“Las rosas decían que eras mía / y un gato me hacía compañía” (Roberto Carlos)
Todos los años la gente trata de mirar para otro lado cuando llega el tercer lunes de enero. Lo que sucede es que ese lunes se conoce con el nombre inglés de Blue Monday, es decir, lunes azul o lunes triste. Este año el Blue Monday fue el pasado lunes 20 de enero.
Un estudio realizado por el psicólogo inglés Cliff Arnall en 2005 determina a partir de una fórmula matemática que precisamente en la tercera semana del primer mes del año uno empieza a darse cuenta del incumplimiento de los propósitos de Nuevo Año que se anotaron en la agenda la noche del 31 de diciembre del año anterior.
Hay otros motivos que podríamos añadir como el mal tiempo y el invierno. Sin embargo, lo más doloroso suele ser enfrentarse a la decepción de los deseos frustrados. Pocos son los que habrán dejado de fumar definitivamente, pocos habrán renunciado a la comodidad del sofá, olvidando la sana intención de acudir regularmente a un gimnasio o salir a hacer ejercicio.
En el caso de que usted, amable lector, escriba recordatorios, notas y citas como hago yo en un calendario o una agenda, tómese la molestia de comprobar cuáles fueron sus propósitos al menos dos años atrás y que, supuestamente habrá escrito el 31 de diciembre de 2017 y 2018.
Hojee sus notas del día 15 de enero de 2018 que cayó en lunes y del 21 del mismo mes del año 2019 que también fue lunes. Ahora pensemos si tenemos motivos para estar tristes o no. Bueno, al menos este año 2020 no hemos vuelto a sufrir el Blue Monday, digo yo.