Recibir una invitación para hablar de Venezuela en positivo, cuando uno ha convertido la crítica y la evaluación política de todo lo que acontece en el pais en una práctica diaria, puede ser un verdadero reto.
Creer que todo está mal es imposible, aunque parezca lógico y razonable pensar lo contrario, en una sociedad donde los liderazgos más evidentes, dan muestras manifiestas de corrupción, donde todo ha sido tocado por las malas prácticas de gobierno, administración y ejecución, resulta difícil suponer que algo pueda funcionar en condiciones mínimas de normalidad.
Sin embargo, algo, alguien tiene que estar sosteniendo al pais, alguien tiene que estar haciendo cosas que han evitado el colapso total.
La dificultad está en saber reconocer a los héroes anónimos, que revestidos de coraje, honestidad y buen hacer, mantienen el funcionamiento del pais tanto institucional como privadamente.
No resulta tarea fácil lograr su reconocimiento, resulta más gratificante y cómodo hablar de lo obvio, de lo mal que los demás hacen las cosas, el reconocimiento positivamente valorativo del otro, no es práctica corriente.
El desconocimiento del otro, la negación y el señalamiento de los errores ajenos, se ha vuelto parte de nuestra conducta, la crítica mal sana, la descalificación son nuestros modos habituales de ver la vida.
Quienes dirigen el pais han convertido el insulto, la descalificación y la negación del otro en el discurso habitual.
La falacia lógica ad hominem, que consiste en utilizar alguna característica negativa de quien habla para desacreditarlo y de esa manera dar por falsa la opinión que emite es la pieza más común de la oratoria oficial.
Matar al mensajero, cuando no compartimos el contenido del mensaje es práctica común en el lenguaje utilizado por el venezolano.
Yo, particularmente habituado al análisis político, aun haciendo grandes esfuerzos por ser objetivo e imparcial en mis análisis, a veces me descubro, con vergüenza, emitiendo opiniones condicionadas por mi rechazo al sistema político que nos tratan de imponer.
Por eso agradezco al amigo Genezareth esta invitación a hurgar en las acciones positivas de miles de venezolanos, que, como él, impulsan acciones positivas en pro de la construcción del país, ubicados en el lado positivo de la frontera entre los resignados y los que están dispuestos a echar adelante a nuestra Venezuela.
En este sentido creo que los emprendedores, en cualquiera de las áreas en que se desempeñen, conforman la primera línea de resistencia al régimen, su hacer constituye la gran barrera a lo que ellos han llamado la construcción del socialismo.
Cada nuevo emprendimiento es un grito de defensa de la propiedad privada, del mercado como mecanismo regulador de las relaciones entre los ciudadanos sin la intervención del Estado.
Cuando se inicia un nuevo emprendimiento se toma un espacio para la libertad colectiva y para el rescate de la individualidad, la que el régimen se empeña en negar, con cada nuevo emprendimiento se reafirma la fe en las sociedades democráticas, se le da la espalda al intervencionismo, al colectivismo y al igualitarismo mal sano, cada nuevo emprendimiento se convierte en rotundo rechazo al paternalismo del Estado y las limitaciones personales que el socialismo representa.
El emprendimiento personal es la más clara negación y el más contundente rechazo al modelo socialista.
El emprendimiento es la manifestación pública de fe en la libre empresa, la libre competencia y lo más importante la proclamación de la fe en sí mismo y en las capacidades personales de quien emprende.
Aunque suene estridente, aunque lastime los oídos de quienes viven a expensas del Estado, aunque asuste a los que se habituaron a la dádiva oficial, el emprendimiento es un grito de libertad y de construcción de futuro.
Emprender no es tarea fácil, requiere en primer lugar el reconocimiento de nuestras capacidades y limitaciones, el reconocimiento de nuestros miedos y la valoración correcta de la situación real de nosotros y de nuestro entorno, requiere reconocer nuestras potencialidades y reconocernos en nosotros mismos sin esperar la aprobación del otro.
Cuando digo no esperar la aprobación del otro no hablo de ignorar las recomendaciones externas y bien intencionadas, hablo de la necesidad de evitar el contagio emocional negativo, evitar a los portadores del desaliento y del “no puedes”, “no es posible”, que solo trasmiten desmoralización y miedo, por el contrario, el emprendedor ES y se rodea de personas empáticas, asertivas, resilientes, proactivas, el emprendedor crea un ambiente emocional motivador y objetivo.
