OPINIÓN

El Esequibo y el pacto secreto

por Rafael Ramírez Rafael Ramírez

En mi pasado artículo, del 24 de septiembre, titulado No hace falta un Referéndum para defender la Patria, señalé lo absurdo e inútil que resulta, hacer una consulta popular, para decidir si el gobierno debe cumplir o no, con lo que ya está consagrado en la Constitución.

Nuestra Carta Magna es clara y no deja lugar a dudas en su normativa; en particular, los artículos 15 y 328, donde señala la obligación del Estado en defender la Soberanía Nacional y la responsabilidad específica de la Fuerza Armada –su razón de ser y existir– en garantizar la integridad territorial de nuestro país.

Entonces, mal se puede convocar un Referéndum para consultar sobre los mandatos específicos de nuestro Texto Fundamental. Lo que deben hacer el gobierno y la FANB, es ¡cumplir con la Constitución!

La Convocatoria a un Referéndum sobre este tema, además de sentar un precedente peligroso, que deja en suspenso el contenido de la Carta Magna, la cual, es de aplicación directa y no programática, es decir, no necesita de acto legal alguno para su aplicación, resulta una burda acción manipuladora y distraccionista que tiene, como único propósito, utilizar un tema tan grave, como lo que sucede en el Esequibo, para realizar una triquiñuela con objetivos electorales.

El “comando” de la contrarrevolución del gobierno, en su programa del pasado domingo 01 de octubre, anunció la realización del referido Referéndum, con su respectivo despliegue propagandístico, acompañado de arengas patrióticas extemporáneas. Pero hay que decir, y alertar a todo el país, que tal acción no sirve para nada, en el objetivo de salvaguardar nuestra soberanía e integridad territorial.

Está claro para nosotros –y seguramente para buena parte del país–, que el actual gobierno ha entregado la Soberanía Nacional y violado el Texto Constitucional en muchos ámbitos: en la Soberanía Petrolera, Económica y Política, por lo que, hoy, somos un país tutelado por las “licencias”, negociaciones y acuerdos secretos con potencias extranjeras; igualmente, en los Derechos Humanos y Políticos, el Estado de Derecho, las plenas libertades de los ciudadanos y un largo etcétera de vulneraciones a los derechos, garantías y libertades consagrados en nuestra carta magna.

Pero también es evidente que, tras producirse un cambio político en el país –hecho que resulta inexorable–,  siempre que éste se produzca con el pueblo, bajo la conducción del campo Bolivariano, recuperaremos nuestra Plena Soberanía (en todos los ámbitos) y volveremos al cauce Constitucional.

Existe una condición fundamental para salir de este abismo y reconstruir el país: hacerlo caminando con nuestros propios piés, sin acuerdos, ni pactos secretos que nublen nuestro futuro.

Pero en el aspecto territorial; y, en particular lo que sucede en el Esequibo, el asunto es completamente distinto. Pues, si no se actúa con urgencia, se perderá, de manera inexorable y permanente, una gran extensión de nuestro territorio y recursos naturales, así como, el acceso a nuestra Fachada Atlántica.

Si la presencia de Guyana y las transnacionales en aguas territoriales del Esequibo se consolida como una situación de hecho y de derecho, no tendremos posibilidad alguna de recuperarlos, perdiéndose para siempre.

Se repite así, la tragedia histórica de nuestro país que, en situaciones de crisis y debilidad institucional, ha perdido territorio por la actuación negligente y entreguista de los gobiernos de turno; estos vastos territorios no se pudieron recuperar nunca más, aunque luego se produjeron profundos cambios políticos en el país.

En el artículo señalado al principio –el cual invito a leer y discutir–, así como, en anteriores escritos y videos, he alertado y denunciado cómo, ni el gobierno de maduro, ni la Fuerza Armada, hicieron absolutamente nada para defender nuestra Soberanía sobre las aguas del Territorio en Reclamación, a partir de 2013.

