“El espíritu del 28 de julio”

Foto: EFE

Cumplidos los cierres de campaña de los aspirantes a la presidencia, corren las últimas horas antes de la votación. Una elección en la que se confía que se cambiará la historia reciente del país.

No se ha despejado la mayor incertidumbre del proceso, que no es otra que la disposición del gobierno de Nicolás Maduro a reconocer una eventual derrota; pero estamos a las puertas de saberlo, lo que hace año y medio —que es un tiempo relativamente breve— era impensable porque en el ánimo de las fuerzas opositoras lo visible era el desencanto, la desunión y el desánimo.

El año 2023 y lo que va del año 2024 se ha producido un extraordinario resurgimiento de la esperanza en el cambio político, que permitió la exitosa realización de la primaria opositora del 22 de octubre pasado que consolidó el liderazgo de María Corina Machado y mostró la capacidad de los partidos de la Plataforma Unitaria y de Vente Venezuela de organizar la elección con escasos recursos y sin ningún apoyo oficial. Un proceso conducido de manera impecable por la Comisión Nacional de Primaria, presidida por el doctor Jesús María Casal.

La confianza en la victoria opositora se sostiene, por un lado, en el fervor popular que se ha manifestado con absoluta claridad en cada zona del país desde marzo pasado cuando se puso en ejecución el cronograma electoral y en la acertada dirección política que ha liderado María Corina Machado, que ha permitido vencer las trabas y trampas oficiales, reforzar la decisión de votar y consolidar la ruta electoral como la única posible para poner fin a un período conflictivo, divisorio y empobrecedor nunca visto y padecido en el país.

Por tanto, la firma del documento “El espíritu del 28 de julio” que suscribieron el candidato presidencial Edmundo González Urrutia, María Corina Machado y los partidos de la Plataforma Unitaria es la expresión de la responsabilidad y madurez política que animan a las fuerzas del cambio político. Son siete lineamientos que guiarán el proceso de democratización de Venezuela y que en buena manera han venido siendo puestos en práctica durante la campaña electoral.

Los siete lineamientos son: la recuperación de la libertad; el compromiso de promover una unidad firme y duradera; el compromiso también de construir grandes consensos que fortalezcan la cultura democrática; la promoción de un debate político marcado por la civilidad y el respeto; el Estado de derecho consagrado en la Constitución cuyo respeto será garantía de estabilidad y paz; establecer mecanismos que permitan sanar las profundas heridas abiertas y avanzar hacia la justicia, la paz y el reencuentro; y el sentido de urgencia para que todos los venezolanos nos comprometamos en la reconstrucción inmediata del país.

Es un documento de convicciones de las fuerzas democráticas que entienden el estado de postración en que se haya el país y la necesidad por tanto de actuar políticamente de manera radicalmente distinta a quienes hicieron de la imposición y la arbitrariedad su santo y seña y solo produjeron la destrucción de instituciones, empresas públicas y privadas, carreteras, escuelas, hospitales.

“El espíritu del 28 de julio” es el que debe conducir a la victoria, como furto de las cosas bien hechas, y el que debe guiar los pasos para recuperar a Venezuela con el concurso de todos, una expresión tan trillada que, sin embargo, podemos hacer que alumbre un tiempo progreso, paz y estabilidad.