pluralizan en su anchas con los inefables: “habemos”, “habían”, “hubieron”, habrán, habrían, etc. Y menos diferenciar cuando este cumple funciones de auxiliar.

Los programas de los canales maduristas son el mejor ejemplo de la ignorancia. En las leyendas de los caracteres, además de los errores descritos, hemos visto escribir “emiferio” por hemisferio, “benda” por venda, Estado de “exención” por excepción, y pare usted de contar. En ellos no existe el fin, y menos la mínima vergüenza por autocorregir tanta basura y bazofia ortográfica del idioma, y peor, nunca se disculpan ante sus audiencias por semejantes errores.

Así tenemos que palabras que deben escribirse con la letra “c” como por ejemplo “conducta”, son desviadas en su morfología con “k” en su sílaba inicial, una acción muy recurrente en nombre de programas que hacen loas al madurismo, o sea, se parafrasea la ortografía de criminales como el denominado “Koki”, y hacen de esa escritura un “ejemplo” de refrendaria en las “letras revolucionarias”.

Otras construcciones equivocadas tienen que ver con el uso de la arroba en su símbolo (@) al emplearla como si fuera una letra con doble función plural, en este caso para distinguir lo femenino de lo masculino. Es de tal magnitud este error que hemos visto hasta comunicaciones de “instituciones educativas del más alto nivel” emplear tales desviaciones del idioma.

Y es que el fondo de esta desgracia que también está azotando la educación venezolana, además de las concebidas deficiencias en el plano pedagógico, deportivo, cultural, así como de investigación y formación para el trabajo, con una infraestructura física prácticamente destruida, tiene que ver con la perversión madurista de haber destruido la profesión educativa, no solo con pagar 1 dólar mensual de salario a las maestras y profesores, sino convertirla en un remate de individuos que sin la mínima preparación académica, ahora van a engrosar las nóminas del “Ministerio de Educación” desde algo que llaman “Chamba Juvenil”, es decir, en un desprecio de años y años de formación universitaria, el madurismo sustituye a los educadores venezolanos por aquellos que en solo 4 semanas reciben los “estudios” sobre lo que ellos consideran sería un programa de “capacitación docente”, y de allí, pues es obvio que será imposible esperar que la educación venezolana encuentre un cauce para el conocimiento, la investigación y el desarrollo que sean indispensables para emerger como una nación próspera y libre de ataduras tecnológicas.

De hecho, exceptuando a Aristóbulo Istúriz –más allá de las diferencias que se haya tenido con su gestión– todos los ministros de Educación maduristas, sin obviar a los de “Educación Universitaria”, repiten tales errores en sus manifestaciones. Los más osados, como el saliente Eduardo Piñate –ahora, candidato a una gobernación– no solo son públicas y notorias sus intervenciones con ese pésimo léxico descrito, sino que para que semejante individuo, como otros, puedan lograr articular una oración con pleno entendimiento de lo que dicen, se convierte en una hazaña. Tampoco podemos obviar, que la actual ministra de ese despacho, además de lo que estamos planteando, confunde la distribución geográfica de una entidad federal con la de un “país”.

Una cosa es hablar de una escritura digital para las llamadas aplicaciones que utilizan un determinado número de usuarios de redes, y otra hacer de dicha forma de comunicación una constante en el plano del idioma y las comunicaciones. La pragmática no aplica sobre las normas y reglas de la escritura y el habla formal, y eso es una enorme debilidad que tiene el madurismo en la consecución de un perverso neoanalfabetismo con el cual pretende trastocar todos los espacios educativos y de la sociedad para quitarse de encima parte importante de lo que significa la educación en los primeros años de la educación básica, y posteriormente, los aprendizajes que derivan de la lengua propiamente dicha en los años siguientes del bachillerato. Tenemos que alertarlo y evitarlo.