Si bien muchos emprendimientos surgen de las necesidades económicas graves, a veces desde terribles carencias, en momentos en que la misma desesperanza se vuelve inspiradora, el emprendedor debe considerar sus emociones como elemento impulsor que lo comprometa con su proyecto, el miedo, sentimiento que paraliza y evita la acción debe afrontarse objetivamente, en su justa medida y el valor debe cuidarlo evitando caer en la temeridad.
El emprendedor debe enamorarse de su proyecto, disfrutar todas las etapas del mismo y emocionarse hasta el delirio de lo que quiere hacer y hacerlo bien.
No es lo mismo emprender que cazar oportunidades, el buscador de oportunidades puede convertirse en un oportunista con toda la carga negativa que ello conlleva.
El dinero no lo es todo, pero casi…
Aunque todo nuevo emprendimiento tiene que garantizar el beneficio económico, debemos entender que el dinero no lo es todo. Un buen emprendimiento debe reportarnos las compensaciones económicas que todos merecemos, pero igualmente necesitamos las satisfacciones morales y éticas, nuestros emprendimientos no tienen que comprometer nuestra integridad.
En todo emprendimiento es necesario considerar nuestro aporte a la sociedad, teniendo presente que si brindamos un bien o servicio a la sociedad esta tendrá necesariamente que retribuírnoslo cubriendo nuestras necesidades, es así como llega el dinero de manera permanente, segura y suficiente.
La improvisación, el aprovechamiento de oportunidades, resuelve el momento y te convierte en un busca la vida, nunca en un emprendedor y menos en un empresario.
El emprendimiento combina las ambiciones personales con el deseo de servir, con el compromiso con tu sociedad, usualmente los emprendedores “no convencidos” confunden el éxito del proyecto con el éxito personal, sin considerar que el éxito puede ser una trampa que nos tiende la falsa valoración personal, la baja autoestima y el auto desconocimiento.
Cuando se inicia un proyecto hay que considerar que las soluciones no son únicas, debemos estar dispuestos a aceptar las soluciones abiertas, porque si el proyecto es acertado puede resolverse de diferentes maneras o de modo gradual, muchas veces iniciamos un proyecto con el propósito de cubrir una determinada etapa del proceso productivo y terminamos desempeñándonos en otra diferente, podemos iniciar nuestro proyecto pensando en la comercialización y durante la implementación descubrir las bondades de la distribución o descubrir un nicho que permita el desarrollo favorable de las dos etapas, si bien debemos dimensionar inicialmente nuestro proyecto, no podemos ponernos límites que coarten las posibilidades de crecimiento del mismo.
Mucho podemos decir de las características que reúne un buen emprendedor, de las posibilidades que brinda la crisis que padecemos, para emprender en un país donde las carencias se manifiestan en todas las esferas del quehacer humano, sin embargo, aprovecho para señalar que esta crisis y especialmente la diáspora que ha generado, han brindado a los venezolanos la posibilidad de mostrar sus grandes reservas morales y sus capacidades emprendedoras, en los diferentes países hasta donde la crisis les ha empujado.
Gracias a la diáspora, si es que se le puede agradecer algo a esta tragedia nacional, podemos decir que nuestros hermanos migrantes, pertrechados en sus apegos y el gusto por lo nacional están dando a conocer nuestra gastronomía, nuestra música y en general nuestra cultura a nivel internacional.
Ya en el resto de Latinoamérica es conocida no solo la capacidad de nuestros médicos, si no que su afabilidad, amabilidad y cortesía está determinando un nuevo modelo en la relación médico-paciente, el viejo modelo del medico aristocrático y distante está quedando desplazado por el modo cordial y humano de nuestros médicos.
La capacidad y formación de nuestros profesionales se ve recompensada en casi todos los ámbitos donde les permiten actuar, así vemos que un venezolano despunta a nivel tecnológico desempeñando uno de los más altos cargos del Massachusetts Institute Of Technology (MIT), otro es escogido como decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Notre Dame en Estados Unidos, otro es designado como decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buckingham, de esto podrá decirse que son individualidades, pero estos hechos hablan positivamente del nivel de nuestras universidades y de la calidad del sistema educativo que durante más de cuarenta años disfrutamos los venezolanos, igual podemos decir de nuestros poetas y artistas plásticos que dan renombre y enorgullecen al pais.
Mucho hay para hablar en positivo del país, hay una hermosa postura democrática, que cifra sus esperanzas en el futuro y que se empeña en recuperar a esta Venezuela, que se debate entre la barbarie socialista y la esperanza positivamente democrática.
Intervención en el webinar “Voces positivas por Venezuela”
@wilvelasquez
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