Ahora bien, inmediatamente después de la muerte del presidente Chávez, Guyana otorgó licencias en los Bloques Pomeroon, Roraima y Stabroek –abarcando la proyección marítima del Delta Venezolano–, donde las transnacionales petroleras iniciaron operaciones de exploración y sísmica, sin que el gobierno ni la FANB hiciesen nada para evitarlo. 

Entre 2015-2019, las transnacionales petroleras actuaron a su antojo en el área, exploraron y perforaron, anunciaron hallazgos de miles de millones de barriles de petróleo, para finalmente, iniciar producción en 2019.

Durante todo ese tiempo, el gobierno guardó silencio y no actuó –de ninguna manera– en defensa de la Soberanía en el territorio, pues buscaba un acuerdo secreto con la Exxon Mobil, para tener un “acercamiento” con la Administración de Donald Trump. La transnacional petrolera, ni siquiera recibió a los ministros-emisarios, enviados por maduro.

Hoy día la Exxon Mobil, Amerada Hess y la CNOOC de China, producen 380.000 barriles día de petróleo y anuncian que llegarán a 1,3 millones de barriles día de petróleo en 2028, por cierto, pagando solo 1% de regalía a Guyana. Con esta proyección, dicho país se convertirá en pocos años en el segundo mayor productor de petróleo de Suramérica, después de Brasil, con el petróleo del Esequibo.

El gobierno no dice nada, evade explicar al país por qué permitieron que Guyana y las transnacionales ocuparan de facto aguas del Territorio Esequibo, vulnerando nuestros derechos y nuestra soberanía.

Luego de 10 años de presencia de Guyana y las transnacionales en el área, la Cancillería venezolana reacciona y rechaza de manera débil y desarticulada la pasada emisión de 14 nuevas licencias de Guyana en el Esequibo, mientras que el aparato de propaganda se desparrama en medios digitales con consignas patrioteras, todo ello, a destiempo, para salir ahora con un Referéndum. Incluso, celebran como un “triunfo”, que la Exxon Mobil se haya retirado de un área sin prospectivas petroleras, es decir, sin suficiente petróleo que justifique su inversión. Así, perderemos el Esequibo en manos de este gobierno genuflexo.

El acuerdo secreto

Aunque Venezuela tiene medios y muchos elementos diplomáticos y jurídicos para defender nuestra soberanía en el Esequibo; sin embargo, el gobierno no los activa, no los utiliza, no da pasos efectivos para defenderla, lo único que explica esta actuación errática y débil es la existencia de pactos secretos. Veamos:

Al mismo tiempo, Estados Unidos ha declarado su apoyo a Guyana y a las transnacionales, cosa que no es de extrañar, le pusieron al gobierno los puntos sobre las íes; pero lo que sí resulta extraño son las negociaciones secretas entre el gobierno de maduro y la administración norteamericana.

Son negociaciones secretas, de espaldas al país, donde las partes velan por sus intereses particulares. El pueblo de Venezuela se entera de sus resultados, una vez que se producen hechos lesivos al país, como la licencia otorgada a la Chevron, que ahora se convierte en el “modelo” petrolero por encima de la Constitución y las leyes de la República. Es allí donde se decide la suerte de los venezolanos.

Nosotros lo hemos dicho en artículos anteriores, que nos han valido todo tipo de ataques, retaliaciones y violaciones de nuestros derechos humanos, pero es lo que está sucediendo: maduro entrega la patria para mantenerse en el poder o salvar su cabeza.

Estamos ante momentos muy complicados para la patria y nuestro futuro, como diría Winston Churchill, “la noche más oscura” de nuestro país. Venezuela necesita de sus hijos, claridad y valor para la acción, definiciones y determinación, que no se apague “el fuego sagrado” de nuestros corazones.

Todas las fuerzas patrióticas, democráticas y el campo bolivariano en particular, debemos estar alerta y movilizarnos para defender nuestros intereses generales y colectivos, la Soberanía y nuestras posibilidades de reconstruir nuestra Patria, la misma que hoy se entrega por pedazos.